Tito Bonifacio Hernández Hernández
Para abordar este punto nos apoyaremos en la Teoría de los Modos de Producción… “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general…” (Marx: 1970, pag.12).
Las diferentes etapas históricas de la humanidad están ligadas a la forma en que las diversas culturas obtienen o producen sus alimentos, su ropa y su vivienda. Marx (1970), señala al respecto que, la historia del desarrollo de la sociedad, es ante todo, la historia del desarrollo de la producción, la historia del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción.
De acuerdo a Marx (1970) el modo de producción de una época no es determinado por qué o por cuánto se produce, sino por cómo se produce. Esto se puede observar en los distintos modos de producción registrados a lo largo de la historia: Comunismo Primitivo, Esclavismo, Feudalismo, Capitalismo y Socialismo.
Estos modos de producción, sostiene el autor, están conformados por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Dichas fuerzas productivas (fuerza de trabajo e instrumentos o medios de trabajo) alcanzan, en cada una de las épocas señaladas, un determinado grado de desarrollo.
Retomando los planteamientos de Marx podemos explicar el por qué, para obtener sus medios de vida, mediante la apropiación de lo que da la naturaleza o la producción de estos, el hombre tiene que utilizar su fuerza de trabajo e instrumentos o medios de trabajo.
La fuerza de trabajo es elemento activo de la producción, la fuerza física del individuo, sus conocimientos y hábitos, le ponen en condiciones de producir bienes materiales. Sólo mediante la conjugación de la fuerza de trabajo y los medios de producción es posible crear riqueza (bienes tangibles con valor de uso y valor de cambio).
De acuerdo a Mitropolski et al. (1970), El trabajo comienza y continúa con la elaboración de instrumentos o herramientas que faciliten las actividades laborales. El primer instrumento utilizado por el hombre, fue una simple piedra, la que utilizaba para romper el caparazón de las tortugas. Más tarde aprendió a hacer toscos utensilios cortantes de piedra, así como palos puntiagudos y otros instrumentos de madera. Al elaborar sus herramientas de trabajo, el ser humano, se dio cuenta de que el choque entre dos piedras producía chispas, siendo de esta manera como nace el fuego.
A partir del primer instrumento de trabajo, explica Basalla (1991), la labor productiva de la humanidad, ha creado, de entonces a la fecha, no sólo herramientas, sino también equipo y maquinaria, tales como: Los aperos de metal; el arado, primero de madera, y después de hierro; la rueda; el molino; el telar; la maquina de vapor; la automatización; la computadora; y la robótica, entre otras. Esto no es otra cosa más que el desarrollo tecnológico.
El conocimiento; en lo general, y el desarrollo tecnológico; en lo particular, tienen un carácter histórico y social, en la medida en que son producto de la larga experiencia de la humanidad y del esfuerzo colectivo de la misma. Dicha experiencia y esfuerzo mantienen una tendencia de continuidad, lo que permitió hilvanar las aportaciones de las diferentes generaciones, las que en conjunto, dan como resultado final la tecnología de nuestro tiempo.
Paralelamente al avance tecnológico, se da el desarrollo de la fuerza de trabajo, la cual de acuerdo a Mitropolski et al. (1970), logra incrementar su productividad, gracias a la adquisición de una mayor destreza de los trabajadores, a una progresiva especialización de los mismos y a la implantación de procesos productivos más complejos.
Al planteamiento anterior de Mitropolski podemos agregar, que en la continuidad del conocimiento y del desarrollo de las fuerzas productivas, hay un elemento clave que fue determinante en este asunto: la información-comunicación entre las diferentes generaciones de la sociedad. Dicha información-comunicación, primero fue oral, pero merced a un invento de este campo, la “escritura” (creada en la época de la civilización), la transmisión de conocimientos se da por escrito, resultando más fidedigna y permanente, dando por consiguiente un superior impulso a los adelantos.
El desarrollo de las herramientas, la maquinaria y el equipo (tecnología), visto desde la perspectiva de su creación, siguen un proceso que se inicia con la invención del instrumento de trabajo, pasan por un periodo de innovación del mismo, y terminan con su perfeccionamiento. Aquí se comprueba, señala Sultan (2001) que el conocimiento mas la información es igual a la innovación. Conclusión, la comunicación-información, jugó un papel importante en el desarrollo de las fuerzas productivas.