2.3.1. La planificación participativa, inicio del impulso al Desarrollo Sustentable

En México es práctica común, planificar el desarrollo rural desde las oficinas gubernamentales distantes, lo que ha originado que las comunidades no se identifiquen con los planes que se aplican y, por ende, no se logren los propósitos que se pretenden. Esta visión parte de un esquema, en el cual los encargados de promover el desarrollo, en todos los niveles jerárquicos, son los que supuestamente poseen todo el conocimiento y pueden determinar qué necesitan las diferentes comunidades de la nación.

Esta práctica, sostenida durante décadas, sigue vigente y no se vislumbra la posibilidad de que pueda cambiar, dadas estas circunstancias, diversos miembros de la sociedad civil, a lo largo de todo este tiempo, han intentado implementar una planificación que parta de la base de que los hombres y sus familias, son los actores principales de todo el proceso de planeación y ejecución de las acciones para el desarrollo rural.

La planificación vertical del desarrollo rural no solo se práctica en México, sino también en varios países subdesarrollados, situación que obliga a que, en diversas latitudes, se busque una solución ciudadana para un mal común. La salida que se ha encontrado en las naciones atrasadas, inicialmente, cada quien por su lado y después, en concordancia o en forma complementaria, es en primera instancia, partir del principio de que la investigación conlleva a la planificación del desarrollo rural. En segunda, poner en práctica una investigación y una planificación participativa.

La investigación y la planificación participativa, en el contexto del desarrollo rural y desde mi perspectiva, no se plantea como un problema teórico, en la medida en que esta metodología está siendo promovida principalmente desde las Organizaciones No Gubernamentales y por personas de la sociedad civil, quienes al observar el fracaso de los planes de desarrollo gubernamentales, proponen llevar la planeación a la praxis, para darle acceso a la población común, a unas herramientas que le pueden servir para mejorar su calidad de vida. Este comentario viene a colación, porque las referencias que se encuentran son empíricas, producto de experiencias de proyectos que vienen realizando en diversos países subdesarrollados, personas y agrupaciones sociales, quienes, se observa, han tomado las bases teóricas de la planeación y les han dado un enfoque participativo, en el que la comunidad, con el apoyo técnico del caso, es quien decide qué necesita, cómo lo requiere y cuándo lo desea. Esto permite conocer las limitaciones y necesidades de la población y establecer sus prioridades.

De acuerdo a lo anterior, la factibilidad del desarrollo rural, depende en buena medida, de la ciudadanización de las acciones, sin perder de vista que la participación de la gente en la toma de decisiones y en la aplicación de las medidas correspondientes, debe estar orientada y apoyada por los estudios y el personal técnico necesarios, además de procurar fuentes de financiamiento y metas de mediano y largo plazo, así como evitar criterios paternalistas y politiquería.

Alguno de los organismos internacionales, no gubernamentales, que trabaja en pro del desarrollo rural de comunidades atrasadas, aplicando la dinámica participativa, es el Centro de Investigaciones Agrícolas Tropicales (CIAT), el cual tiene centros regionales en Latinoamérica, África y Asia.

El CIAT es una organización no lucrativa que realiza investigación avanzada en los campos social y ambiental, así como también impulsa proyectos para preservar los recursos naturales en países en desarrollo. Su fuente de financiamiento son las donaciones y los fondos para servicios de investigación y desarrollo que presta a diversas instituciones.