Maria Elza Eugenia Carrasco Lozano
7.1. Conclusiones
Una de las primeras conclusiones a las que se llega con este análisis es que aun cuando las instancias de orden federal estatal y municipal en el discurso afirmen una cobertura de atención en materia de agua potable para el 2010 del 100% para Tlaxcala, la inminente escasez del recurso obliga a estas instituciones a suministrar el recurso por horas y por días, aplicando un modelo de estiaje, lo que hace que las mujeres del municipio de Tlaxcala, aún cuando cuentan en su hogar con una toma de agua potable, no tienen la certeza de que la disponibilidad al recurso sea de manera continua, sobre todo si se habita en los espacios periurbanos y rurales, en donde los cortes temporales del servicio son mayores.
Con este argumento se rechaza la hipótesis de que la localización espacial, el estrato socioeconómico y el nivel educativo de la mujer del municipio de Tlaxcala determinan sus prácticas de acceso, uso y administración del agua potable, apoyado en los resultados obtenidos con el uso y gestión que se hace al interior de la unidad doméstica. A este respecto, los hallazgos hacen concluir que aún cuando el acceso al recurso es distinto en cada espacio, los usos al interior de la unidad doméstica no varían considerablemente en función de las variables arriba mencionadas, ni tampoco varía la gestión y uso entre mujeres urbanas, periurbanas o rurales, aún cuando la Ley de Aguas del Estado permite que el agua sea empleada para cualquier uso público, urbano o doméstico. Es válido mencionar que dentro de los resultados obtenidos en la investigación, la mayoría de las mujeres del municipio revelaron tener un nivel de ingresos medio, lo que lleva a concluir que la noción de escasez no es general para la mayoría de las mujeres de la muestra, lo que motivaría la actitud hacia el desperdicio del agua.
Otra conclusión es que el acceso al recurso en el municipio capital del estado, con 11 localidades consideradas en su demarcación, no obedece a localización, estrato socioeconómico o escolaridad; el acceso es universal, no influyen los ingresos o la edad para su consideración, lo que se puede argumentar para con la hipótesis es que las mujeres que habitan en espacios rurales del municipio adoptan otra actitud hacia la disponibilidad de agua potable, ya que ésta es escasa, lo que hace que cuando ésta llega a sus tomas de agua ellas se encarguen de “apartar” (almacenar) agua en recipientes diversos para esos días en que no tendrán acceso a él, aunque esto obedece a una circunstancia de estrategia de acopio de un bien escaso.
En referencia a la hipótesis que dice que la falta de información y acceso a espacios de decisión comunitaria ha ocasionado que las mujeres del municipio de Tlaxcala hayan dejado de gestionar para limitarse a sólo usar el agua potable para fines domésticos, ésta no se rechaza, ya que la participación femenina en los Comités de Agua es prácticamente nula, amén de la privacía masculina con que operan dichos comités, donde el acceso público de la información es prácticamente inexistente, y en cuanto a la administración y ejecución de los trabajos de mantenimiento y dotación de agua, éstos siguen patrones culturales basados en costumbres heredadas de anteriores generaciones.
Por otra parte, debido a la percepción de la calidad del agua que llega a través de la red hidráulica, se encontró que cada vez se compra más agua de garrafón para consumo humano, esto a pesar que la ley obliga al estado a suministrar agua potable, limpia, apta para ser ingerida, pero como ésta no reúne las características de calidad aceptable para los usuarios, se observa el fenómeno de compra en envases proveídos por empresas purificadoras de agua; En este tenor, las mujeres de menores ingresos del espacio urbano son de las que más compran agua de garrafón, pero sobre todo las mujeres del espacio rural son las más afectadas, ya que al no haber agua de la red la alternativa más asequible es la compra en recipientes, tales como garrafones o botellas.
Los resultados de la percepción del desperdicio del agua, indican que, la opinión que ellas tienen de hacer un mal uso del recurso, tiene que ver con el entorno en que se desenvuelven, lo que hace que el concepto de desperdicio se asocie lavar la ropa, o tomar duchas largas, aún cuando los estudios demuestren que en realidad el mayor desperdicio de agua se dé en la industria y en la agricultura.
En cuanto al resultado de la localización espacial, ingresos y escolaridad llevó a concluir que el uso sustentable del agua en el municipio de Tlaxcala a partir de la intervención de las mujeres está lejos de ser viable, ya que con la actitud tomada por los sujetos de estudio mostró indiferencia en términos de participación en estructuras sociales públicas o privadas de gestión del agua o, al menos, interés por estar informadas, lo que determina que la hipótesis general de investigación que puntualmente dice que “las mujeres del Municipio de Tlaxcala son agentes indispensables para hacer un uso y gestión sustentable del agua potable” se rechace.
Sin duda, los gobiernos están obligados a propiciar más y mejores oportunidades para que las mujeres participen en la identificación de los problemas en torno al agua, para que sean más eficientes y efectivos sus aportes en la formulación y aplicación de políticas y programas del sector del agua; por ello es necesario implementar campañas permanentes de información y difusión de la situación del recurso.
Este será un proceso social que requerirá de una activa campaña de invitación a la participación de las mujeres, en la que se adopte una política hídrica incluyente del sector femenino para hacer un uso y gestión sustentable del agua hacia afuera y hacia adentro de las unidades domésticas.
7.2. Recomendaciones.
Proponer una política hídrica en la que se considere a la mujer como centro generador de pautas de uso y gestión sustentable del agua al interior de los hogares, aprendizaje que se verá reflejado en las futuras generaciones, con la idea de formar generaciones de ciudadanos comprometidos ambientalmente, capaces de enfrentar cualquier situación adversa.
Promover un movimiento de mujeres que gestionen agua potable limpia y apta para consumo humano, que es un derecho establecido en la leyes de aguas, esto como un paso fundamental en el fomento a la participación de la sociedad organizada en la transformación de la cultura del uso del agua, con miras a un uso integrado de los recursos hídricos.
Tomar en cuenta las recomendaciones y acuerdos que se hacen a nivel internacional y nacional en el sentido de revalorar el papel de la mujer en la gestión de los recursos hídricos, no echar por la borda los principios en los que se diseñaron los objetivos del milenio, el decenio para la vida agua fuente de vida, la propia ley de aguas nacional y estatal, la ley de equilibrio ecológico, y demás ordenamientos, en los que se coloca a la mujer en el centro de dichas disposiciones.
Iniciar con campañas más agresivas de sensibilización a la población sobre el valor estratégico y económico del agua para que asuma su responsabilidad sobre el cuidado del recurso.
Consolidar la participación de usuarias y la sociedad organizada en la gestión sustentable del agua y promover la cultura de su buen uso. Las usuarios del agua y la sociedad en general son quienes experimentan, en su quehacer cotidiano, el resultado de las políticas de manejo del agua , luego entonces ellas debieran ser los principales precursoras de una política hídrica enfocada a un mejor uso del recurso.