APROXIMACIÓN A LA MEDICIÓN DE LA CALIDAD DE VIDA SOCIAL E INDIVIDUAL EN LA EUROPA COMUNITARIA
Mª Noelia Somarriba Arechavala
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Durante los años 70 y 80 varios gobiernos aceptaron y aplicaron la doctrina liberal; se promovió la privatización y una intervención, por parte del gobierno, de carácter mínimo. En este escenario la política social se convirtió en una carga económica que debía ser suprimida en el nombre de la competitividad y la eficiencia. En Europa esta ideología también tuvo su incidencia en la época del Mercado Único, del Tratado de Maastricht y del nacimiento del Euro. Las principales consecuencias que se derivaron de este enfoque fueron incrementos de la desigualdad, la polarización y la pobreza, situándonos en un escenario de riesgo que podía poner en peligro el proyecto europeo.
Es en este contexto, cuando las diferentes iniciativas intentan garantizar la articulación de las dimensiones del progreso social en Europa, así como la recuperación de los valores europeos.
El concepto de calidad social se origina a raíz de una serie de encuentros sobre Política Social Europea, en la década de los años 90, con el objeto de proveer una aproximación a la calidad de vida y, a la vez ser, un instrumento útil para la toma de decisiones en materia política . La iniciativa formal surge en una conferencia bajo la presidencia holandesa en junio de 1997.
Hasta ese momento la política social se encontraba subordinada a la política económica, siendo reflejo de una forma de gobernar que por un lado, no reflejaba las necesidades y expectativas de sus ciudadanos y por otro no garantizaba los cimientos sobre los que construir una Europa justa y social. En un intento de compensar la balanza entre política social y económica, era necesario un nuevo concepto que ayudase a re-examinar los fundamentos y objetivos de esta política social. Es, ante esta necesidad, cuando se acuña el término de calidad social como instrumento útil en la toma de decisiones por parte de las instituciones y gobiernos de la UE.
La calidad social trata de ser un nuevo estándar, que evalué tanto el progreso económico como el social, y que puede ser usado a todos los niveles de la UE, para medir el grado en que los ciudadanos perciben la efectividad de las políticas en los ámbitos nacionales y europeos, siguiendo un criterio científico.
Beck et al. (1997, pág. 291) define la calidad social como “el grado en que los ciudadanos son capaces de participar en la vida social y económica de sus comunidades bajo condiciones que garanticen su bienestar y potencial individual ”. Bajo esta definición, estos autores identifican tres aspectos de la calidad social a tener en cuenta:
1. Es un concepto abierto en el sentido de que es objeto de debate. Y, por ello, puede sufrir modificaciones. Recordemos que es un concepto de reciente creación que se encuentra en proceso de formación y desarrollo.
2. Es un concepto exhaustivo ya que intenta aglutinar una gran cantidad de procesos y sus resultados, dentro de la fase de desarrollo y cambio que experimenta los países de la UE.
3. Por último, es un concepto complejo, por el tipo de información que posee subjetiva y objetiva, así como por su estructura y definición.
Algo a tener en cuenta, y que ya nos señalan Beck et al., es que se trata de un concepto en sus primeras fases de desarrollo y que necesitará un perfeccionamiento posterior. A partir del nacimiento de este término, gradualmente los políticos han visto su potencial y ha sido acogido como uno de los temas claves de la política social europea.
El grado de calidad social experimentado por los ciudadanos es considerado en base a cuatro características o componentes Beck et al. (1997):
1. Seguridad socio-económica versus inseguridad: este componente se relaciona con la forma con que los ciudadanos satisfacen sus necesidades, y los poderes públicos dirigen, a través de las diferentes estructuras y sistemas, el aprovisionamiento del bienestar, garantizando cierta protección social a sus ciudadanos. Un nivel mínimo de seguridad socio-económica protege a la sociedad o nación en contra de la pobreza, desempleo, enfermedad...
2. Inclusión social versus exclusión: conecta con los principios de igualdad y equidad y en las causas de su existencia. El objetivo es intentar prevenir la exclusión social por medio de ciertas infraestructuras solidarias, por ejemplo la regulación del mercado de trabajo, bienes colectivos...
3. Cohesión social versus desintegración: tiene que ver con el proceso de crear, defender o destruir las redes, las infraestructuras y conexiones sociales. Un adecuado nivel de cohesión social permite existir a los ciudadanos como una estructura social. En el sentido contrario, en ausencia de cohesión social, se plantean una serie de problemas como son la existencia de disparidades regionales, falta de respecto a las minorías, existencia de desigual en el acceso a los bienes públicos y servicios...
4. Autonomía o potenciación: se relaciona con la realización de las competencias y capacidades por parte del individuo, con el objetivo de participar en los procesos sociales, económicos, políticos y culturales, además de permitir a los ciudadanos desarrollar todo su potencial.
Estos cuatro componentes han sido caracterizadas en relación a dos dimensiones que constituyen los ejes del denominado cuadrante de la calidad social [Beck, van der Maesen y Walker (1997, pág. 321)]. La primera de las dimensiones se corresponde con la distinción entre los niveles micro (individuo) y el macro (sociedades). Mientras, la segunda de las dimensiones tiene que ver con la distinción entre las instituciones y organizaciones frente a comunidades, grupos y ciudadanos.
En el siguiente gráfico se intenta representar la estructura de este concepto:
Seguridad socio-económica
Instituciones Cohesión social
Comunidades/
Organizaciones
Inclusión social Grupos/ciudadanos
Otorgamiento de poderes
Ilustración 5 1 Beck, van der Maesen, y Walker 1997, pág. 321
En la primera celda del cuadrante de la calidad social, se sitúa la seguridad socio-económica que es dirigida desde un nivel macro (social) por instituciones y organizaciones. La inclusión social, que se relacionada con los principios de igualdad y equidad, es asignada al nivel micro (individual). La cohesión social concierne al proceso de creación, defensa y destrucción de las estructuras o redes sociales, se sitúa en el nivel macro y afecta a comunidades, grupos y ciudadanos. Y por último, la autonomía, potenciación u otorgamiento de poderes, se refiere al desarrollo de las capacidades humanas y está localizada a un micro nivel, afectando a comunidades grupos y ciudadanos.
Esta conceptualización original ha sido criticada y modificada por diversos autores, en base a la existencia de correlaciones entre los ejes, y posibles solapamientos entre las componentes [Svetlik (2000) y Phillips y Berman (2000)]:
Svetlik comienza su análisis explorando las relaciones entre ejes y mantiene que el eje de instituciones y organizaciones frente a comunidades, grupos y ciudadanos se solapa con el nivel macro del eje vertical. Este autor plantea que los ciudadanos, que son el único elemento que carece de una dimensión social, también podría clasificarse en el nivel macro, ya que habría que diferenciar entre el ciudadano como individuo y la ciudadanía como un sistema variable definido formalmente, para referirse a las relaciones entre individuo y Estado, organizaciones e instituciones. Aunque este matiz no inutiliza el nivel micro, ya que podemos diferenciar al ciudadano como una persona privada y como miembro de la sociedad, trae consigo problemas de definición a la hora de construir índices. Dado este inconveniente se produce una nueva reformulación del concepto, tal y como podemos ver en el cuadro 5-1, que afecta a la seguridad socio-económica y a la inclusión social.
Otra crítica viene de la mano de Phillips y Berman, estos autores sugieren que las componentes cohesión e inclusión social deberían ubicarse en todos los cuadrantes, ya que son clasificables a nivel micro y macro. La ubicación de estas componentes en todos los cuadrantes pone de manifiesto la existencia de cierto solapamiento conceptual, que tendrá implicaciones a la hora de desarrollar indicadores para cada una de ellas.
El siguiente cuadro pone de manifiesto la reformulación propuesta por los autores anteriores:
El objetivo que persigue el concepto de calidad social es ser operativo con el fin de identificar dominios e indicadores para cada componente, que sean relevantes para el análisis. En este sentido, hay ciertas iniciativas que han intentado identificar indicadores para cada una de las componentes, como por ejemplo: Berman y Phillips (2000) a nivel de países y para la inclusión social a nivel de comunidades, o Svetlik (2000) que ha desarrollado un conjunto de indicadores relevantes para el dominio de la salud y para otras cuatro componentes.
Dentro del campo de la investigación de la calidad social hay que destacar la labor desarrollada por la Fundación Europea de Calidad Social, que se creó durante la presidencia holandesa de la Unión Europea en junio de 1997. Esta fundación ha sido crucial en la elaboración de la teoría y el debate sobre la calidad social, el objetivo que persigue es establecer un marco conceptual y científico que potencie el desarrollo de este concepto y que permita establecer los dominios relevantes de las componentes de la calidad social. En concreto, en el seno de esta organización existe un proyecto que intenta crear una red de indicadores de calidad social en Europa en el año 2001 y que engloba a 14 países junto con la Red de Anti-Pobreza (NAP ) y el Consejo Internacional de Bienestar Social (ICSW ).
A continuación se recogen los dominios, sub-dominios e indicadores que establece el marco de referencia establecidos por el ENIQ en Marzo de 2004. Información detallada sobre el proceso de elaboración del sistema de indicadores, metodología, y las causas que llevan a la selección de posibles indicadores, aparecen explicadas en Keizer y Halmiton (2002).