Maria Elza Eugenia Carrasco Lozano
La preocupación mundial por la mujer urbana y rural tiene como antecedente las luchas feministas a partir de las cuales se reconoció que las mujeres eran la mitad de la población y que su participación podría contribuir a resolver algunos de los problemas que aquejaban a la sociedad; dichas preocupaciones fijaron su atención sobre todo en la mujer rural en quien se reconoció ser parte importante de la fuerza de trabajo agrícola y en la preparación elaboración y comercialización de alimentos. Se reconoció también que las mujeres rurales tenían las condiciones de salud, educación y vivienda más desfavorables (CEPAL, 1986).
Estas desventajas se han documentado en diversidad de estudios sobre mujeres urbanas y rurales, sin embargo aunque la naturaleza de los estudios difieren unos de otros, en todos ellos se hace mención al papel central de administradora de hogar, de madre, de ama de casa o como proveedora del recurso para el sustento familiar que la mujer desempeña (León, 2003).
Las mujeres son las principales usuarias y administradoras del abastecimiento de agua doméstica, y tradicionalmente mantienen las fuentes de agua doméstica, la recolectan y la usan en la vivienda y sus alrededores.(GWA, 2006), en actividades productivas y reproductivas, en la parcela, en la preparación de alimentos, aseo de la casa y de los hijos, e incluso llegan a elaborar artesanías o maquila de productos, entre otras actividades familiares (Alberti, 2000) y (GWA, 2006).
La Ley de Aguas Nacionales (LAN) define uso del agua; como la aplicación del agua relacionada con alguna actividad que implique el consumo parcial o total de ese recurso; el uso público urbano incluye los siguientes usos;
Uso doméstico, que significa la aplicación de agua nacional para el uso particular de las personas y del hogar, riego de sus jardines y de árboles de ornato, incluyendo el abrevadero de animales domésticos que no constituya una actividad lucrativa, en términos del Artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Uso agrícola: que significa la aplicación de agua nacional para el riego destinado a la producción agrícola, la preparación de ésta para la primera enajenación, siempre que los productos no hayan sido objeto de transformación industrial;
Uso ambiental o uso para conservación ecológica, el caudal o volumen mínimo necesario en cuerpos receptores, incluyendo corrientes de diversa índole o embalses, o el caudal mínimo de descarga natural de un acuífero, que debe conservarse para proteger las condiciones ambientales y el equilibrio ecológico del sistema.
Uso pecuario, significa la aplicación de aguas nacionales para la cría y engorda de ganado, aves de corral y otros animales, y su preparación para la primera enajenación siempre que no comprendan la transformación industrial; no incluye el riego de pastizales.
La mujer rural, así como la mujer urbana, tienen un acceso y un uso diferenciado del recurso hídrico, en los espacios rurales el uso del agua se asocia con las tareas de consumo y aseo, sin embargo es importante contextualizar los factores, socioeconómicos y culturales de los cuales depende la actitud de subordinación hacia el uso de los recursos hídricos que en muchos de los casos son agrícolas (Maier, 2001) .
En la mayor parte de las áreas rurales, el limitado acceso de la mujer a los recursos y su insuficiente poder adquisitivo derivan de factores sociales, económicos y culturales, todos interrelacionados, que le relegan a un papel subordinado, en detrimento de su propio desarrollo y el de la sociedad en su totalidad (CEPAL, 1986 y FAO, 2009).
El uso del agua por parte de la mujer urbana, está sujeto a los procesos de urbanización que para Hernández (2008) centralizan a la población en un espacio, concentrando la demanda de servicios públicos, agua, recolección de basura, energía, salud y educación. “En el área del manejo del agua urbana, la responsabilidad principal de la CNA es asegurar el suministro de volúmenes adecuados de agua para la población y para las actividades productivas” (Barkin, 2006:13).
Barkin, (en Soares, 2006), comenta que casi toda la extensión del territorio mexicano, el uso y abuso del agua urbana está conduciendo a la destrucción ambiental con consecuencias dramáticas para la población y para la salud de los ecosistemas. En consecuencia, las ciudades están sobrepasando su capacidad de carga, lo que hace que cada vez sean menos sustentables en términos ambientales (Antón, 1996) citado en Ávila (2008).