Tesis doctorales de Ciencias Sociales

LA CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO TURÍSTICO EN CANCÚN, QUINTANA ROO, MÉXICO

Guadalupe Aldape Pérez



 


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2. El apoyo financiero

En otro orden de ideas y paralelamente a la anterior etapa de desarrollo de la legislación en materia turística mencionada, se va a encontrar que la influencia de la actividad turística en la economía nacional, llevará a la adaptación y al desarrollo de nuevas figuras e instituciones financieras que darán apoyo económico al desarrollo turístico.

Al inicio del periodo presidencial del Lic. Gustavo Díaz Ordaz, de 1964 a 1970, se hace un análisis del panorama económico del país que se planteaba serias incógnitas al descubrirse las limitaciones de crecimiento que ofrecía el modelo de “desarrollo estabilizador” (FONATUR, 1998:11). Los primeros signos de alerta de crisis por la incapacidad de captar suficientes divisas para equilibrar la balanza de pagos y sustentar el desarrollo nacional provinieron de las autoridades tributarias y específicamente del Banco de México, órgano ejecutor de la política monetaria. (Ídem: 11).

La tarea fue investigar áreas con potencialidad para captar divisas. Las primeras exploraciones revelaron que, para el caso de México, “el turismo tenia varias ventajas objetivas. Primero, en un país con desempleo, significaba el uso intensivo de mano de obra, tanto en la etapa de construcción como en la de operación. Segundo, en un país con baja escolaridad, representaba la creación de empleos con mínimos requisitos de capacitación. Ambos factores apuntalaban un tercer argumento: la posibilidad de impulsar el turismo en zonas marginadas, carentes de alternativas de desarrollo” (Ibidem).

Bajo este orden de ideas, entre 1966 y 1968, el Gobierno Federal encargó al Banco de México un diagnostico detallado de la actividad turística en el país. Las principales conclusiones del estudio fueron que “no existía una política turística a largo plazo, no había un programa que estableciera objetivos concretos, no operaban instrumentos financieros de fomento turístico, ni había criterios generales de planeación y desarrollo”. Además se encontró que la “oferta turística estaba excesivamente concentrada en Acapulco. El surgimiento de otros destinos (Mazatlán, Puerto Vallarta, Zihuatanejo, Cozumel) se habían dado en forma espontánea, con una debilidad estructural manifiesta” (Ibidem).

En 1968, el Gobierno Federal afrontó la cuestión turística como un reto para el desarrollo económico, para lo cual cedió la política de turismo nacional al Banco de México. La política del Banco se ha encargado de sumar los recursos de los programas de fomento al desarrollo económico de América Latina como son los del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a los recursos propios y encauzarlos hacia el desarrollo turístico.

Para dar forma a los requerimientos que suponía esta política en términos financieros, se adaptaron los estatutos de una institución filial del Banco de México, la Banca Nacional Financiera, NAFIN (BID, 1965; Presbisch, 1970; García, 1983). Asimismo, para llevar a cabo las tareas de asistencia técnica y de inversión de NAFIN, se creó una agencia de desarrollo de las actividades turísticas, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, FONATUR (FONATUR, 1982).

La tarea de gestión de créditos para el desarrollo turístico, inicia con la integración de la Banca Nacional Financiera de México (NAFIN) a los proyectos de desarrollo económico nacional. NAFIN fue constituida el 24 de abril de 1934, siendo su función inicial específica la de fomentar y financiar las empresas industriales que coadyuvasen al desarrollo económico de México (BID, 1965:13).

De acuerdo a los principios constitutivos de NAFIN, establecidos en la ley de 1934, esta institución inició sus actividades como sociedad financiera encargada de restituir liquidez al sistema bancario mediante el reintegro a la economía privada de los bienes adjudicados al Estado y los que estaban en posesión de los bancos de depósito. Al mismo tiempo, era su propósito fundamental formar un verdadero mercado de valores mediante el estímulo y la dirección de la inversión de capitales en la organización y ampliación de empresas (BID, 1965:15).

Más adelante, la Ley Reformatoria del 30 de diciembre de 1947 le ha conferido la función de obtener y manejar créditos de fomento del exterior, para contribuir al financiamiento de inversiones productivas. En este campo, siempre se ha tenido presente que el financiamiento exterior debe ser complementario respecto a fondos nacionales; que sea de recuperación automática; y que los términos y condiciones de contratación demuestren que los proyectos financiados son adecuados.

NAFIN apoya preferentemente proyectos de inversión en beneficio nacional proporcionando financiamiento a largo plazo en condiciones más adecuadas que las que pueden ofrecer los bancos que trabajan sobre bases estrictamente comerciales. NAFIN también alienta el capital privado, compartiendo los riesgos mediante la inversión en acciones y la garantía y suscripción de obligaciones. Asimismo, proporciona asistencia técnica y coadyuva en los programas de inversión con estudios y proyecciones de las ramas industriales (ídem)

A través de NAFIN, México ha mantenido relaciones crediticias con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Corporación Financiera Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia para el Desarrollo Internacional, el Banco de Exportación e Importación de Washington, bancos y proveedores de equipos de Alemania, Bélgica, Canadá, EEUU, Francia, Holanda, Reino Unido, Italia, Japón, Polonia, Suecia, Suiza y la antigua Yugoslavia (BID, 1965; 19).


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