Miguel Ángel Vega Campos
En relación con el tema del RGAD en las OP, es pertinente la revisión y análisis del caso de un AD que se desempeñó durante poco más de cuatro décadas de manera ininterrumpida dentro de una OP en la administración pública federal. Nos referimos a Fernando Castro y Castro, quien a su paso por este ámbito de la administración pública ocupó los siguientes puestos de AD: secretario particular, asesor, coordinador, subdirector, gerente, director general, oficial mayor, embajador y subsecretario de estado.
Su experiencia como servidor público en diferentes posiciones de AD la plasmó en las siguientes obras: Testimonios: cuarenta años de actuación pública (1987) y El acontecer de un funcionario público: etapas previas 1947-1981 y efemérides 1981-1988 (1992).
A este AD le tocó vivir de cerca acontecimientos como los siguientes: a) Nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). b) La postguerra de la última guerra mundial. c) La iniciación del Plan Marshall. d) La escalada de la hegemonía política de los países poderosos.
Se tiene el punto de vista de un AD que inició su vida pública cuando aún no había nacido la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) apenas se empezaba a consolidar, cuando todavía no se creaba el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en México, cuando actividades que hoy son sumamente importantes para el desarrollo económico y social de la República Mexicana como el turismo, la organización agraria o la pesca, el gobierno las atendía a través de departamentos administrativos.
No existía la Ciudad Universitaria, ni el petróleo era la principal fuente de divisas del país. En fin, la sociedad no se preocupaba aún por la explosión demográfica y menos por la contaminación “de la región más transparente del aire”.
Castro y Castro se considera un actor con autoridad para hablar de su experiencia dentro de las OP, en virtud de que como él mismo lo menciona en su obra:
[…] he sido ejecutor de algunos de sus programas y he colaborado estrechamente con los responsables directos, por lo que conozco y dispongo de información sobre sus motivos, razones y de las consecuencias de su actuación (Castro, 1987).
Señala Castro (1987) “soy y he sido un funcionario público de siete Gobiernos Federales ininterrumpidos y aunque implanté políticas oficiales, no he sido político de carrera. He trabajado como colaborador de una jerarquía superior y por lo mismo coadyuvante, intérprete del primer responsable. No he sido titular de una Secretaría de Estado o de algún otro organismo gubernamental, ni he ocupado cargo de elección popular. Soy y he sido profesionista que ha funcionado como parte de equipos administrativos. […] he aportado ideas, programas y estrategias que han sido incorporadas a ellas (las políticas gubernamentales) y cotidianamente las he aplicado en mi ámbito de acción”.
Independientemente de lo que Castro externa, se advierte que para lograr su reposicionamiento gubernamental en las OP federales, existe una combinación de factores que se vinculan tanto con su perfil administrativo, como con su perfil político. Es decir, se conjuga por un lado la racionalidad administrativa y por el otro, la racionalidad política que influyeron en su continuidad.
Desde la revisión y análisis de las obras citadas antes, Castro permea su habilidad y capacidad para relacionarse con sus superiores y sus subordinados dentro de las OP:
He dejado abundantes constancias de reconocimientos a jefes y superiores, de mi aprecio a compañeros y colaboradores, de la concepción ortegagasetiana de que somos el resultado de una acción social de la que se nutren y aprovechan coetáneos y contemporáneos, pero no por ello sacrifico ni mi persona, ni mi aportación, ni mi estilo (Castro, 1987).
Al analizar de lleno los perfiles, tanto administrativo como político de Castro, se deduce que su reposicionamiento gubernamental en las OP inició desde su vida como estudiante, más que su formación profesional como abogado, le benefició sobremanera participar activamente en movimientos estudiantiles, que para esta investigación se considera como parte del perfil político de los AD.
Castro se designó académico alumno para representar la promoción 43 (su generación como estudiante) en la organización universitaria. Se resalta que todavía en ese tiempo, estos cargos se asignaban a los mejores promedios escolares (Castro, 1987:7).
Gracias a esta designación, este AD contactó con cientos de compañeros que cursaban otras carreras y militaban en diferentes grupos políticos, lo que le valió para reposicionarse dentro de las OP, como más adelante se analiza.
Entre los contactos que Castro logró afianzar, se encontraban personajes como: Ramón Beteta, Agustín Barrios Gómez, Rubén Bonifaz Nuño, José Ángel Conchelo, Gloria Caballero, Martha Chávez, Néstor de Buen, Carlos Girón Peltier, Norberto Mora Plancarte, Alfredo Pellón Riverol, Salvador Trueba, Emilio O. Rabasa y Juan F. Rocha, sólo por mencionar algunos, los que posteriormente serían AD importantes en el ámbito político y académico.
Otros cargos estudiantiles que más adelante logró Castro, fueron los de académico alumno de la Facultad de Filosofía y Letras y Presidente de la Sociedad de Alumnos de la misma, donde lo propusieron inclusive; para la Presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria, no la logró por diversos motivos políticos y de otra índole que él mismo explica en su obra referida.
Un aspecto que fortaleció el perfil político de Castro, que posteriormente le permitió reposicionarse en las OP, fue su paso por la facultad de Derecho, como él mismo lo narra, le ayudó a convivir con estudiantes que años después fueron jefes y secretarios de estado, gobernadores, senadores, diputados, subsecretarios y oficiales mayores en las OP del poder ejecutivo federal.
El perfil político fue determinante para que Castro ingresara en el servicio público federal, independientemente de su capacidad intelectual, más le valió ser amigo de Emilio Rabasa, hijo de Oscar Rabasa, quien reclutaba personal en ese entonces para ingresar a una dirección jurídica en Palacio Nacional.
Llama la atención en Castro, cuando señala:
Nunca he estado confinado realizando estudios o labores de investigación y más bien he actuado en el ámbito de las relaciones humanas o públicas.
Se infiere que Castro le apostó en mayor grado, al fortalecimiento del perfil político en comparación con el administrativo. Poco tiempo después de su ingreso a la administración pública federal, Castro se ubica en una mejor posición como AD, se le nombró apoderado jurídico de la OP Productora e Importadora de Papel, S.A. (PIPSA) (empresa de la administración pública paraestatal) en 1949.
Gracias a estas nuevas funciones asignadas tuvo la oportunidad de relacionarse con José Cándano, quien lo nombró en 1950 Abogado Consultivo del Departamento del Distrito Federal. En 1950, Carlos Girón lo incorporó al Departamento Jurídico de la Lotería Nacional (Carlos Girón fue su compañero de estudios). Es decir, aparentemente el perfil político tiene nuevamente preeminencia sobre el administrativo.
En 1951 vuelve a surtir efectos su perfil político, pues por conducto de Emilio O. Rabasa, se le designa Secretario Particular y Jefe de Acuerdos Presidenciales del Secretario de Salubridad y Asistencia, Rafael P. Gamboa.
En 1956, gracias a su amistad (perfil político) con Jesús Rodríguez y Rodríguez, que en ese tiempo se desempeñaba como Secretario Particular del entonces Director del IMSS, Antonio Ortiz Mena, a Castro se le nombró Coordinador General de los Clubes y Casas de las Aseguradas, en el Departamento de Prestaciones Sociales y Divulgación. Vuelve a prevalecer el perfil político sobre el administrativo.
La relación personal con Rodríguez y Rodríguez la logró gracias a su labor docente y su amistad y relación laboral con Emilio O. Rabasa.
Además de sus nombramientos dentro de las OP federales, Castro también se benefició con otras comisiones que directa o indirectamente, lo siguieron reposicionando como AD, como la comisión que se le concedió en 1970, cuando lo designaron representante de México ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre las comisiones en las que participó Castro, destaca una para transformar la anterior Dirección de Pensiones, en lo que ahora se conoce en México como ISSSTE, fue en 1959. Dentro de la OP del ISSSTE, Castro fue Secretario de la Junta Directiva en 1960.
Con la experiencia adquirida en estas comisiones, que de una u otra forma influyeron en su perfil administrativo, en 1961 se le nombró miembro de la Comisión Redactora del Proyecto de Ley para la Seguridad Social de las Fuerzas Armadas.
Castro también se desempeñó en el Banco del Pequeño Comercio y en la Compañía Nacional de Subsistencia Popular (CONASUPO). En el Banco del Pequeño Comercio ocupó el cargo de subdirector en 1958. Colaboró de igual manera, como asesor del subsecretario de Hacienda y Crédito Público en 1960.
El autor de este estudio hace un análisis del contenido del comunicado que le envió a Castro en 1976, el entonces Senador de la República, Edgar Robledo Santiago agradeciéndole cierta distinción que le hace en un discurso pronunciado en un evento oficial. Aquí se vuelve a evidenciar la habilidad de Castro para el manejo de las relaciones públicas y personales:
Dilecto y distinguido amigo:
[…] Los conceptos contenidos en el discurso […], ponen de manifiesto, una vez más, la capacidad diplomática de usted, así como sus profundos conocimientos en materia de seguridad social, […] acepte mi modesta felicitación investida del más sincero afecto.
Agradezco a usted, cumplidamente, la mención que hizo de mi nombre en su elocuente pieza oratoria […].
De manera semejante, el entonces Secretario del Comité Interamericano de Seguridad Social escribió una carta a Castro en los siguientes términos:
Muy estimado Fernando:
Con beneplácito y agradecido por tus conceptos, recibí tu carta […]. Podemos concluir que las inquietudes y dedicación de AD como tú y los recursos básicos que recibimos del Gobierno Mexicano, se constituyen en factores determinantes para que las actividades realizadas en el período 1971-1976 pasen a la historia como las más importantes en el cumplimiento de los acuerdos y resoluciones de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social y sus organismos de acción.
Reconociendo que actuaciones comunes vigorizaron nuestra antigua amistad, recibe el testimonio reiterado de mi afecto, con votos por tu bienestar y futuros éxitos.
Con su actividad como docente (1946) y quizás sin proponérselo conscientemente, Castro fortaleció aún más su perfil político, ya que entre sus alumnos había personajes como Mariano Azuela, Luis Bravo Aguilera, Manuel Bartlett, Roberto Ayala Gastelum, Ignacio Pichardo, José Gamas Torruco, Guido Belsaso, Amín Zarur, Pablo Aveleyra, Fernando Alanís Camino, Sergio García Ramírez, entre otros, y de los que la mayoría también ocupó puestos importantes en el ámbito público y académico posterior.
Se reconoce que independientemente del fortalecido perfil político de Castro, que le facilitó mucho su reposicionamiento como AD en las OP, no queda desmerecido su perfil administrativo, evidente en las siguientes muestras de reconocimiento por su preparación y dedicación en ciertos aspectos de su vida personal, particularmente en el ámbito docente.
Se hace la transcripción que le dirige el entonces Director de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) César Sepúlveda en 1964:
Estimado señor profesor:
No puedo dejar pasar desapercibido cuanto aprecio el esfuerzo y la dedicación desplegados por usted al impartir su cátedra […] en medio de tan graves amagos a los ideales universitarios […].
Le felicito cordialmente por su cooperación y […], le expreso mi agradecimiento más completo.
En un comunicado que le dirige Luis Recasens Siches en 1964, le expresa lo siguiente:
Mi querido amigo y estimado colega:
[…] Las observaciones que usted formula sobre la conveniencia de diferenciar dos clases de modos colectivos: a) los no integrados a la conducta personal; y b) los integrados en la conducta personal, no sólo me parecen muy interesantes sino plenamente acertadas. Y yo por mi parte, voy a incorporar ésta tan atinada glosa de usted a mi propio pensamiento, rindiéndole a usted el crédito que merece por haberme sugerido esta idea.
En 1974, recibe una carta de Darío Luna Cuervo, en la que reconoce su devoción al magisterio:
Muy distinguido Maestro Castro:
[…] En el año de 1964 Maestro Castro y Castro, tuve oportunidad de cursar en la Facultad de Derecho de nuestra UNAM la materia de Sociología, cátedra impartida en aquella época por usted, asignatura de gratos recuerdos no sólo por su contenido y la trascendencia de sus temas, sino por estar abundada generosamente por su enorme calidad humana y sólida profesionalidad universitaria.
[…], pues al paso de una década la vida me ha puesto al frente de la propia cátedra de Sociología en nuestra propia Facultad de Derecho, hecho coincidente que me ha traído a mi memoria recuerdos imperturbables de Maestros que, como usted, dieron toda una lección de humanismo y profesionalidad y cariño a nuestra ciencia y a toda una Generación de Abogados.
He deseado poner de relieve tales circunstancias, alentado por un sentimiento de profunda admiración y gratitud por haber tenido el privilegio de recibir de usted, su mejor esfuerzo; dejando este testimonio en prenda de cordial aprecio.
Otro nombramiento de Castro que se suma a su lista de compromisos asumidos como AD, está el de Oficial Mayor de la Secretaría de Marina, cargo que le otorgó por el entonces secretario de esta dependencia, Antonio Vázquez del Mercado, en el que permaneció de 1964 a 1970. Es decir, todo el régimen presidencial de Gustavo Díaz Ordaz.
En este nombramiento, influyeron los dos tipos de perfiles, por un lado el político y por otro, el administrativo. Se corrobora cuando en 1964, Vázquez del Mercado comenta:
Le ofrecí el puesto de Oficial Mayor de la Secretaría de Marina, consciente de que como civil, vincularía a la Secretaría con el resto de la Administración Pública y que serviría con celo a la Armada de México.
A partir de 1970, el entonces secretario de Relaciones Exteriores invitó a Castro para colaborar en dicha organización como Director en Jefe.
Otro de sus nombramientos como AD fue el de Director de Asuntos Internacionales en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Ya acreditado como Embajador ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por la Secretaría de Relaciones Exteriores, recibió, por conducto de Pedro Ojeda Paullada, la invitación de José López Portillo para asumir la Dirección de FERTICA, S.A., con sede en Costa Rica.
Uno de los últimos nombramientos del AD fue cuando el ex presidente de México, Miguel De la Madrid Hurtado, lo nombró subsecretario de la Secretaría de Pesca. Esta relación se dio por cuestiones laborales, ya que se trataron ambos personajes desde 1964, cuando De la Madrid se desempeñaba como subdirector de Crédito de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Nuestro AD analizado, desde su ingreso a la administración pública se registró como militante del PRI, por lo que siempre fortaleció no solamente su perfil administrativo, sino también el político.
Dentro de algunas actividades partidistas, destaca su compromiso como coordinador de la campaña de Antonio Castro Leal. También colaboró intensamente en las actividades priístas, sobre todo en las campañas para Diputado de Gonzalo Martínez Corbalá (quien fungió posteriormente como gobernador del Estado de San Luis Potosí en 1991) Ifigenia Martínez y Arturo González de Cosío.
En 1979, vivió una experiencia militante, cuando a propuesta de Rodolfo González Guevara y Jorge de la Vega Domínguez, Antonio Carrillo Flores lo invitó para que dirigiera la campaña electoral en un distrito electoral del Distrito Federal, por lo que lo nombró Secretario General del Comité de dicho distrito.
Antonio Carrillo Flores es otro caso de AD en OP que logró reposicionarse por mucho tiempo dentro de las OP federales. En 1945, cuando era profesor de derecho en la UNAM y contaba con 36 años de edad, se le nombró Director de Nacional Financiera, durante la administración de Ávila Camacho. Se mantuvo en el mismo puesto durante el período de Alemán (1946-52) luego con Ruiz Cortines (1952-58) ocupó el cargo de Secretario de Hacienda y Crédito Público. Durante el régimen de López Mateos (1958-64) actúo como embajador en Estados Unidos, y en el gobierno de Díaz Ordaz (1964-70) fue secretario de Relaciones Exteriores. En total, Carrillo Flores ocupó cargos como AD en el ámbito nacional durante 26 años consecutivos, a su término, asumió un puesto destacado en la ONU (Smith, 1981a:193).
Por último, la experiencia que Castro tuvo en varios ámbitos como: la lucha internacional contra las drogas, asuntos pesqueros internacionales, el orden internacional y el turismo, población, seguridad social internacional y transporte marítimo en el orden internacional, influyeron sobremanera para que se le tomara en cuenta y ubicara en diferentes posiciones de AD en distintas OP.