Gerardo Arceo Moheno
La simple adopción de las TI no logra necesariamente los propósitos propuestos (Alpar y Kim, 1990, Grover et al. 1997). Algunos estudios han tratado de identificar factores ambientales, organizaciones e individuales para determinar la adopción e implementación de las TI en las grandes empresas (Winston y Dologite, 1999; Gallivan, 2001). Johansen et al. (1995) señalan que las empresas varían considerablemente en su capacidad para asimilar, integrar y utilizar el valor de la tecnología. Sin embargo, las TI no deben ser caracterizadas solamente por su tasa de adopción o difusión, sino más bien por lo ancho y profundo en las cuales estas son implementadas y usadas en la organización (Raymond y St-Pierre, 2005), por tanto, es importante diferenciar entre la adopción de una tecnología y su implementación o asimilación, es decir, el grado y alcance de su uso dentro de la organización. De acuerdo a la teoría de la asimilación de la tecnología (Cooper y Zmud, 1990; Fichman y Kemerer, 1997), las tecnologías deben penetrar y difundirse en los procesos organizacionales para mejorar el rendimiento organizacional. La asimilación, definida como el grado de dominio que se tiene sobre las tecnologías y aplicaciones instaladas (Brandyberry et al., 1999), es decir, el grado en qué el uso de una tecnología se difunde entre los procesos de trabajo organizacionales y se convierten en rutinas en las actividades asociadas con estos procesos (Tornatzky y Klein, 1982; Chatterjee et al., 2002), es un factor clave que explica la influencia de la adopción de las TI en el rendimiento organizacional (Jarvenpaa e Ives, 1991; Armstrong y Sambamurthy, 1999; Chatterjee et al., 2002).
Su uso exitoso requiere, además, la adaptación mutua de la tecnología y el contexto organizacional (Leonard-Barton, 1988; Purvis et al., 2001). En otras palabras, las TI deben ser adaptadas a las estructuras organizacional e industrial (Van de Ven, 1986), mientras que las estructuras y normas deben reformarse para facilitar el uso de las tecnologías (Kwon y Zmud, 1987).
La asimilación es considerada dentro del concepto de sofisticación, definido como la medida en que varias tecnologías y aplicaciones son asimiladas y dominadas, así como saber en qué medida estas tecnologías forman un todo coherente e integrado (Gupta y Somers, 1992; Raymond y Paré, 1992; Sabherwal y Kirs, 1994). Armstrong y Sambamurthy (1999) puntualizan que la sofisticación de las TI es uno de los factores que influyen en el logro de beneficios tangibles e intangibles. El componente adicional a la asimilación dentro de la sofisticación es la integración, que se define como el número de tecnologías y aplicaciones que comparten una misma base de datos.
En el contexto particular de la GC, las TI se convierten en un habilitador para los procesos de GC, aunque sin la asimilación a estos procesos, las TI no son suficientes para mejorar el rendimiento de la empresa. Así, algunos estudios no han encontrado un efecto directo significativo de las TI en el éxito de la GC (Gold et al., 2001; Goodhue y Thompson, 1995).
Sin embargo, muchos de estos estudios examinan el rol de las TI aisladamente, pasando por alto la relación existente con otros factores de éxito de la GC y el efecto de la asimilación de la TI dentro de los procesos de GC (Khalifa y Liu, 2003).
En cuanto a la innovación, teóricamente es posible provocarla sin usar ordenadores u otras TI, aunque en la práctica no sea así (Davenport, 1996). Las TI son tanto un posibilitador como un implantador de la innovación. La relación entre las TI y los procesos organizativos es recíproca: los procesos necesitan de las TI para lograr un cambio radical y hace falta una visión de procesos (que no funcional) para aprovechar las capacidades de las TI en forma interfuncional y dirigida al rendimiento. Sin embargo, los efectos de las TI sólo pueden conseguirse plenamente si se producen procesos de «co-invención» (Libro Blanco, 2004), lo que se refiere a la integración plena de estas tecnologías en los procesos empresariales para lograr incrementar su eficacia.
4.8. LAS TI E INVERSIÓN
La cuestión de innovar las TI es un hecho al que se enfrentan los directivos de hoy. Abrahamson y Fairchild (1999) apuntan que muchos directivos adquieren TI no por tener una conducta innovadora sino debido al fenómeno bandwagon, es decir, por seguir la conducta “yo también”, especialmente si la TI tiene un perfil público alto, como el ERP, sin considerar los altos costos y riesgos que involucra.
En los primeros años de las TI, la mayoría de las aplicaciones se desarrollaban conforme a especificaciones individuales con la desventaja del costo y tiempo empleado en el desarrollo conforme a especificaciones individuales. Actualmente, la mayoría de las organizaciones tratan de hallar una aplicación genérica que puedan comprar antes de recurrir al desarrollo conforme a especificaciones individuales. Aun así, implican inversiones.
Las TI constituyen una parte fundamental en las competencias organizacionales del siglo XXI, pero ¿producen valor las cuantiosas inversiones que se hacen en TI- Un gran número de investigadores han apuntado que no hay un impacto significativo de las grandes inversiones en TI en la productividad. Además, se reconoce que no es fácil calcular un valor monetario como rendimiento proveniente de inversiones en TI. Es pertinente mencionar que valor no es sinónimo de rendimiento sobre inversión; hay más tipos de valor que un mensurable rendimiento financiero sobre una inversión. El valor que la empresa recibirá, dependerá del tipo de inversión en TI que haga (Bharadwaj et al., 1999; Licht y Moch, 1999), puntualizando que no se debe esperar que todas las inversiones en TI muestren un rendimiento mensurable, ya que las inversiones pueden tener valor para una organización aun sin un rendimiento financiero demostrable.
Adicionalmente, se señala que las iniciativas de tecnología trabajan con tangibles (infraestructura de computadoras, redes computarizadas, bases de datos y software) e intangibles (necesidades, ideas y estrategias del usuario y la organización). La necesidad de ajustar una tecnología a estos conceptos intangibles abstractos y, en muchas ocasiones, difíciles de comprender, proveen de incertidumbre las inversiones en TI.
En este contexto, y para comprender los posibles beneficios que se obtienen por las inversiones hechas en TI, la tabla 4.2 muestra los diferentes tipos que pueden adoptar estas inversiones así como sus posibles rendimientos y ventajas.
- Inversión en infraestructura: inversión que tiende a ser costosa y no muy emocionante. Se incluyen computadoras, redes de comunicaciones y algún software de fines generales como sistemas para el manejo de bases de datos; además de una infraestructura humana que trabaja con estos componentes para crear una serie de servicios compartidos de tecnología, los que se aplican a los procesos clave de negocios. El principal argumento a favor de invertir en infraestructura gira en torno de la necesidad de estar listos cuando surge una oportunidad y de tener tecnología que esté al día, mientras que la principal dificultad estriba en que se pide invertir ahora para obtener un posible y sumamente incierto beneficio futuro. En la práctica, todo parece indicar que gran parte de la justificación para invertir en infraestructura se basa en la fe.
La infraestructura es vital y de hecho, se puede afirmar que la gran mayoría de las organizaciones de hoy, cuentan con una infraestructura de tecnología.
- La inversión debida a que no hay otra manera de hacer las cosas, es decir, no hay otro camino excepto la tecnología, quizá pueda generar un gran rendimiento al examinar las alternativas no factibles, como contratar a un gran número de empleados para que hagan el trabajo.
- La inversión por necesidad competitiva se realiza para poder competir y permanecer en la industria. Como justificación económica y pertinente podrían verse los costos de oportunidad. Cuando una organización se ve forzada a invertir en TI para permanecer competitiva, sin tener mucha probabilidad de aumentar las ganancias o la participación en el mercado, el principal beneficio es permanecer en el negocio evitando perder participación en el mercado.
- Las inversiones en TI para transformar la organización forman, por lo general, parte de un programa de transformaciones mayores; permiten nuevas formas de organización como estructuras virtuales y basadas en equipo. Hacen una contribución que es parte del resultado de un esfuerzo general de cambio. Si no es posible aumentar los precios para recuperar la inversión o para generar ingresos a partir de ésta de algún modo, es probable que sea el consumidor quien reciba los beneficios reales (al igual que las inversiones por necesidad competitiva) en forma de un excedente económico o de servicio.
Una iniciativa de GC dentro de la organización es, indudablemente, (y así debe ser vista) una estrategia transformativa, por tanto, las inversiones en TI que se hagan en aras de la GC deben considerarse dentro de este tipo de inversión. Normalmente, los beneficios son indirectos, tales como el uso de las TI para brindar un excelente servicio al cliente. En el caso de los sitios Web no existe una manera precisa de determinar como ganar dinero con esa tecnología. ¿qué se puede decir de compañías para las que Internet es un canal adicional para recibir y proporcionar información- ¿acaso estas compañías obtienen algún beneficio mensurable en estas inversiones?.
Weill (1993) sintetiza en tres categorías los tipos de inversión:
- Estratégicas: realizadas para ofrecer ventajas competitivas a través de mayores ventas, participación en el mercado o ambas.
- Informativas: proporcionan informes como ventas y presupuestos.
- De transacción: procesan las transacciones fundamentales de la empresa, como entrada de pedidos o cuentas por pagar y cobrar.
Weill (1993) detectó que las inversiones de transacción tienen relación positiva con altos niveles de rendimiento y productividad, pero no detectó relación positiva entre la inversión estratégica y cualquier medida de desempeño,
Este mismo autor sugiere el concepto de eficacia de conversión, al que define como la eficacia con la que las inversiones en TI se convierten en producciones útiles, midiéndola en función de cuatro componentes:
- el compromiso de la más alta dirección
- la experiencia con la tecnología de información
- la satisfacción de los usuarios y
- la turbulencia del ambiente político de la compañía.
Considerando este concepto, este autor encontró que las empresas con alta eficacia de conversión mostraron una fuerte relación positiva entre inversión estratégica y desempeño.
La infraestructura organizacional existente de TI tiene un impacto considerable en la eficacia de conversión al proporcionar los recursos disponibles para una nueva iniciativa. La cuestión no es solo de inversión, sino que también implica aprendizaje y tiempo; con la nueva tecnología hay una curva de aprendizaje, que en ocasiones es bastante escarpada.