EL IMPACTO TRIBUTARIO DE LA ECONOMÍA INFORMAL EN MÉXICO. EN BUSCA DE UNA PROPUESTA ESTRUCTURAL
Emigdio Archundia Fernández
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4.1. Estudio de mercados itinerantes en la Ciudad de Celaya.
Por las condiciones de provincia, Celaya representa una zona muestra interesante para apreciar la forma de trabajar los tianguis (mercados urbanos itinerantes) de los barrios y las colonias: de los miércoles de la colonia Emiliano Zapata, de los viernes de la colonia Valle hermoso, nocturno de la colonia San Juanico, de los lunes de la zona centro, de los sábados de la colonia Insurgentes, de los domingos de la Central, nocturno de la colonia el Fovissste, de los domingos en Cañitos, de la colonia Valle de los Naranjos, todo ello con la finalidad de entender las lógicas de los mercados.
La investigación se basó en el estudio realizado por estudiantes de la Universidad de Guanajuato conjuntamente con el Dr. Ricardo Contreras Soto de las áreas de afluencia de las colonias aledañas, observaciones etnográficas, entrevistas a comerciantes y a consumidores de acuerdo a la teoría de mercado central urbano y a la teoría del capital social. El enfoque conjunto es una aproximación de antropología económica, los resultados nos permiten entender las diversas modalidades de los tianguis y los procesos sociales que hay en ellos.
Esta investigación es un aporte más de los estudios de socioeconómicos que realiza el Área de Investigación conjuntamente con compañeros y alumnos de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad de Guanajuato Campus Celaya-Salvatierra y de otras Instituciones de Educación.
Estudiar los mercados itinerantes urbanos, también llamados mercados sobre ruedas, pulgas, rastros, tianguis, mercados populares, mercados informales, son objetos de atención interesantes por el complejo cultural, social, histórico y económico que los configuran.
Desde las modalidades históricas distintas como por ejemplo las ferias en Europa, hasta otras modalidades de comercio han sufrido transformaciones en los procesos de intercambio, negociación y consumos, aunados a circuitos integrados en territorios y sistemas productivos determinados.
Se había planteado teóricamente, que este tipo de comercio (el tianguis) como comercio tradicional poco a poco se iría extinguiéndose, para ser sustituido por mercados más modernos como son los centros comerciales. Cuestión que está en duda, ya que en muchos de los países están consientes del papel que realiza o que potencializa este espacio social:
1. Al impulsar la economía regional este tipo de comercio en la distribución de los productos en los consumos locales.
2. Evita y debilita los arbitrios de los casi monopolios mercantiles “Centros Comerciales” y de algunos productores trasnacionales.
3. Por las demandas de calidad de los productos que se ofertan, como son los productos tradicionales, ya que tienen en muchos casos una calidad artesanal muy buena, no industrial que solo busca abaratar los costes y maximizar ganancias.
4. Se ha impulsado este espacio por ciertos movimientos ecológicos y ligas de consumidores, por ejemplo: en el repudio a la comida chatarra y a productos compuestos por transgénicos, y/o químicos, propios de la producción masiva en el capitalismo. Donde se pretende reorientar y conservar sobre todo los cultivos tradicionales, evitando así la privatización o exterminio de la diversidad genética de los productos agrícolas tradicionales. Aunque es de reconocer que en México, algunos de los productores trasnacionales son los grandes beneficiarios de la economía informal, ya que en dichas transacciones se evade impuestos.
5. Su carácter potencial es el de reforzar estas modalidades para impulsar el comercio más justo con los pequeños productores directos sin abandonar el estado de derecho que priva para ser contribuyente del ISR e IVA cumpliendo con las disposiciones fiscales.
6. También ha sido motivo de atención como mercados laborales, donde en algunos países posibilitan tener una forma de empleo y ciertas derramas económicas sociales a un mayor número de participantes. Ante un trasfondo económico de poco empleo y bajos salarios. El sector informal en México es el 46% recientemente calculado en la presente tesis.
7. En los países periféricos los mercados itinerantes juegan un papel importante en las formas de abastecimiento material de las unidades familiares para su subsistencia.
8. Los mercados itinerantes también son espacios de socialización en donde se dan relaciones no solo económicas sino vinculadas a un amplio tejido de redes de capital social y de la cultura popular.
9. Por todo esto y sobre todo por la potencialidad estratégica regional y local que prometen como respuesta ante la globalización y el intercambio desigual los mercados itinerantes son objeto de atención.
Todo ello representa una gran oportunidad de desarrollo pero sin abandonar el estado de derecho fiscal obligación de todo ciudadano.
Los problemas dados en el fenómeno de la rápida tercerización de la economía en los países periféricos, donde poco a poco se han desplazado y aniquilado las actividades. Nuevamente es sobre la ciudad de Celaya, aunque la problemática de los tianguis no se circunscribe a ella, pero, permite redimensionar a este objeto de estudio de la presente tesis con algunas características encontradas en estos estudios de casos.
El interés de la tesis es apoyar la posible reestructura del sistema impositivo y que mejor conociendo los mercados itinerantes mostrando a la par las condiciones sociales, culturales y los procesos económicos, para poder sugerir y reorientar en lo posible las acciones y los compromisos por parte de las ciudadanía, también compartir preocupaciones con los responsables de los sectores productivos, así como de los Sectores Gubernamentales (Federal, Estatal y Municipal) y contribuir, se encontró que los tianguis son formas dinámicas de comercio, muy apegadas a las condiciones y posibilidades de las personas de los países en la periferia y a ciertos elementos culturales principalmente de las clases medias y bajas, así como de los excluidos.
Así mismo, los mercados itinerantes participan como actores económicos de muchas maneras: como locatarios formales, locatarios itinerantes eventuales, gente que pide limosna, vendedores ambulantes sin espacio determinado (itinerantes de los itinerantes o rotativos - móviles de los tianguis), empleados de algún comerciante y otros prestadores de servicios generalmente des cualificados. Permitiendo tener con ello, algún ingreso económico. La estructura informal facilita el ingreso de los participantes, resulta interesante la reordenación.
Por otro lado, queda claro también que la problemática depende de cuestiones macro y meso económicas como el desempleo, la pobreza, los bajos salarios, que no se reduce a las personas que participan. También la tendencia a la tercerización de la economía en la periferia, no responde a un gusto, sino a la exclusión de actores sociales en los sistemas productivos económicos, dominados principalmente por las grandes industrias del centro. A nivel micro, las configuraciones productivas y de servicio de la región. Por eso se consideran estratégicos estos espacios públicos para fortalecer la economía regional.
En Celaya, así como en el resto del país, se presenta el comercio informal o ambulantaje, en el cual las personas parte de ellas, se dedican a hacer actos de comercio en vías públicas recorriéndolas o apareciendo en los tianguis determinados días y volviendo cíclicamente a poner sus puestos de venta en partes donde, ocupando muchas de las veces calles enteras, otras se sitúan en parques y jardines, los cuales obviamente no fueron diseñados ni pensados para tales actividades. Así en Celaya se ven diariamente tianguis en alguna parte de la ciudad.
Los tianguis tienen formas diferentes de servicios comerciales, están compuestos por una masa amorfa de vendedores independientes, pero el espacio en su conjunto, se va especializando y adquiriendo una lógica propia dentro de procesos sociales de aceptación de los productos, dinámica de necesidades materiales y simbólicas de las personas y de las ofertas de los comerciantes. De esta manera se van distinguiendo: nocturnos, de segundas, de suministros familiares de comida o de ropa, electrónicos, artesanales, etcétera.
Es decir, la dinámica se da cuando la demanda y la oferta de productos es para dar suministros de alimentos: frutas, verduras, carnes, etcétera el mercado es local, es decir atiende solo a el área de afluencia local, cuando son de alimentos preparados participan las personas del área de afluencia local principalmente.
Pero, cuando empieza haber una diferenciación en la oferta como una forma de especialización, las personas de otras colonias y lugares más alejadas del área de afluencia empiezan a visitar y consumir generándose un circuito de consumo especial. De acuerdo al tipo de características o especialización es la
Cobertura del consumo, si es un tianguis de abastecimiento de comida, generalmente su área de afluencia es local, es decir muy circunscrita a las colonias o barrios, mientras que si tienen características de cierta especialización se abre la cobertura v.gr: como se ve en los tianguis nocturnos de colonias obreras, han sido una demanda de acuerdo a las posibilidades de tiempo libre y disponible de los trabajadores (as) para suministrarse o recrearse.
Estas modalidades de tianguis que son relativamente jóvenes han tenido buena aceptación. El tianguis del jueves de Tonalá en Guadalajara México por ejemplo, es un tianguis muy interesante, principalmente sus productos son artesanales con gran creatividad, y los consumos simbólicos de este mercado cuestionan esa idea retomada de una formulación de la Pirámide de Maslow donde se deben de satisfacer primero las necesidades fisiológicas, es por ello que consideraban algunos teóricos sociales que el gusto por las dimensiones simbólicas estéticas de los objetos decorativos, del arte y las artesanías, su consumo no eran comunes para las clases subalternas (por la situación de crisis permanente que existe en los países periféricos, donde supuestamente hay que comer primero y luego apreciar las cuestiones estéticas), sin embargo, este tianguis popular que es muy concurrido por muchas personas, principalmente de clases medias a bajas y turistas, donde se vende artesanía popular, no tanto, re funcionalizaciones de la cultura de masas, sino símbolos más populares, con criterios completamente diferentes de la distinción de las clases dominantes, es lo que lo hace muy interesante.
Dentro de la tipología de servicios encontrada en los tianguis, señalamos que el del lunes y domingo están más orientada a un sector de consumidores jóvenes donde se vende ropa, componentes electrónicos de novedad, música. La comida preparada para consumo directo que se vende ahí (sobre todo la del tianguis del domingo) refuerza la visita acompañada que hacen los clientes con comida popular (gorditas, tacos, pacharelas, que sus aromas principalmente generan un efecto sensitivo) en un área común asignada. No son mercados de abastecimiento de comida familiar. Y son los dos tianguis más transclasistas de Celaya. En las orillas de estos mercados y en algunos de los puestos establecidos venden ropa y artículos de segunda, haciendo un circuito paralelo o conjunto de consumo.
Se puede decir que hay una redistribución del ingreso local, por las actividades económicas en los tianguis, ya que algunos de los comerciantes son de esta comunidad. Los tianguis por lo tanto tienen una derrama local que debe verse y estudiarse, así como sus impactos sociales y culturales, de ahí la importancia de ver el aspecto resonado de la economía informal como tal.
El prestigio de los mercados es simbólico y no se construye de la noche a la mañana, más aún cuando la forma de trasmitirlo principalmente es de comunicación frente a frente, el arraigo de los participantes va generando identidad.
También es importante identificar en algunos otros casos de la procedencia de gremios de manera geográfica - barrial. Posiblemente como tenemos entendido en la ciudad de León en el barrio de los zapateros toda una tradición generacional de labores en la división técnica de trabajo y en las subculturas laborales. Este caso se presenta como una red de distribución geográfica de ropa de segunda en una comunidad migrante laboral de Guanajuato donde se hizo una red de comerciantes con miembros de la comunidad y con distribuidores de Estados Unidos.
Lo visitan de diferentes clases sociales, a diferencia de los otros tianguis, que son por ejemplo los nocturnos para trabajadores y sus familias, el de las insurgentes y el de Emiliano Zapata para personas de muy bajos recursos.
Hay que recordar que el conflicto que hubo con los desalojos de vecindades en Tepito, Ciudad de México en el 2007 donde supuestamente eran las fábricas reproductoras de discos atractivo turístico. La fuerza creativa que hay en la dinámica de los tianguis, en el ambulantaje y en los mercados con la gente que participa se puede potencializar bastante el capital social.
Los tianguis no solo son espacios de interacciones económicas, son también espacios de socialización y recreación para la mayoría de las personas que van: a ver los puestos, ver a que personas se puede encontrar, desenfadarse, ver múltiples colores y productos, escuchar sonidos y ruidos, diversos olores, visitar museos vivientes de los objetos y de las tecnologías todo esto hace especial el recorrido que rompe con la rutina y la alienación de la vida cotidiana. No hay que olvidar los márgenes de acción y representación de los agentes que la visitan. En contraste con los centros mercantiles que también el espacio de compra y de distracción los efectos subjetivos son diferentes, ya que hay un conjunto de dispositivos seductores marcados en la distinción social en los actos de consumo en los centros comerciales, por otra parte, hay elementos identitarios en los tianguis.
El gusto de temas que más gustan a las personas en los tianguis, llama la atención la importancia de los consumos culturales como son los discos y las películas principalmente, que están dentro las necesidades principales piratas, puntos de distribución de drogas y lugares donde se falsifica ropa. Tuvo que entrar la fuerza pública primero por la resistencia de los inquilinos de las zonas afectadas con esta decisión, pero también hubo solidaridad de otros comerciantes y vecinos del barrio. Ante esas formas de solidaridad y/o complicidad como capital social, vemos ese complejo de actividades comerciales arraigadas en la comunidad del barrio receptor y aceptado.
También se puede suponer lo mismo en barrios comerciales como el de Santo Domingo en el D.F. donde era el lugar de producción de documentos apócrifos: títulos falsos, notas para facturase para ser adulteradas, fabricas de títulos entre otras. De la misma manera en la ciudad de León la identidad barrial está muy identificada con los gremios de los zapateros y los comerciantes de calzado. Por ejemplo los rastros, el de Madrid España, las “pulgas” de la frontera México o Estados Unidos, el mismo Tepito son lugares obligados a visitar.
En el periódico de la Jornada de Jalisco del día 25 de mayo del 2007 en su página 39 señala la experiencia de los indios Mazahua en el centro de la ciudad de México donde en la forma de trabajo comunitario que es el Tequio se está organizando la autoconstrucción de vivienda, después de vivir en casuchas de cartón y cuartos de lamina, gestión dada por los mismos indios y por el gobierno de Distrito Federal. Quien aporta sobre el estudio del Tequio como preocupación en la organización del trabajo en las ciencias administrativas es (Jorge Ríos Salay: 2009).
Sorprende la importancia que hay en la vida cotidiana de las personas, estos productos, cuando se supone que debe estar más orientado el gasto a la comida y a las necesidades inmediatas, marcado por el dicho “primero es comer que ser cristiano” en un país periférico, sobre todo cuando hay crisis recurrentes como la que se está viviendo actualmente, por ejemplo, poner música en la casa o en el taller para amenizar las actividades a realizar e imaginar lo connotado o asociado es importante, esto nos da idea relativa del papel que juega las prácticas simbólicas y su potencialidad social en estas condiciones.
La discusión existente sobre las mercancías “legítimas” y el pirateo o mercancías “ilegítimas” se ha quedado en una gazmoñería fabricada, en la que no se considera lo inmoral de la pobreza de las mayorías de las personas en las periferias, no considera lo penoso que hay en la falta de empleo, así como no les genera incomodidad las cosas que tiene que hacer las personas para satisfacer sus aspiraciones personales. Heat (2000:6) hace un estudio sobre las crisis en México desde la década de los 70 hasta 1998 con reportes mensuales. Utiliza como modelo el de Eichengreen / Kaminsky, con umbrales de severidad (desviación estándar) en tres escalas de intensidad de la crisis: moderada, aguda, severa.
La clasificación en tiempo es crisis moderada es menor a 3 meses, con desviación estándar mayor igual a 2 y menor a 3; crisis aguda cuando es igual o mayor a 3 meses y menor a 6 meses, con desviación estándar mayor e igual a 3 y menor a cuatro; crisis severa es mayor o igual a 6 meses, con desviación estándar mayor e igual a 4 de acuerdo a Heath han existido en este periodo 10 crisis, 4 crisis severas, 5 moderadas, 1 aguda.
Observamos que en 25 años aproximados de crisis continuas, ubicamos en 8 años claves con diversa magnitud en que se intercalan en el periodo ya mencionado.
Los medios masivos, las industrias de la televisión, de discos, la gran industria de cine han querido implementar una moral sancionadora, poco propositiva a las personas que compran y producen productos piratas, todo ello como resultado del neoliberalismo donde solo las 100 familias más ricas del país pueden ostentar riqueza.
Las necesidades físicas y simbólicas (desde una economía moral), esta discusión parcial se debe de llevar a un nivel más amplio y profundo que solo los intereses de los productores y distribuidores mayoritarios.
Los centros comerciales no son una forma desarrollada a la que evolucionan de manera “natural” los centros mercantiles. Los centros comerciales tienen que ver más con las tendencias de concentración y centralización del capital en las actividades mercantiles.
Existen tianguis que fortalecen al mercado establecido, como es el de los lunes en Celaya, diferencia de lo que creen muchos planeadores, donde supuestamente el comercio establecido se debilita por el comercio informal de los tianguis, quizás sea fortaleza ya que la competencia genera creatividad y desarrollo.
Se pueden encontrar fenómenos interesantes como es el caso del tianguis del mercado urbano denominado “Cañitos”, es un tianguis en un mercado (aunque parezca redundante) este mercado se nutre de puestos y de clientelas diferentes, ensamblándose un conjunto de servicios en un día a la semana.
La potencialidad socio económico que tienen los tianguis para volver a entretejer y reactivar las redes sociales entre los productores locales y los consumidores, cuestión actual que está fracturada por los centros comerciales, ya que ellos se proveen de otras regiones y de otros países, afectando a la producción regional y local.
Sobre todo en los productos agrícolas de la producción local. Estimular el tianguis de productores directos permitiría hacer llegar recursos financieros a los campesinos, ganaderos, apicultores, avicultores, micro y pequeñas hortalizas, pequeños industriales, nos daría mayor sustentabilidad productiva en la región, no fabricando más mano de obra barata des cualificada y excluida. Sería una medida adecuada que permitiría tener recursos para la sobrevivencia para seguir realizando actividades económicas y posteriormente estrategias de desarrollo.
Existe también una diferenciación de consumos en los tianguis, por un lado hay consumos familiares es una compra grupal pero que es llevado por algunos de los miembros, generalmente en esta cultura son mujeres (no es privativo), ya que ellas están vinculadas con un capital cultural con referencia a los alimentos y a su preparación, en la selección de frutas, verduras, etcétera, hay compras de mandaderos que son algún miembro de la familia que compra en proporciones pequeñas algún producto necesario, pero estos se hacen bajo encargo.
Hay compradores individuales que compran para sí productos, también hay decidores de compras son quienes aportan el dinero como los jefes o jefas de familia y los cargadores quienes apoyan a sus familiares a cargar las mercancías familiares.
A los comerciantes de los tianguis les pide la gente mayor responsabilidad social en cuanto aseo, cierto orden, responsabilidad económica, madurez en el trato, cuidado en el medio, higiene en los alimentos, solidaridad amplia y estética en este espacio social. El acuerdo con las responsabilidades de los comerciantes de los tianguis debe ser amplio para que puedan trabajar.
En cuanto a los mercados de segunda el reciclaje de productos alargan la vida en su uso, pudiendo acceder las clases subalternas a productos necesarios, ya que estos son caros, por ejemplo: la ropa, algunos aparatos eléctricos, algunos objetos de cocina, etcétera. También, muchos de los productos se reciclan, en otros términos de funcionalidad a la que fueron diseñadas. Como es el caso de objetos viejos: espuelas, planchas de carbón, espadas, quinqués etcétera, que pasan hacer objetos indumentarios con cierta re funcionalidad (pisa papeles, apoyadores de libros, maceteros, etcétera) y ornamentales (como son los resinificados, connotativos de la estética del campo, de lo rural, de loa antiguo, de los abuelos, de la revolución, etcétera), de ciertas clases sociales con cierto nivel de estudio, generalmente.
Vemos en los mercados de segunda aparece una amplia posibilidad creativa y conservativa de la naturaleza con los productos que dejaron de utilizarse (para reintegrarse dentro de estrategias de reciclaje), aunada a las iniciativas de creatividad para revalorar los consumos sociales. Los mercados de segunda son auténticos museos de objetos y de tecnología, la creatividad aunadas a las actividades lúdicas pudieran alimentar el espíritu científico.
Todo ello se encontró como riqueza cultural en los tianguis itinerantes de Celaya, por un lado una riqueza cultural en su contexto de interacción social y por otro, el abandono del estado de derecho lo cual propicia ciertamente el comercio ilegal de productos, afectando las finanzas públicas de un estado, y por ende de su población. Es de pensarse que quizás sea sano mantener la tradición de los tianguis y comerciantes semifijos en los mercados itinerantes pero por otro lado, pensar que un sociedad creciente y responsable, debe llevar un orden en lo que respecta a las obligaciones en un estado de derecho, en otras palabras, el pertenecer a un tianguis o pulga o cualquier otro concepto de mercado ambulante, no limita a la obligación de cumplir contribuyendo al gasto público.
El análisis se realizo observando desde la óptica del consumidor, pero es necesario observarla desde la visión del que lucra y obtiene un beneficio y no contribuye al gasto público. De ahí de la importancia de ordenar, rediseñar e implementar un sistema fiscal lo suficientemente versátil que permita, por un lado, no perder la identidad como pueblo latinoamericano y por otro, de frente a la modernidad, no perder la riqueza de ser un estado jurídicamente maduro, educado y justo mediante el cobijo de la Ley como principio fundamente de organización.