Raúl Osvaldo Quintana Suárez
El estudio del ideario educativo progresista anterior al triunfo de la Revolución nos revela, en sus rasgos esenciales, su carácter de producto del devenir histórico del pensamiento patriótico-pedagógico cubano y de su protagonismo en el gradual proceso de formación de nuestra identidad cultural y nacional. Valores como el patriotismo, la solidaridad, la justicia y la honestidad, enmarcados en un humanismo ético-político de singular trascendencia, conducen en sus principales representantes, desde José Agustín Caballero hasta Enrique José Varona, a la aspiración de una educación para todo el pueblo, ajustada a nuestras realidades, estrechamente vinculada al trabajo, a la ciencia, a la cultura, a la filosofía y a las tendencias universales del progreso social, en cada momento histórico así como a la legítima aspiración de promover planes de formación del personal docente, con el encargo social de utilizar la pedagogía como instrumento de perfeccionamiento humano. Tales empeños, no logrados en gran medida, debido al desfavorable contexto económico, político, social e ideo-cultural en que decursan, no dejaron de ejercer su positiva influencia, en no escasas generaciones de cubanos patriotas, gracias a la labor abnegada de anónimos maestros de escuela.
El triunfo de la Revolución Cubana significó cambios radicales en todas las esferas de la vida nacional, en los cuales la educación constituyó un instrumento de transformación de singular importancia. El transitar por un largo camino jalonado de logros, desaciertos y contradicciones, en medio de una aguda lucha de clases, agresiones y bloqueo imperialistas, obliga a la concreción de un ideal educativo fundamentado en sus propios presupuestos teórico-metodológicos, humanistas, éticos e ideológicos. Se evidencia la necesidad de trazar una política coherente en sus objetivos y fines revolucionarios a corto, mediano y largo plazos, plasmados en el ya antológico “ Mensaje Educacional al Pueblo de Cuba ” ( 1959 ) donde se enuncian los fundamentos esenciales de la naciente pedagogía de la Revolución Cubana que posee, como uno de sus pilares sustentadores, las ideas educativas de Fidel Castro expuestas en sus escritos, discursos, mensajes y epistolario, desde fecha muy temprana, como en su alegato jurídico-político “ La Historia me absolverá ” y en sus cartas desde el presidio. En ellos, feliz conjunción del ideario ético-político martiano y marxista, se expresan la relación dialéctica de continuidad y ruptura con lo más valioso del ideario educativo cubano progresista cubano anterior al triunfo de la Revolución, al conferirle elementos de singular creatividad y de significativa contribución a la formación de maestros primarios y profesores de enseñanza media, como pauta rectora a las notables transformaciones educacionales que en ese campo han tenido lugar en nuestro país, en las casi cinco últimas décadas ..
El ideario educativo de Fidel Castro, que tiene como uno de sus principales instrumentos de transformación social, la actividad pedagógica, se fundamenta en componentes portadores de una elevada espiritualidad, adaptados a nuestro contexto histórico-concreto así como a las proyecciones y exigencias de la construcción del socialismo en un país del tercer mundo en el ámbito latinoamericano y caribeño lo que revela su significación en la formación de maestros primarios y profesores de enseñanza media, que entre logros y dificultades, soluciones y nuevas contradicciones, ha decursado en la concreción de diversos planes, que adaptados a las circunstancias y coyunturas específicas, han devenido de imperiosa necesidad para el avance, desarrollo y consolidación de la educación cubana y clave necesaria para la comprensión del nacimiento de una pedagogía revolucionaria en Cuba, de trascendencia actual más allá de nuestras fronteras.