Juan Soto del Angel
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El conocimiento se produce de manera recursiva y no de otra forma. Tal producción y el uso cotidiano del conocimiento, por supuesto, están en constante relación. Poco a poco, y hasta que una sociedad diferenciada posibilita el hecho, la ciencia funda el monopolio del conocimiento rigurosamente verdadero. No podía ser de otro modo con el creciente aumento del éxito del conocimiento en situaciones determinadas. No se sabe cómo, pero el conocimiento científico suele ser certero en sus observaciones con respecto al entorno. Luego, las descripciones de la ciencia se consideran menos descripciones de la ciencia y más atribuciones del entorno.
Esta recursividad de la ciencia ha de distinguirse de la reflexividad de la ciencia. La primera pone en marcha al sistema, produce sus elementos a partir de la organización de sus elementos. En la segunda, las operaciones del sistema alcanzan al sistema; es capaz de distinguir su recursividad de otros procesos.
Lo que surge y se reproduce de manera autopoiética como unidad puede luego ser observado como unidad agregada, más allá de lo que resulta normalmente exigible. La comunicación como continuación de la comunicación se complementa, se sobreforma y es orientada por la comunicación sobre la comunicación. (Luhmann, 1996:241)
La unidad de la autopoiesis puede ser observada como unidad agregada. Esto significa que la ciencia no se conforma con producir conocimientos científicos, es decir, con producirse a sí misma. Sino que después, constituida en unidad, opera consigo misma y altera la unidad, de allí que sea dable observarla en calidad de unidad agregada. Se sobreforma.
La reflexividad sólo es posible si la ciencia es un sistema funcionalmente diferenciado de la sociedad. Pero también a la inversa: la diferenciación surge de la reflexividad. En efecto, la reflexividad no podría llevarse a cabo si no tuviera una unidad diferenciada sobre la cual aplicarse. Paralelamente, la diferenciación se hace manifiesta desde la reflexividad. Sea como sea, la reflexividad es parte de la autopoiesis del sistema y opera como tal. De allí que también se le denomine investigación de la investigación, poniendo de relieve su diferencia con cualquier otro proceso aplicable a la investigación que no se mantiene en el mismo sistema: financiamiento, emisiones noticiosas, evaluaciones de la sociedad.
En tanto la investigación de la investigación es una manifestación de la misma autopoiesis científica, tendrá que carecer de fin definido. Debe recordarse que la ciencia no está en condiciones de fijar un fin, puesto que su consecución la dejaría sin quehacer. Así, la reflexividad lo único que hace es restringir el conjunto de operaciones a ejecutar. En efecto, por medio de la investigación de la investigación se logran evaluaciones previas de las posibilidades de verdad y determinados procedimientos se juzgan apropiados o inapropiados con relación a intenciones específicas.
Dado que la investigación de la investigación economiza el trabajo y aligera la producción del sistema, un observador que viera en ello el fin o propósito de la ciencia, no estaría tan errado. En síntesis, el sistema de la ciencia cambia el control social por un autocontrol.