Raúl Osvaldo Quintana Suárez
El complejo proceso de formación, consolidación y desarrollo de un ideario educativo progresista en Cuba, resultado del aporte de representativas figuras de nuestro acervo cultural, está indisolublemente vinculado con los diversos proyectos y planes de formación de maestros en diferentes contextos de nuestro decursar histórico como nación, anteriores al triunfo revolucionario del primero de enero de 1959. Así lo atestiguan, Maestros-patriotas, con un reconocido quehacer pedagógico, desde José Agustín Caballero hasta José Martí, en el devenir del siglo XIX; Enrique José Varona, María Luisa Dolz y Manuel Valdés Rodríguez, en el tránsito de dos centurias; así como Arturo Montori, Alfredo M. Aguayo, Ramiro Guerra, Gaspar J. García Galló y otros muchos, en las cinco primeras décadas del pasado siglo XX,
No fueron pocos los educadores, de variada formación profesional e ideológica, que dedicaron su vida entera a la práctica escolar, así como innúmeras personalidades, en las diversas esferas de la actividad humana, desde la política a la creación artística, estrechamente vinculadas con el quehacer cultural, portadoras y promotoras de un ideario educativo patriótico y de reconocida autoctonía. El estudio del pensamiento progresista cubano, reflejo del devenir histórico de nuestra sociedad, revela su presencia en la realidad educativa cubana actual, en contextos marcados por nuevas exigencias y contradicciones, que lejos de disminuir su validez, confirman su vigencia.
1.1.- El ideario educativo progresista cubano antes del triunfo de la Revolución Cubana (1510-1958)
Resulta de indiscutible prioridad intentar una aproximación inicial al concepto de ideario educativo progresista cubano, dada la índole de la investigación y el objetivo propuesto. Todo ideario educativo es condición implícita de compromiso político, adherencia a unos u otros intereses clasistas y portador de una sólida fundamentación filosófica y ético-humanista, como enseña el propio desarrollo del saber universal y la experiencia de las más significativas revoluciones sociales, con sus peculiares objetivos, métodos, estilos y utopías. Se reconoce el merito del Dr. Ramiro Guerra y Sánchez, en su aproximación a una conceptualización de ideario educativo en fecha tan temprana como 1923, al considerar como tal al...“...concepto de educación que en diversas épocas han tenido los cubanos, a su modo de apreciar los problemas educativos, a los medios ideados para resolverlos, al ideal de educación que en cada época han concebido o han intentado realizar” (1).
Se plantea una necesaria definición operacional del mismo para reflexionar de forma generalizadora sobre aquellos rasgos que lo peculiarizan y que mutuamente se condicionan, conducente a la formación del hombre útil a sí mismo y a la sociedad que añorara Varela; del ser pensante y virtuoso con que soñara Luz; del. Hombre necesario, viviente y directo del que hablara Martí; del individuo de mente científica y abierta al progreso, que proclamara Varona; del ciudadano de consciente militancia política, antiimperialista y solidaria, que reclamaba Mella y Villena y al que hoy nos convoca Fidel.
Se reconoce, en esta obra como ideario educativo progresista cubano al conjunto de criterios, concepciones, valoraciones, juicios y teorías acerca de para qué y a quién, qué, cómo, dónde, cuándo y con qué educar, expuestos por destacadas personalidades, en las esferas de la educación, la política y la cultura, en diferentes contextos y épocas del decursar histórico de nuestra sociedad, acorde a los intereses de las clases y sectores progresistas y a las instituciones, organizaciones y partidos políticos que los representan y que se expresan en las esferas económica, política, social e ideo-cultural, con el rol protagónico, pero no exclusivo de la escuela y el maestro y con la finalidad de la formación del hombre integral, creador, reflexivo, solidario y virtuoso.
No es posible pretender el estudio del ideario educativo de Fidel Castro y su contribución a la formación de maestros primarios y profesores de enseñanza media en nuestra patria, en casi cinco décadas de arduo quehacer revolucionario, sin penetrar en las raíces históricas del pensamiento cubano, como expresión sustentadora de continuidad y ruptura, diversidad e identidad y de indisoluble vínculo, de la teoría con la práctica escolar. Ideario educativo progresista cubano, forjado en el proceso de conformación de nuestra identidad cultural y nacional, resultado de las luchas por nuestra independencia, portador de loables inspiraciones ético-políticas y aspirante a la construcción de una sociedad más justa y humana. Penetrar en sus esencias conduce indefectiblemente a enmarcarlo en un determinado contexto histórico, económico, político, social e ideocultural.