Ledis Mesino Rivero
El crecimiento económico es uno de los objetivos de toda sociedad y el mismo debe estar caracterizado por un aumento del nivel de ingresos y de la forma de vida de todos los individuos de una sociedad, es decir, del incremento del bienestar social. Haciendo una retrospectiva del nivel de crecimiento a lo largo de los siglos, cabe destacar que, según Delong (2003), hasta el año 1500, el nivel de vida material y el nivel de productividad del hombre posiblemente aumentaran un 0,01% al año. Entre 1500 y 1800, aumentaron más de prisa en las zonas que iban a convertirse en el núcleo industrial de la economía mundial moderna (primero en Europa nor-occidental y después en las colonias de Europa noroccidental establecidas en Norteamérica), posiblemente a una tasa del 0,2% al año. En la primera mitad del siglo XX, los niveles de productividad de las economías avanzadas aumentaron alrededor de un 0,5% al año y en la segunda mitad, se aceleraron más.
El mismo autor señala, que hasta 1800 la población creció a un ritmo muy lento y el nivel de vida permaneció estancado. A partir de 1800, el nivel de vida aumentó ininterrumpidamente, y es en esa época, donde se sitúa el comienzo de la era moderna, pues solo entonces, las economías comenzaron a experimentar crecimientos sostenidos de su Producto Interno Bruto (PIB) Per cápita (destacando, que el PIB per capita, es un coeficiente del PIB, versus el número de habitantes de un país), es a un ritmo tal, que podrían duplicar el nivel de vida de las personas en el curso de una o dos generaciones, y la población creció al iniciarse la explosión demográfica, como consecuencia de lo cual, en Octubre de 1999, la población total era de seis mil millones de personas.
¿Qué va a significar todo este avance en materia de crecimiento para la población? Que a medida que haya mayor crecimiento, habrá mayor bienestar social para la población y en consecuencia, los niveles de ingresos serán mayores, esto medido a través del PIB per cápita, aunque es necesario aclarar que si un país tiene un PIB per cápita alto, no todos los habitantes reciben esa cantidad de riqueza. Todo esto va a depender del grado de distribución de la renta o riqueza de cada país y del nivel educativo que posea la población, a medida que el grado de escolaridad sea mayor, las oportunidades de empleo crecerán, la productividad será más eficiente y se crearán naciones prósperas con alto crecimiento económico.
Tal como lo señala, Phels (2006), Premio Nóbel de Economía, “la inversión en capital humano es un componente fundamental del crecimiento económico. Los individuos altamente cualificados que han superado grandes períodos de escolarización, son los que realizan la inmensa mayoría de las innovaciones tecnológicas” (p. 2). En este sentido, es pionero de “la nueva teoría del crecimiento”, con modelos de crecimiento endógeno: la política económica puede influir en la tasa de progreso técnico y los dos factores que más pueden favorecer la productividad global de la economía son los incrementos de capital humano y tecnología. También destaca, que el único camino para conseguir un crecimiento económico alto y estable es a través de la estabilidad de precios.
2.3.4. Distribución de la Renta o Riqueza
La distribución de la renta, es el grado en que se distribuyen los ingresos o renta, entre los habitantes de una nación. En la medida en que los ingresos de una nación sean más altos, en esa medida los ingresos de la población van a crecer. Pero habría que tomar en cuenta, que algunos sectores de la población van a tener ingresos más altos, en detrimento de otros sectores que sus ingresos van a ser mas bien bajos. Es allí cuando surge, la desigualdad en la distribución del ingreso.
En virtud de ello, cabe destacar, que los altos niveles de desigualdad, contribuyen a altos niveles de pobreza de diversos modos. En primer lugar, para cada determinado nivel de desarrollo económico o de renta media, una mayor desigualdad implica una mayor pobreza, ya que quienes están en la parte inferior de la distribución de la renta o del consumo, obtienen un porcentaje menor de los recursos. En segundo lugar, una mayor desigualdad inicial puede dar lugar a un menor crecimiento, y por tanto, a una menor reducción de la pobreza.
El impacto negativo de la desigualdad en el crecimiento puede deberse a diversos factores, entre ellos, está: el acceso al crédito y a otros recursos puede estar concentrado en manos de grupos privilegiados, impidiendo así que los pobres inviertan. En tercer lugar, mayores niveles de desigualdad pueden reducir los beneficios que obtienen los pobres del crecimiento, ya que una mayor desigualdad inicial puede reducir la participación de los pobres en dichos beneficios. En una situación extrema, si una persona concentra todos los recursos, entonces sea cual sea el ritmo de crecimiento, la pobreza nunca se reducirá a través del crecimiento. (Banco Mundial: 2003: 3). Todo lo anterior permite concluir, que la desigualdad, tiene un impacto directo y negativo en el bienestar social, debido a la inequidad en la distribución del ingreso, ya que no todos van a percibir los mismos beneficios y esto origina una brecha entre los diversos sectores de la sociedad.
Cabe destacar, dentro del contexto en discusión, que las diferencias entre los distintos países del mundo, en lo que a riqueza se refiere, son cada vez mayores. Es cierto que los países menos desarrollados (PMD) están creciendo a ritmos muy elevados y su situación cada vez es mejor, pero también es cierto que los países ricos cada vez son más ricos, y el crecimiento de los más pobres no parece ser suficiente.
La riqueza del mundo está repartida de una manera desigual, ya que mientras un cuarto de la población se encuentra en niveles de ingresos altos, las tres cuartas partes restantes, viven en la más profunda pobreza. A la hora de estudiar la riqueza de un país se recurre al PIB, aunque este indicador no refleja lo que se desea. Incluso el PIB per capita, al ser una media, tampoco es un buen indicador, pues las diferencias entre la renta de unas personas y otras son muy elevadas. Sin ir más lejos, si se hiciera una media entre los PIB per capita de todos los países del mundo, el resultado sería una media bastante elevada, que sin embargo, sólo sería superada por pocos países, mientras que unas tres cuartas partes del mundo, se encontraría por debajo de esa media.
A continuación se presenta la Tabla No. 3, donde se reflejan datos para ambos grupos (países más desarrollados y países menos desarrollados), señalándose dichas diferencias. La clasificación está en función de los niveles de desarrollo humano de los países según el Banco Mundial, no en función directa del nivel de renta de los mismos. Las diferencias entre las cifras de los 25 países más desarrollados y los menos desarrollados, son muy importantes.
En esta tabla se puede observar algunas características de los países según su nivel de renta. En primer lugar, es evidente la superioridad de la media de los países más desarrollados sobre los menos desarrollados, en cuanto al PIB en dólares.
Tomando en cuenta la paridad del poder de compra, los niveles de renta de los países menos desarrollados (PMD) se ven incrementados, pero estas diferencias del coste de la vida en los distintos países, no son suficientes para que los niveles de vida de ambos grupos se acerquen. En términos de renta por habitante la situación es incluso peor, demostrándose así la superioridad del número de personas que se encuentran en los países con menor nivel de renta. Al observar los datos sobre el crecimiento de la población y de la renta, se puede evidenciar, las diferencias muy significativas entre los dos grupos de países. Como ya se ha señalado, los países en desarrollo están experimentado un crecimiento del PIB superior al de los países ricos. Pero a la vez, se enfrentan a un crecimiento de la población mucho mayor que el de los países desarrollados. Así, el crecimiento del PIB en los PMD ha venido siendo inferior al crecimiento de la población en la mayoría de países. En los últimos años, la tendencia comienza a cambiar, pero todavía, el crecimiento del PIB no es suficiente para hacer frente al crecimiento de la población. La situación en los países ricos es prácticamente la contraria, llegándose incluso a crecimientos negativos que están creando un problema serio de envejecimiento de la población.
Cabe destacar, que en virtud de lo anteriormente señalado, según el Informe de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para el desarrollo rural (2002), se observa la desigual distribución del ingreso a nivel mundial, a continuación algunas estadísticas:
El rendimiento anual de la economía mundial creció, de $31 miles de millones de dólares en 1990 a $42 miles de millones en 2000 (en 1950, el rendimiento mundial total había sido de $6.3 miles de millones).
El PIB mundial, calculado hoy en US$25 billones, es el retrato de la acumulación de riquezas en manos de pocos: los países del G-7 (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y Japón) detentan US$18 billones. Los $7 billones restantes deben ser repartidos entre más de 180 países.
Agrupando todos los países del mundo en cinco grupos iguales, según la riqueza que disponen se constata que el 20% de los países más ricos, posee una riqueza 150 veces superior al 20% de países más pobres.
El promedio de ingreso de los 20 países más ricos es 37 veces mayor que el de los 20 países más pobres; una brecha que se ha duplicado en los últimos 40 años. (Banco Mundial, 2000).
El grupo de los países más indigentes comprende 24 naciones: 18 países africanos, además de Yemen, Afganistán, Bangladesh, Haití, Mongolia y República Popular Democrática de Corea. (FAO, 2000).
Las 356 personas más ricas del mundo disfrutan una riqueza que excede a la renta anual del 40% de la humanidad.
Por eso, hay 204 millones de pobres y 90 millones de indigentes en América Latina y en El Caribe, a los cuales se les debe aumentar los cinturones de miseria que existen en varias partes de Estados Unidos.
Como bien puede observarse, la distribución del ingreso en la población mundial, es cada vez mas desigual, donde los países que representan la mayor pobreza en el mundo, son la mayoría y son los que obtienen los menores ingresos y los países más ricos, que son menos, son los que obtienen los ingresos mayores, esto se debe entre otros factores, al grado de avance tecnológico, la diversificación de la producción, el incremento de la productividad, las políticas públicas del Estado, el grado de aprovechamiento de los recursos, la capacitación del capital humano, las metas que se proponga cada país para lograr el despegue hacia el desarrollo, entre otros.
2.3.4.1. Coeficiente de Gini
Según Medina (2001), “el Coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad de ingresos en un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual” (p. 3).
El Coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde cero se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). El Indice de Gini es el Coeficiente de Gini expresado en porcentaje, y es igual al Coeficiente de Gini multiplicado por 100. Es decir, es índice de concentración de la riqueza, y por ello, cuanto más próximo a 1 sea el Indice Gini, mayor será la concentración de la riqueza en pocas personas y cuánto más próximo a cero, más equitativa es la distribución de la renta en el país.
Cabe destacar, que casi todos los países de Europa tienen un Indice Gini entre 0,30 y 0,34, aunque hay países como Italia y Portugal que están entre 0,35 y 0,39. Algunos países, (sobre todo los nórdicos), llegan a tener un índice entre 0,25 y 0,29. Con respecto a África y América del Sur, llegan a tener índices en torno a 0,50. Con relación a Venezuela, para el año 2004, tenía un Indice Gini de 0,49, según el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (PNUD). Es de hacer notar, que el Indice Gini a nivel mundial está aumentando. Esto significa, que la distribución de la riqueza en el mundo, está siendo menos equitativa.