Juan Soto del Angel
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Bajo el apartado de “Formulación de marcos heurísticos”, el texto refiere “las opciones teórico-metodológicas básicas tomadas para orientar la búsqueda de respuesta a la pregunta central de investigación” (Fuentes, 1998: 56). Pregunta que, desde luego, no puede hacerse fuera de tales opciones teórico-metodológicas. Algunas de las cuales, por tanto, de algún modo recibieron mención en las secciones anteriores. En ésta, se hacen explícitas. Se plantean allí algunas condicionalizaciones de la teoría de la estructuración, la teoría de los campos y la hermenéutica profunda.
En la teoría de la estructuración, con base en Giddens y en Sewell, se desarrollan principalmente los conceptos de sistema, estructura, estructuración, esquemas interpretativos y agente. El primero se implica con “relaciones reproducidas entre actores y colectividades, organizadas como prácticas sociales regulares” (Giddens, 1984: 25, citado en Fuentes, 1998: 57); el segundo, con “conjuntos de relaciones de transformación, organizadas como propiedades de los sistemas sociales” (Giddens: 25, citado en Fuentes: 57), con dualidad, puesto que “las propiedades de los sistemas sociales son tanto el medio como el resultado de las prácticas que recursivamente organizan” (Giddens: 25, citado en Fuentes: 57) y aún con impulso de la estructuración; el tercero, con “condiciones que gobiernan la continuidad o transmutación de las estructuras, y por tanto la reproducción de los sistemas sociales” (Giddens: 25, citado en Fuentes: 57); el cuarto, con “modos de tipificación incorporados en los repertorios de conocimiento de los actores” (Giddens: 25, citado en Fuentes: 58); y, el quinto, con “ser capaz de ejercer algún grado de control sobre las relaciones sociales en que uno está inmiscuido, lo que a su vez implica la capacidad de transformar esas relaciones sociales en alguna medida” (Sewell, 1992: 20, citado en Fuentes, 1998: 58).
Tales conceptos permiten señalar con legitimidad teórica y metódica que “el objeto (el campo de la investigación académica de la comunicación en México) se construye y analiza a partir de los esquemas interpretativos o formas discursivas que modalizan su estructuración en la relación entre la agencia individual y colectiva” (Fuentes, 1998: 58-59). En otras palabras, la estructuración del campo de la investigación académica de la comunicación en México se hace depender de dichos conceptos. Véase. Si la construcción y el análisis parten de los esquemas interpretativos, se está obligado a suponer su existencia. Considerar que los esquemas interpretativos modalizan la estructuración del campo exige admitir la estructuración. Conceder que la modalizan en una relación entre agencia individual y colectiva, requiere aceptar agentes; y la agencia colectiva no puede ser otra cosa que la estructura. Que, finalmente, en tanto propiedad del sistema, también reclama la subsistencia de este último.
En la teoría de los campos de Bourdieu, son tres los conceptos que sobresalen: campos, habitus y práctica. El primero se implica con “espacios estructurados de posiciones objetivas, en los que hay reglas del juego y objetos por los que se juega” (Fuentes, 1998: 60); el segundo, simultáneamente con “un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las prácticas” (Bourdieu, 1988b:134, citado en Fuentes: 61); y, el tercero, con “el producto de la relación dialéctica entre una situación y un habitus” (Bourdieu, 1972:174, citado en Fuentes: 60).
Es de notarse que el concepto de práctica involucra el de habitus y a la inversa. Pero se dan más relaciones de implicación mutua: “en cada campo hay intereses específicos que son irreductibles a los objetos e intereses propios de otros campos, y que sólo son percibidos por quienes están dotados del habitus correspondiente” (Fuentes, 1998: 60). En general, se trata de un conjunto de condicionalizaciones teóricas. Cada concepto presenta una simultaneidad de eventos o una relación de implicación entre sujeto y predicado. Simultaneidad o relación que se renueva entre los propios conceptos.
También de la teoría de los campos se hacen depender pasos subsiguientes del método. “Por ello debe analizarse cómo al interior de cada campo se establece la lucha entre los agentes (o actores) que lo constituyen, por la apropiación del capital común” (Fuentes, 1998: 60). “La especificidad del campo científico radica en el ‘interés’ que pone en juego: en él se lucha por el ‘monopolio de la competencia científica’, según proyectos que son a la vez ‘teóricos’ y ‘políticos’” (Fuentes: 61).
La relación entre “habitus” e “instituciones” (historia encarnada e historia objetivada del campo, respectivamente) según Bourdieu, así como la relación entre “actores” y “estructuras” según Giddens, permiten sustentar teóricamente, por un lado, el carácter dialéctico de la mutua constitución entre prácticas e identidades subjetivas y los campos o sistemas objetivos, es decir, la dinámica de la reproducción sociocultural, y por otro, la posibilidad de objetivar esas relaciones mediante el análisis de las formaciones discursivas con que los sujetos se las representan como “significados” (que son el producto de la interpretación subjetiva de la información del entorno) y las comparten como “sentido” (que es el producto programático de la interacción comunicativa entre sujetos). (Fuentes, 1998: 61-62)
Los siguientes pasos del método, pues, se hacen depender de condicionalizaciones teóricas. Quedan firmes dos bases. Una: las prácticas y las subjetividades de los actores sociales, y, los campos o sistemas objetivos, se constituyen mutuamente. Dos: es posible reconstruir con alguna objetividad tal constitución recíproca, valiéndose del análisis de las formaciones discursivas o interpretaciones que comparten aquellos sujetos. Así, para fortalecer y especificar, con otras palabras, de nuevo se sostiene con legitimidad teórica y metódica que “el objeto (el campo de la investigación académica de la comunicación en México) se construye y analiza a partir de los esquemas interpretativos o formas discursivas que modalizan su estructuración en la relación entre la agencia individual y colectiva” (Fuentes, 1998: 58-59).
Por medio de una condicionalización metódica, que se apoya en las conquistas teóricas previas, se introduce la necesidad de la hermenéutica profunda. Cuyo postulado fundamental “es que en la investigación social y en otros campos, el proceso de interpretación puede ser, y de hecho exige ser, mediado por una gama de métodos explicativos u objetivantes (Thompson, 1993: 305-306, citado en Fuentes, 1998: 63).
Así, “se requiere el empleo de métodos descriptivos variados para sistematizar la información sobre diversos aspectos del objeto, al mismo tiempo que un método explicativo para integrar de manera consistente los resultados de esos análisis ‘parciales’”. Todo, ya que “es necesario dar cuenta de las relaciones entre hechos sociales objetivos e interpretaciones subjetivas no directamente observables” y, además, “se trata de no subordinar el estudio de una dimensión al de las otras sino de analizar la determinación del sentido de prácticas situadas estructuralmente para construir un modelo de la estructuración del campo académico”. (Cf. Fuentes, 1998: 63)
“Se adopta por ello como ‘guía’ para el diseño de esta investigación el ‘paradigma analítico’ propuesto por John B. Thompson en Ideología y cultura moderna (1993) como ‘marco metodológico de la hermenéutica profunda” (Fuentes, 1998: 63). Tal paradigma interpreta, primero, las opiniones de la vida cotidiana. Pero de inmediato profundiza, bajo los métodos que se justifiquen, en tres dimensiones: el análisis sociohistórico, el análisis formal o discursivo y la interpretación/reinterpretación. Allí se hará caber la instrumentación operativa de la investigación que se reproduce en el texto de Fuentes.