Alicia María García Díaz Mirón
“No obstante la importancia evidente de las inversiones en enseñanza superior, en el crecimiento económico y el desarrollo social, el sector sufre una crisis de proporciones mundiales. La educación superior depende considerablemente del financiamiento fiscal en todos los países. En una época de restricciones fiscales generalizadas, las naciones industriales y en desarrollo se esfuerzan por resolver el problema de cómo conservar o mejorar la calidad de la enseñanza superior, cuando al mismo tiempo se restringen los presupuestos para la educación, en general, los gastos por estudiante.”
“La crisis reviste mayor gravedad en el mundo en desarrollo, debido a que los ajustes fiscales han sido más drásticos y a que a estos países les ha resultado más difícil contener las presiones para aumentar las matrículas, sobre todo teniendo en cuenta que las tasas de matrícula son relativamente bajas.”
“El resultado ha sido una restricción notable del gasto por estudiante desde fines de los años 1970. En la medida en que esta situación sea el resultado de una utilización más eficiente de los recursos, es conveniente que el gasto por estudiante sea menor; sin embargo, en muchos países la calidad de la enseñanza y la investigación se ha deteriorado aceleradamente, y las instituciones del nivel terciario funcionan en condiciones adversas: hacinamiento, deterioro de las instalaciones y falta de recursos para gastos no salariales, como libros de texto, materiales didácticos, equipo de laboratorio y servicios de mantenimiento. Como reflejo del lento aumento de la demanda global de recursos humanos calificados, el desempleo de los estudiantes graduados en los países en desarrollo se elevó marcadamente en los años ochenta y continúa aumentando.”
“En la mayoría de los países en desarrollo, la enseñanza superior ha sido el subsector de más rápido crecimiento del sistema educativo en los últimos 20 años, toda vez que las matrículas aumentaron como promedio en 6.2% al año en países de ingreso bajo, y mediano bajo, y 7.3% en los de ingreso mediano alto. Este rápido aumento se ha debido a los elevados niveles de subsidios y, en algunos casos, al empleo garantizado por el gobierno a los estudiantes graduados. En muchos casos, el resultado de estas políticas ha sido un crecimiento de las matrículas insostenible desde el punto de vista fiscal, y un pronunciado descenso de la calidad. El deterioro de las normas académicas en el nivel primario y secundario, también ha afectado los resultados de la enseñanza superior. Si bien el rápido aumento de las matrículas ha dado un mayor acceso a la educación post-secundaria de los grupos tradicionalmente menos privilegiados, entre ellos mujeres y estudiantes provenientes de zonas rurales, la enseñanza superior sigue siendo en general elitista, y la mayoría de los estudiantes provienen de las familias acomodadas. “
“A pesar de que las tasas de matrícula de las mujeres han aumentado más rápidamente que las de los hombres, las mujeres aún están extremadamente subrepresentadas en la enseñanza terciaria en muchos países. Si bien las tasas de matrícula de hombres y mujeres son relativamente iguales en los ex países socialistas de Europa oriental y central y en algunos países de América Latina (por ejemplo, en Brasil), en 1989 las mujeres representaban sólo el 25% de las matrículas en África, el 35% en Asia, el 36% en Oriente Medio y Norte de África y el 47% en América Latina y el Caribe.”
“Al problema de disminución de los recursos por estudiante se agrega su uso ineficiente. En muchos países en desarrollo la enseñanza superior se caracteriza por la baja relación entre estudiantes y personal docente, servicios subutilizados, duplicación de programas, elevadas tasas de deserción y repetición, y una muy alta proporción del presupuesto destinado a gastos no educacionales, como vivienda, alimentación, y otros servicios subvencionados para los estudiantes. Por ejemplo, en un país latinoamericano, los costos por estudiante de las universidades públicas son siete veces más altos que en las universidades particulares, debido a las tasas de repetición y deserción más altas. En muchos países africanos de habla francesa, más del 50% del presupuesto total destinado a la educación superior se gasta en subsidios no educacionales para los estudiantes. Estos elevados subsidios a los estudiantes de universidades públicas constituyen no sólo una inversión educacional ineficiente sino también un gasto social regresivo, puesto que los estudiantes matriculados en las universidades provienen en forma desproporcionada del extremo superior de la escala de ingresos.”
“En el último decenio varios países de la OCDE han reaccionado a la crisis del financiamiento adoptando políticas innovadoras destinadas a aumentar la eficiencia de la enseñanza superior y estimulando el mayor financiamiento privado.”
“A pesar de las severas presiones fiscales que enfrenta la mayoría de los países en desarrollo, son pocos los que han avanzado realmente en la esfera de la reforma de enseñanza superior. Sin embargo, la experiencia de unos pocos países en desarrollo, como Chile, indica que es posible lograr un sistema de enseñanza post-secundaria que funcione bien, sea diversificado y experimente crecimiento, incluso cuando se reduce el gasto público por estudiante.”
“En realidad, se puede aducir que la enseñanza superior no debiera tener mayor derecho a utilizar los recursos fiscales disponibles para la educación en muchos países en desarrollo, en especial los que aún no han logrado acceso, equidad y calidad adecuados en los niveles primario y secundario. Esto se debe a la prioridad que los países asignan al logro de la escolarización total; a que las tasas de rentabilidad social de las inversiones en la educación primaria y secundaria por lo general superan las de la enseñanza superior, y a que las inversiones en el nivel básico también pueden mejorar la equidad puesto que tienden a reducir las desigualdades de ingresos. Es necesario que cada país considere cuidadosamente el equilibrio adecuado en la asignación de recursos entre los tres subsectores de la educación, atendiendo a las tasas de rentabilidad social de cada nivel y también los aspectos complementarios que existen entre la enseñanza primaria, secundaria y superior. Además, la realidad fiscal en la mayoría de los países en desarrollo indica que los mejoramientos de la calidad y el aumento de las matrículas en la enseñanza post-secundaria pueden lograrse con poco o ningún aumento del gasto público.”