Juan Soto del Angel
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¿Cómo se interconectan las teorías y los métodos? “El postulado de la comprobabilidad (…) define la enlazabilidad entre teorías y métodos, por tanto la unidad del sistema en el plano de la dualidad de sus tipos de programas” (Luhmann, 1996: 308). Atendiendo a los programas de que se vale, pues, el sistema de la ciencia se reduce a la comprobabilidad. O lo que es lo mismo, a enunciados comprobables teórica y metódicamente.
La paradoja, desde luego, no queda resuelta. El sistema de la ciencia no produce más que lo que puede producir. Sus observaciones, con todo y que obedezcan a comprobaciones teóricas y metódicas, serán siempre internas. No sabe distinguir entre lo que en el exterior sea molécula y lo que no. Pero sí sabe trazar el límite que distinga lo primero de lo segundo. Trazar el límite significa estar al corriente del sitio en que ha de ubicarse, es decir, saber en algún sentido lo que es molécula y lo que no. Luego de algún modo sabe lo que no sabe.
Sin embargo, operar la paradoja bajo las condiciones de la comprobabilidad, rinde frutos al sistema de la ciencia. Los escenarios teóricos y metódicos fundan las asimetrías indispensables para tal cosecha. El sistema de la ciencia sabe lo que sabe. Mas, por medio de las teorías y los métodos, instituye la diferencia (la asimetría) entre lo que sabe y lo que sabe. Lo que sabe antes y lo que sabe después de las condicionalizaciones teóricas y metódicas es diferente, o lo que es lo mismo, asimétrico.
La comprobabilidad incluye también el derecho a réplica (Luhmann, 1996). Los resultados de cualquier investigación científica son susceptibles de impugnación. Por supuesto, las objeciones han de hacerse bajo condiciones teóricas y metódicas. El sistema de la ciencia consigue así el equilibrio de la autopoiesis: admite refutaciones, siempre y cuando se sujeten a sus normas.
La argumentación.
Por ahora se ha puesto atención preferentemente a la producción controlada y metódica del conocimiento. La producción de la exposición del conocimiento se rige por principios diferentes. La primera se ocupa de la distinción de lo verdadero y lo falso. La tarea de la segunda es asegurar, en la medida de lo posible, el éxito de las comunicaciones científicas.
Se había dicho ya: el éxito de las comunicaciones científicas está condicionado en un alto grado por las publicaciones. Lo que se publica suele citarse y, de ese modo, adquiere una oportunidad de enlace con el sistema de la ciencia ¿Cómo ha de presentarse el conocimiento, si se quiere lograr su aceptación? Quizá con el fin de acelerar la construcción de la complejidad, las comunicaciones científicas se mantienen expuestas siempre al libre y público examen. Luego, no se trata únicamente de facilitar la comunicación; además, se ha de conducir debidamente la crítica. He allí los problemas de la presentación del conocimiento. Pero la pregunta sigue vigente ¿Cómo se resuelven?
Podría decirse que la solución está en ofrecer fundamentos de la razón y que se guarda silencio si se pregunta por los fundamentos de esos fundamentos. Luhmann (1996) representa el escenario de manera diferente. Prefiere hablar de argumentación, considerándola en calidad de diferencia entre redundancia y variedad.
La redundancia es una estrategia que vela por la seguridad de las informaciones. La información silla distingue lo que es silla de lo que no. Toda operación comunicativa en que aparece, le imprime redundancia; es decir, produce en ella un excedente de posibilidades que mantiene la diferenciación en cuanto a lo que es silla y lo que no. En este sentido, las obras de arte y el sistema del derecho son productores de redundancia a gran escala. Cada una de las primeras porta un excedente tal de posibilidades, que permite hallar allí, en su particularidad, si universalmente debe gustar o no. Las creaciones de las bellas artes permanecen bellas si no son del gusto de algunos; por el contrario, se tacha de mal gusto a quien no gusten. Algo similar acontece con el sistema del derecho: promueve un excedente de posibilidades capaz de permitir que las particularidades de un caso lleven a la norma correspondiente, que se caracteriza por la universalidad.
El concepto de redundancia se ubica en una observación de segundo orden: aquélla que observa las formas de observar y describir los objetos. Y en este sentido, se trata de la momentánea descripción de una multiplicidad. Ello implica competencia en situaciones diferentes. La información silla distingue transitoriamente múltiples condiciones que separan lo que es silla de lo que no es silla. Además, opera una distinción en un escenario político, otra en uno familiar y una muy distinta en el ámbito ecuestre. Pero cuando de fundamentación se trata, cualquier descripción momentánea carece de acceso a todo aquello que fundamenta. La información silla opera una distinción en el contexto político y está en condiciones de ofrecer su fundamento. No obstante, siempre podrá preguntarse por el fundamento de ese fundamento. En síntesis, lo único que soporta el orden en la observación y la descripción de los objetos, es la redundancia o momentánea descripción de una multiplicidad.
La redundancia vela por la seguridad de las informaciones, circunstancia que limita en alguna medida las selecciones. La permanencia de una diferenciación en cuanto a lo que es silla y lo que no es silla, impide seleccionar otras diferenciaciones. Pero si la redundancia limita las selecciones, la variedad consigue ampliarlas. Ésta refiere la secuencia de todos los acontecimientos que un sistema reproduce como propios. Cuando la geometría suma eventos no euclidianos a su esfera, las posibilidades de selección se incrementan.
Así, el aumento de variedad no altera la cerradura operativa del sistema, pero sí su competencia estructural y operativa. La geometría, con o sin eventos euclidianos, impone condiciones operativas propias; mas al agregar estos últimos, selecciona las nuevas estructuras que le permitan operarlos.
De otro modo. El sistema requiere de orientación. A fin de conseguirla, se ve obligado a reconstruir los eventos del entorno. Los incidentes del sistema no concuerdan en el tiempo con los del entorno. Entonces, el sistema percibe una carga de trabajo muy amplia: la reconstrucción de una gran cantidad de sucesos que componen al entorno. Tal carga de trabajo constituye a la variedad. El aumento de las perturbaciones en el entorno y la fortaleza de coincidencia ganada por el sistema con tales perturbaciones hacen posible que se agrande la variedad.
No sería viable sostener de manera mecánica la siguiente relación: el aumento de variedad disminuye la redundancia y el aumento de redundancia disminuye la variedad. El sistema de la ciencia encierra mayor complejidad. Para comenzar, el despliegue de conocimientos se da en una gran cantidad de temas y en una movilización muy rápida. Considérese la cuantía de sucesos que la física nuclear reconoce propios y la velocidad con que los reproduce (seguramente ahora se desarrolla un buen número de experimentos en el mundo) ¿Cómo tener la seguridad allí de que un aumento de variedad disminuye la redundancia o a la inversa? Luego, la relación entre redundancia y variedad es tema de la investigación empírica.
Si la producción de conocimientos crece (aumento de variedad), las teorías llegan a perder fuerza. A la inversa, si se reducen los datos de trabajo en aras de la consistencia sistemática, también se disminuye la variedad. Ante la expansión a las nociones cuánticas, la física clásica se debilita; con la reducción de sus ordenanzas a pocos principios, la geometría euclidiana disminuyó el rango de sus eventos (quedaron desterrados, por ejemplo, los reconocidos por las geometrías no euclidianas). Esto no ha de entenderse, desde luego, mediante la relación inversa señalada entre variedad y redundancia. Pues también pasa que algunas teorías consiguen ofrecer al mismo tiempo mayor variedad y mayor redundancia que otras. Más aún: algunas reorganizan su redundancia, y con ello, hacen crecer su variedad. Prueba de esto último son las correcciones que se hacen durante la gestación de una teoría, las cuales suelen manifestarse inicialmente con enmiendas que los autores hacen en sus publicaciones.
A todo aquel proceso operativo que intenta equilibrar la variedad y la redundancia le llamaremos argumentación. La argumentación constituye una mezcla de lo desconocido con lo conocido. Puede, por ejemplo, consistir en una aplicación de una regla a un caso particular, aunque a partir de esto tanto el caso como la regla adquieran aristas nuevas. En tal medida las analogías y las inducciones no son remisiones al ser ni llaves lógicas, sino formas de argumentación. (Luhmann, 1996: 315)
He allí la manera en que se resuelven los problemas de la presentación del conocimiento: mediante la construcción de un equilibrio entre la variedad y la redundancia. No se trata de mostrar que lo conocido da lugar a lo desconocido. Sino de buscar mejores posibilidades de combinación entre una y otra cosa. Lo importante no es hacer notar que de todos los hombres son mortales deriva que Sócrates es mortal. Tendría mayor mérito indicar las posibles ventajas de conectar las dos afirmaciones. Los enlaces entre lo conocido y lo no conocido que producen las geometrías no euclidianas o la física cuántica traen prerrogativas inaccesibles respectivamente a las geometrías euclidianas o a la física clásica.
Puesto que la redundancia vela por la permanencia de las operaciones diferenciadoras de las informaciones, su capacidad con relación a lo nuevo es limitada. La redundancia facilita que la información triángulo mantenga en las distintas comunicaciones la diferencia entre lo que es triángulo y lo que no. Luego, resulta difícil que allí se presenten novedades. Circunstancia que suele rebasarse con la variedad, es decir, a través de sus aplicaciones en escenarios ilimitados. La información triángulo reorganizó su diferenciación con el paso de la geometría euclidiana a las geometrías no euclidianas.
Argumentar, pues, radica en ofrecer un equilibrio entre la variedad y la redundancia. Así, se comunica confianza, en una permanente reactivación del conocimiento. La redundancia vela por la estabilidad; la variedad, por la ruptura.
Ha de tenerse presente que la argumentación se presenta en tanto comunicación. Luego, se desarrolla de manera sucesiva: primero se dice una cosa, después otra. Condición que la mayor parte de las veces hace imposible abarcar toda la complejidad de un tema ¿Cómo expresar en su totalidad las encrucijadas de una comunidad indígena? ¿Sería posible indicar todo lo relativo tan sólo a su salud? Desde luego, se procede a las reducciones ¿Y qué es el conocimiento, sino reducción? Entonces, lo recomendable es argumentar dejando muy claro el contexto desde el cual se reduce.