Ledis Mesino Rivero
En esta parte se pretendió desarrollar una discusión sustentada a nivel del trabajo doctoral, donde se incluyen los aspectos constitutivos del discurso teórico, que incluyen el paradigma crítico, los referentes del objeto de estudio, las teorías que fundamentan la investigación, y las categorías de análisis, tal y como se desarrollan seguidamente.
2.2.1. El Paradigma Crítico en la Construcción del Conocimiento Económico
El paradigma crítico es una corriente filosófica creada por Immanuel Kant, cuya obra se desarrolló durante el período crítico de la Modernidad, entre 1763 y 1795. Esta tendencia filosófica consiste en someter a la crítica, los resultados de la propia actividad mental y de toda experiencia humana en general, con la finalidad de establecer sus límites, su validez y su posibilidad. Al respecto, señala Gómez (2005), que:
Uno de los desafíos que implica la noción de pensamiento crítico, se refiere a la superación de la dificultad que significa desligarse de los prejuicios con que se abordan creencias, ideas o situaciones. Estos juicios previos y rígidos impiden hacer un análisis crítico de temas y situaciones desde otras perspectivas. Esta debilidad supone desarrollar una actitud crítica, reflexiva y abierta al juicio propio y al ajeno (p. 2).
Conforme a esta referencia, el pensamiento crítico se fundamenta en la razón y la reflexión por parte del investigador para dar cuenta de la realidad, pues la criticidad implica un proceso cognitivo complejo que reconoce la supremacía de la razón sobre otras dimensiones del pensamiento.
Es así como Fonseca (1997), explica que:
La investigación crítica, busca iniciar una dinámica centrada en el desmontaje de las formas tradicionales del pensar/actuar y de sus consecuencias sociopolíticas. Y la misma se pronuncia por el desarrollo de una práctica orientada hacia el diseño de caminos no transitados, innovadores, alternativos, que retome la relación pensamiento/acción y pueda generar nuevas formas de intervención para aprehender y transformar lo real (p. 154).
En efecto, toda crítica debe ser un proceso intelectual orientado al estímulo individual, donde haya una racionalidad compartida y una búsqueda de una integración ideológica, dispuesta a difundir los procesos de ruptura y emancipación a nivel de todos los espacios y dimensiones de la realidad, donde su valor sea el encuentro con la verdad y se construyan nuevos caminos no explorados. Por estas razones, toda intencionalidad de analizar la política fiscal y otras políticas macroeconómicas y su impacto del bienestar social de la población venezolana, debe fundamentarse en la crítica y auto-observación de la realidad construida, para poder avanzar más allá del proceso cognitivo hacia nuevas formas de exploración y aprendizaje.
En ese sentido, la función de analizar las políticas públicas, es medir el impacto que genera la aplicación de esas políticas, en el bienestar social de la población venezolana, y de allí, propiciar la crítica como herramienta para estimular el pensamiento económico. Al respecto, Paúl y otros (2001), señalan que “el pensador crítico debe permitir formularse interrogantes, detectar problemas, evaluar y recabar información relevante e interpretarla, a través de la hermenéutica, así como llegar a conclusiones o soluciones razonables” (p. 316).
Así, el pensamiento crítico asegura que el evaluador de la política fiscal y su impacto en el bienestar social, use el razonamiento más adecuado dentro de un complejo proceso de aprendizaje compartido. Ello implica, tener una mente abierta y flexible, ser capaz de analizar, reconocer implicaciones y supuestos, así como también prever las consecuencias derivadas de las acciones emprendidas. De este modo, Kant (citado por Paz: 2003), plantea que la mente debe criticarse a sí misma, en tanto:
La razón humana debe proceder a una autocrítica, estableciendo de una vez por todas, cuáles son los límites de su radio de acción (y más allá de los cuales solo podría aventurarse abandonando, obviamente, toda pretensión de certeza)… hay en la psique humana un impulso irresistible a superar el ámbito de la experiencia verificable… (p. 4).
El presente planteamiento, precisa la capacidad del pensador crítico para promover el alcance del razonamiento, más allá de la certeza y de la verificación, pues todo pensamiento crítico termina en una inferencia de modo consciente, una conclusión, una hipótesis y la justificación o evaluación concomitante que la sustenta.
Es así como Leal (2003), proclama que la plataforma básica de las decisiones tomadas, está dada por la información, el conocimiento previo y otras referencias aceptadas con anterioridad. Entonces, la conexión entre la base de nuestras decisiones y éstas se constituyen por la inferencia (p. 13).
Por estas razones, existe una estrecha relación entre la identificación y resolución de problemas y la toma de decisiones, en el campo del análisis de la política fiscal y otras políticas macroeconómicas y su impacto en el bienestar social de la población venezolana, puesto que en ambos casos, se hace un uso profundo del pensamiento crítico, a través del proceso de producción de conocimientos, donde este conocimiento debe estar presente, en mayor o menor medida, en las distintas maneras de enfrentar la situación problema, que exige un conocimiento teórico de la realidad Al profundizar un poco más acerca de la perspectiva filosófica crítica, esta concepción del mundo aporta Habermas (1989):
Que las ideas y las conductas de las personas y los procesos de contraste y comunicación de las mismas, no son neutrales, puesto que la crítica implica reconocer la relación íntima que existe entre intereses y conocimientos, de manera, que las deformaciones y limitaciones que se tienen como consecuencia de nuestras concepciones sobre el mundo, no son sólo el resultado de una visión más o menos simplificadoras de la realidad, sino que también son la consecuencia de nuestros particulares intereses como individuos y grupos sociales (p. 53).
La importancia de esta reflexión en el campo de las políticas fiscales y otras políticas macroeconómicas, no se limita al hecho de reconocer la existencia de intereses vinculados al conocimiento, ni tampoco a que ambos fenómenos se generan habitualmente en el marco de estructuras dinámicas de dominación y de poder, que provocan la interiorización acrítica de una parte importante de las concepciones de las políticas públicas; aspectos que también se pueden poner en evidencia, en mayor o menor medida, desde las otras perspectivas teóricas analizadas, sino que dicha importancia radica también en que sitúa en primer plano el problema de los fines y recursos, la toma de decisiones y la acción conjunta del Estado con otros sectores. No basta con construir y complejizar el conocimiento, finalmente hay que decidir qué hacer, por qué hacerlo y para qué hacerlo.
De igual manera, para Hessen (1989), el criticismo examina todas y cada una de las aseveraciones de la razón humana y nada acepta con indiferencia, en tanto constituye una postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo. En este sentido, Kant, citado por Hessen (ob.cit.) acota:
El criticismo es aquel método de filosofar de las fuentes, de las afirmaciones y objeciones propias, y de las razones en que los mismos se apoyan; método que ofrece la esperanza de alcanzar la certeza. Su proceder no es dogmático, ni escéptico, sino reflexivo y crítico. Es el medio perfecto entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica (p. 32).
Toda esta acotación permite inferir, que el pensamiento crítico conduce a la construcción de nuevas maneras de leer la realidad, en tanto, en sí mismo es una opción epistemológica para responder a las problemáticas sociales, económicas y políticas.
Por lo tanto, el pensamiento crítico se ha convertido en un punto de referencia epistémica para la búsqueda de nuevos modos de concebir y evaluar realidades complejas, y de modo más específico, en una valiosa herramienta para desentrañar los entramados teóricos y económicos de las políticas públicas.
De este modo, la criticidad en el campo de las políticas fiscales y otras políticas macroeconómicas, alude a una postura interpelativa y respondiente del investigador, que implica una reacción generada desde un acto de reflexión consciente y responsable de todos los sectores comprometidos con las políticas macroeconómicas y el bienestar social, la cual puede desencadenar en acciones dirigidas a revelarse contra las causas que provocan resultados no esperados en el campo de esas políticas.
Por otra parte, el pensamiento crítico según Ennis (1985), se caracteriza “por manejar las ideas desde la interpelación; su principal función no es generar concepciones teóricas, sino revisarlas, evaluarlas y repensarlas, es decir, que es lo que se entiende para poder procesarlo y comunicarlo, ya sea en forma verbal, matemático o lógica” (p. 23).
En otras palabras, si se profundiza aun más acerca de esta temática, se puede concluir, que pensar la realidad en forma crítica significa asumir una postura reflexiva, donde se examine la estructura de los razonamientos sobre temas de la realidad, que tenga una doble vertiente analítica y evaluativa, e intente superar el aspecto mecanicista del estudio de la lógica, y en consecuencia, intente entender y evaluar los argumentos en sus hábitat naturales como por ejemplo: lo económico, social y político, igualmente ayude a interpretar ideas complejas y evalúe evidencias a favor de un argumento y distinguir entre lo razonable y lo no reflexivo.
Otro aspecto significativo, es que el pensamiento crítico se refiere a no sólo pensar, es todo un proceso de razonamiento que trata de solucionar problemas identificando siempre cada punto de vista y siendo imparcial al escuchar las valoraciones de los diferentes sectores de la economía, aspectos inherentes al proceso estructural y que constituye una herramienta para optimizar la acción dialógica en el proceso económico.
Finalmente, para lograr el desarrollo de la criticidad, es necesario la práctica regular para adquirirlo, el mismo es posible a partir de la incorporación y utilización en todas las disciplinas del saber, en vista que está dirigida a abrir la percepción de un mundo lleno de ideas que no podrán reconocer, a menos que sean capaces de aceptar que otros pueden emitir reflexiones críticas en forma diferente.
De este modo, si se profundiza aun más acerca de esta temática, se puede acotar, que pensar de forma crítica, implica según Paúl y otros (ob. cit.), “mostrar disposición y compromiso para pensar por sí mismo, es decir, autónomamente, con independencia mental; ello alude entender el mundo desde la curiosidad intelectual” (p. 314).
Es por ello, que en el campo de la economía, es necesario poseer conciencia de la necesidad de dirigir las ideas, escuchar las opiniones y los puntos de vista acerca de la aplicación de las políticas públicas, desde la óptica del coraje intelectual.
El teórico referido anteriormente, también señala, que la criticidad en el pensar del investigador provee la habilidad para razonar y no depender de las referencias de los propios sentimientos, e intereses de los sectores, comunidad o nación, pues ser crítico, implica la adherencia a normas intelectuales, sin referencia a los propios avances o al progreso económico.