1.5. Planteamiento del Problema

Los intentos del establecimiento de un servicio civil en el Congreso de la Unión son más recientes que en el Poder Ejecutivo. Con las reformas de 1999 a la Ley Orgánica del Congreso General de la República, en la Cámara de Diputados se crea el Estatuto de la Organización Técnica y Administrativa y del Servicio de Carrera de la Cámara de Diputados. En este Estatuto se adopta el principio de la profesionalización de su personal y de la conformación de los servicios de carrera, como base para consolidar un sistema de personal que responda a las necesidades de la colegisladora, contando con dos cuerpos de servidores públicos que fueran un apoyo eficiente, oportuno y de calidad para el desarrollo de los Servicios que conforman su estructura parlamentaria y administrativa .

Sin embargo, la lógica de renovación trianual de esta Cámara, dejó un margen muy escaso para impulsar un cambio de tal magnitud, a decir de un estudioso del tema, el proyecto no fue resultado de un proceso lógico y continuo, sino de circunstancias políticas de inestabilidad e incertidumbre frente a cierto vacío institucional, ocasionado por la nueva pluralidad partidista y las lagunas legales respecto a las normas de organización internas de la Cámara . Fue en ese contexto que la LVII Legislatura logró establecer una nueva Ley Orgánica, pero no consolidar el servicio civil de carrera en la Cámara de Diputados.

En este contexto, la Cámara de Senadores por su parte, inicia un proceso de modernización que conlleva a la elaboración del Programa de Modernización Administrativa del Senado 2000-2006, cuyo objetivo principal es la optimización de los servicios administrativos para apoyar la labor sustantiva de los legisladores por medio estrategias como: la reestructuración organizacional del aparato administrativo, racionalizando el mismo y estimulando la especialización y profesionalización de los servidores públicos, mediante el servicio civil de carrera .

Esto es, cómo desarrollar una regulación semejante al civil service de los anglosajones o la fonction publique francés o del modelo norteamericano que abarca cuatro sistemas públicos de personal: político ejecutivo, colectivo, profesional de carrera, y el general. Una ristra de argumentos aplicables al caso del servicio civil ha llevado a justificar el de la Cámara, es posible que esa misma pluralidad y ámbito saturado de intereses de grupo y sobre todo personales, estén permitiendo que se establezca un orden y se fortalezca la institucionalidad del Senado, que después de todo es un propósito y un fin del servicio civil, lo cual todavía estaría por comprobarse después de las elecciones federales de 2006.

En sentido estricto, en el Senado, la composición partidista de las comisiones legislativas -cambiante de una legislatura a otra- ha hecho más necesaria la existencia de dicho servicio civil, para contribuir a asegurar la continuidad, el profesionalismo, la interlocución eficaz con los otros dos Poderes, la optimización de los costos de calificación y actualización, así como la sistematicidad y el rigor en los diversos ámbitos de la función parlamentaria.

Por su parte, las funciones administrativas han requerido también de estabilidad, profesionalismo, continuidad y tiempo completo porque finalmente van de la mano de las funciones sustantivas parlamentaria y legislativa y siempre ha habido servidores públicos encargados de materializarlas.

La búsqueda de contar con un servicio civil de carrera en el Congreso de la Unión, gira en torno a resolver problemas y vicios similares a la de todo el ámbito gubernamental como es el poder ejecutivo, incluso el poder judicial que cuenta ya con la carrera judicial, regulado por el Consejo de la Judicatura para profesionalizar al cuerpo de jueces y ministros : Algunos de estos problemas comunes son:

A. La de utilizar al Congreso de la Unión, principalmente los grupos de poder o en particular los partidos políticos, como un botín. “Sistem spoil”. La mayoría de las veces el partido mayoritario impone su poder y copa a las estructuras con personal que simpatiza con su ideología o sus propios intereses y en consecuencia como señala Andrés Hauriou:

“…es una energía de la voluntad que se manifiesta en quienes asumen la empresa del gobierno de un grupo humano y que les permite imponerse gracias al doble ascendiente de la fuerza y de la competencia. Cuando no está sometido más que por la fuerza, tiene el carácter de poder de hecho, y se convierte en poder de derecho por el consentimiento de los gobernados” .

En este sentido, se descuidó o se ha descuidado el perfil de quienes ocupan los puestos de asesoría o apoyo, lo que repercute en la calidad y a la grave deficiencia de funcionamiento inherentes a un órgano complejo, e incapaz de dar respuesta a las necesidades de las sociedades posmodernas, cuyas principales características son estar en permanente movimiento y en un proceso de desarrollo expansivo. Incluso el producto por excelencia del Parlamento que es la elaboración de leyes, se pone en duda .

B. Otro grave problema consecuencia del punto anterior es el de querer reinventar el trabajo legislativo cada tres años o cada seis años en el mejor de los casos, como ha sucedido durante varias legislaturas, por la falta de la generación de una memoria institucional. Palabras de algunos propios senadores es la de “cuando llegué no había ni espacios definidos para el trabajo de comisiones, mucho menos expedientes que nos permitieran dar seguimiento a la comisión” .

C. Aunado a los dos anteriores, el problema principal para nuestro estudio, ha sido la pérdida del valor del capital intelectual generado por el factor humano (staff o de apoyo) en cada legislatura. En la Cámara de Senadores no había hasta antes de 2000, un seguimiento al desempeño de los servidores públicos, y mucho menos un programa de capacitación y desarrollo que permitiera la generación de conocimiento, o la identificación de éste en las distintas áreas que conforman a la Cámara.

D. Finalmente, un cuarto problema que se ha manifestado, y que va estrechamente ligado al tercero, ha sido la de no aprovechar al máximo los resultados obtenidos mediante los servicios civiles de carrera, así se dio en el Servicio Fiscal de Carrera (SAT), en el Sistema Integral de Profesionalización del INEGI, y en la propia Cámara de Diputados, en los que se desconocieron los inmaduros resultados del servicio civil. A bien de impulsar mecanismos para su fortalecimiento, y de gestionar o administrar el conocimiento que de éstos podrían derivarse, se decidió abortarlos y con ello, la posibilidad y esperanza de que las nuevas generaciones formaran parte de un esquema de aprendizaje organizacional y de nuevas formas de valorar el trabajo de quienes son los únicos capaces de generar conocimiento en las instituciones gubernamentales, las personas.

En atención a lo anteriormente expuesto se plantea la siguiente pregunta motivo de investigación.

¿La capacitación-evaluaciones del proceso de incorporación al Servicio Civil de Carrera de la Cámara de Senadores, facilitará la estructuración de un modelo de gestión de conocimiento que permita el aprendizaje organizacional?