Maria Elza Eugenia Carrasco Lozano
El Ecofeminismo ecológico nace como un compromiso social mediante el cual se une el feminismo con la ecología. Los problemas que viene denunciando el feminismo de abuso de poder, discriminación e imposición jerárquica confluyen con los que asume la ecología, lo más prometedor del Ecofeminismo6t7y Ecológico, es que aporta un feminismo con conciencia ecológica (Puleo, 2002)
El ecofeminismo es a la vez que ocurre con el ecologismo un discurso y un movimiento social, plural, la mayoría de las variantes del ecofeminismo coinciden en ver una relación íntima entre la subordinación de las mujeres y la destrucción de la naturaleza. Este antropocentrismo es un realidad androcentrismo, es decir, un modelo cultural en el que se imponen las visiones masculinas sobre las femeninas Consideradas inferiores, ignoradas e incluso invisibles. La explotación de la naturaleza y la explotación de la mujer se conectan entonces mediante una forma de ver la realidad y un conjunto de prácticas: el sistema patriarcal. (Herrero, 2007).
El “feminismo ecológico”, o ecofeminismo a decir de la integrante de la organización Milenio Feminista, Friné López Martínez (1994); establece que cualquiera que sea el interés de las mujeres frente a la naturaleza, éste, se da de manera diferenciada con los hombres en virtud del sexo y género, resaltando dicha vinculación como conocedoras, usuarias, afectadas, productoras o consumidoras de los recursos naturales y del medio ambiente. Por lo que proponen otro acercamiento a las relaciones de mujeres y hombres con la naturaleza, con el medio ambiente, con el desarrollo sustentable.
El feminismo ecológico pone énfasis en la necesidad de luchar y transformar desde el feminismo y el ecologismo simultáneamente; de esta manera la relación mujeres-medio ambiente toma formas distintas de acuerdo a la clase social, raza, casta, etcétera, y a la magnitud de la destrucción ambiental afectando sobre todo a los pobres, en este sentido proponen una visión constructivista desde el ambientalismo feminista (Vallejo, 2005).
2.4.2.4 El Ambientalismo Feminista
El ambientalismo feminista tiene referente en la posición ambientalista de Bina Agarwal; economista de formación, originaria de la India, dice que el lazo que ciertas mujeres sienten con la naturaleza tiene su origen en sus responsabilidades de género en la economía familiar. Las mujeres, piensan holísticamente y en términos de interacción y prioridad comunitaria por la realidad material en la que se hallan. No son las características afectivas o cognitivas propias de su sexo sino su interacción con el medio ambiente (cuidado del huerto, recogida de leña) (kauffer y García, 2003), que favorece su conciencia ecológica. La interacción con el medio ambiente y la correspondiente sensibilidad o falta de sensibilidad ecologista generada por ésta dependen de la división sexual del trabajo y de la distribución del poder y de la propiedad según las divisiones de clase, género, raza y casta (Puleo, 2002).
El Ambientalismo feminista, se presenta como una construcción social donde se analizan y enfatizan los intereses diferenciados por género en recursos específicos y procesos ecológicos, basados en la diferenciación de género en el trabajo y en las responsabilidades diarias. La relación entre el trabajo y género es muy estrecha en su definición y tiene aspectos similares a la posición de eficiencia argumentada en el ámbito de desarrollo agrícola que justifica la incorporación de género para una mejor gestión de los recursos (Alban Susan. et. al. 2002) y (Libertad, 2009).
La conciencia ecológica que se desprende del ambientalismo feminista se presenta como una construcción social donde se analizan y enfatizan los intereses diferenciados por género en recursos específicos y procesos ecológicos, basado en la diferenciación de género en el trabajo y responsabilidades diarias (Paulson, 1991).
Al respecto Martínez y Roca (2000) explican que las mujeres están particularmente preocupadas por el aprovisionamiento material y energético del oikos, no porque les guste particularmente esa tarea ni por predisposición genética, sino por el papel social de reproducción y conservación del hogar asignado; si el agua escasea o está contaminada o si no hay combustible para cocinar, esas son preocupaciones de las mujeres; de hecho, si alguno de estos elementos falta, la mujer es la más vulnerable al no tener los elementos para desempeñar sus actividades.
Gita y Grow, (1985) comentan que el ambientalismo feminista reconoce que puede haber diferentes sentidos del feminismo; desde los enfoques que lo identifican como un movimiento político, social, cultural y hasta los que lo perciben como un movimiento ecologista y ambiental, (ecofeminismo), cada una de estos orientaciones responde a las necesidades y temas de las mujeres de diferentes épocas, sociedades y regiones. Vidal (2006:35) añade que “es imprescindible, ante todo que, desde nuestras propias diferencias, ensayemos nuevas formas de re-encontrarnos y re-apropiarnos en el pasado para proyectarnos hacia un futuro”