Rubén Darío Cárdenas Espinosa
1. SEIRI- Separar: Cuando lleguen los residuos sólidos se deben separar en: Plástico, vidrio, cartón y papel y chatarra.
2. SEITON- Clasificar: Se deben clasificar los plásticos y los vidrios. Los plásticos se clasifican de la siguiente manera: PET, PEAD, PEBD, PVC, PP, PS. Los vidrios se clasifican: Verde, Ámbar o café y cristalino (Transparente) y que no sea plano.
3. SEISO- Limpiar: Se deben lavar los plásticos, para llevarlos al proceso de molido.
4. SEIKETZU- Sistematizar: El plástico se debe lavar, moler, secar y empacar. El vidrio se debe triturar y empacar. El cartón y papel se embala. La chatarra se embala.
5. SHITZUKE- Disciplinar: Se debe incentivar a los operarios a que realicen esta estrategia para darle mayor efectividad al proceso del reciclaje. En primer lugar se empezará a trabajar con los plásticos.
1.3. COMERCIALIZACIÓN DE RESIDUOS SÓLIDOS INORGÁNICOS EN COLOMBIA
1.4. DISPOSICIÓN FINAL DE RESIDUOS PELIGROSOS
“El hombre a lo largo de su historia ha tenido la convicción de que la naturaleza es una fuente inagotable de recursos y, además, un potente sistema de tratamiento de residuos y por esta razón es que en la actualidad escasean los suelos fértiles y las fuentes de agua aptas para el consumo humano”. (Asociación Colombiana de Ingeniería Química Capítulo Caldas)
1.5. PROBLEMÁTICA DEL INADECUADO MANEJO DE LOS RESIDUOS PELIGROSOS
Con el paso del tiempo los países han ido elevando el nivel de exigencia de las normas que controlan el manejo de los residuos peligrosos, lastimosamente, muchas de estas normas se han emitido después de que han ocurrido incidentes ambientales que implican la muerte de muchos seres humanos, la contaminación (a veces irreversible) de los recursos naturales o la devastación de grandes zonas.
Caso 1. Canal Love en Estados Unidos:
Entre 1947 y 1952 la compañía química Hooker usó un viejo canal que no se había llegado a terminar, para depositar 20 000 toneladas de productos químicos muy tóxicos. Niños que jugaban en el patio de la escuela sufrían quemaduras, algunos enfermaron y murieron. Vapores tóxicos emanaban de vez en cuando dañando a las plantas. Con las lluvias salía barro cargado de una mezcla oscura y tóxica. Los problemas continuaron durante años.
En 1978 se hicieron análisis de las aguas de la zona que mostraron la presencia de 82 productos químicos contaminantes. La zona fue declarada un área catastrófica. La escuela fue cerrada y cientos de familias de la zona evacuadas. Todo el proceso supuso casi 200 millones de dólares además de los graves daños a la salud de las personas.
Caso 2. Khian Sea
El Khian Sea fue alquilado en 1986 por la ciudad de Filadelfia para transportar cientos de toneladas de cenizas de incineradora a Panamá, en donde iban a ser usadas en la construcción de una carretera de acceso a una zona turística. Las cenizas contenían sustancias químicas tóxicas que podrían haber dañado unas frágiles marismas por las que pasaba la carretera y Panamá las rechazó.
El Khian Sea se pasó los dos años siguientes yendo de un lugar a otro, intentando dejar su carga en países de los cinco continentes. El barco reapareció en 1988, con sus bodegas vacías y sin dar ninguna explicación de que había hecho con su carga.
Posteriormente un miembro de la tripulación dijo que habían arrojado las cenizas al Océano Indico.
Caso 3. Minas de Aznalcóllar
El 25 de abril de 1998 la rotura de una presa que contenía cinco millones de metros cúbicos de agua ácida y cargada de metales pesados de las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó un desastre ecológico de gran magnitud en las cercanías del mítico Parque Nacional de Doña Ana.
Todo comenzó cuando se rompió el muro de contención de la balsa en la que la empresa minera sueca Boliden Apirsa vierte los residuos de la explotación de pirita de la mina. Una gran masa de aguas ácidas y lodo negro bajó por el río Guadiamar, afluente del Guadalquivir. La gran acidez del agua era de pH 2. El plomo, cobre, zinc, cadmio, arsénico y otros metales que han quedado depositados en la zona son el mayor riesgo. Como decía una ecologista: “Los metales pesados no arden, no explotan, no hacen ruido, son la muerte silenciosa. Se infiltran en los acuíferos, son muy tóxicos y se van acumulando en el organismo. Además, se transmiten por la cadena trófica, de presas a depredadores”.
Caso 4. Bahía Minamata Japón
Los sucesos comienzan cuando en 1907, los pobladores de la villa de Minamata; enterados de que Jun Noguchi, un importante empresario industrial, pretendía la construcción de la Corporación "Chisso", le proponen que construya la planta en la villa antes citada, por los beneficios económicos que proporcionaría esta fábrica.
Por entrevistas realizadas a pobladores de Minamata se puede afirmar que Noguchi les pagaba a los pescadores mientras destruía el ecosistema que los sustentaba. Ya que era mucho más barato que invertir en un adecuado sistema de tratamiento de sus residuos. Desde que los pobladores aceptaron esta práctica de compensar el daño ambiental por dinero, este proceso pasó a ser considerado como normal y ético.
En 1932 la empresa comenzó a desarrollar plásticos, medicamentos y perfumes a través del uso de un compuesto químico llamado acetaldehído, este químico tiene como componente clave al mercurio.
Recién a mediados de la década del 50 la gente empezó a notar una extraña enfermedad. El diagnóstico que les daban a las víctimas de esta enfermedad era: degeneración del sistema nervioso. Los síntomas que se percibían eran: ceguera, sordera, desmayos, comportamiento irracional, discursos irracionales, movimientos involuntarios y a algunas víctimas se las trataba como si fueran locos por las extrañas actitudes que mostraban.
Un descubrimiento importante fue ver como los gatos, según los pobladores de la ciudad, se volvían locos y se suicidaban, también se notó que algunas aves caían extrañamente mientras volaban.
La Corte determinó que la Corporación Chisso contaminó el agua de la bahía de Minamata con 27 toneladas de compuestos con Mercurio entre 1932 - 1968. Desde 1974 hasta 1990 la prefectura de Kumamoto, llevó adelante un proyecto que consistió en dragar 1.500.000 metros cúbicos de sedimentos y disponerlos en un relleno de 58 hectáreas, con un costo de 48 billones de yen.
Caso 5. Plaguicidas del Copey Colombia
En Colombia hay más de 5000 toneladas de plaguicidas enterradas, según un informe del Ministerio de Ambiente. El mayor número de tóxicos se encuentra en Codazzi (Cesar), donde existen 4968 toneladas de diferentes fosforados y clorados; y en El Copey donde hay 160 toneladas de methil parathion y toxapheno. Los tóxicos restantes se encuentran en Cartagena, municipios del Atlántico y Santafé de Antioquia. Los tóxicos enterrados más comunes son los herbicidas dithane, lorsban, malathion, manzate, roxión, furadan, fostoxin y tordhon.
Después de una larga gestión, en febrero de 2004 la Empresa Holcim Colombia anuncia su retiro de un proyecto que estaba desarrollando con Minambiente para coprocesar 160 toneladas de plaguicidas. El anuncio lo hace Holcim Colombia después de recibir una serie de presiones por parte de la comunidad que habita en el municipio de Nobsa (Boyacá) donde dicha empresa tiene su planta de producción de clinker.