Alberto Ibarra Mares
Pinches, de la Universidad de Missouri, Mingo, y Caruthers, ambos de la Universidad de Oklahoma (1973), presentaron un trabajo cuyos objetivos fueron: a) desarrollar una trabajo empírico sobre las clasificaciones o taxonomía de los ratios financieros; b) medir la estabilidad de los factores a largo plazo durante un período de 18 años, así como los cambios de estas clasificaciones durante los períodos de: 1951, 1957, 1963 y 1969 ; c) obtener una clasificación de factores estadísticamente independientes con relación al gran número de ratios que existían en la literatura sobre el tema.
Su trabajo examinó la significancia predictiva de los ratios financieros considerando la quiebra empresarial y los ratings de los bonos. Además, para el desarrollo de la investigación tomaron en cuenta aquellos estudios que habían tratado los temas sobre el efecto del tamaño, crecimiento y clasificación industrial de los ratios, con el fin de estructurar su investigación sobre la base de: la evidencia empírica, una taxonomía de los ratios y las mediciones contables de largo alcance durante los cuatro períodos ya mencionados.
Utilizaron como metodología el análisis factorial con el fin de observar la reducción de las variables en un número reducido de factores. Éstos tenían la propiedad de retener la máxima cantidad de información, explicando la máxima varianza contenida en la matriz de datos originales.
La base de datos se obtuvo del “Compustat Data Tapes” y estuvo conformada por 221 empresas industriales a las que se les aplicaron los 48 ratios financieros. Una transformación logarítmica se llevó a cabo en todos los ratios cuyos objetivos fueron: incrementar la normalidad, reducir los “outliers” o variables extremas e incrementar la homosteacidad de las distribuciones.
El análisis factorial dio como resultado 7 grupos o factores que fueron diferentes con respecto a las numerosas clasificaciones que se habían realizado anteriormente “ad hoc” con ratios financieros. Aquí observaron que debido a su correlación, algunos ratios aparecían en más de un grupo. Los factores y los ratios de cada grupo fueron los que se muestran en el cuadro 2.31.
Los 7 factores capturaron entre 87% y 92% del total de la información contenida en las variables originales a lo largo de los cuatro períodos. Estos resultados del análisis factorial les indicó a Pinches et al., que el factor No. 4 correspondiente al apalancamiento financiero, era el más estable. En cambio, la intensidad de capitales fue el factor menos estable a través de los años en términos de consistencia. Con respecto a los ratios más correlacionados con cada uno de sus respectivos factores se obtuvieron los del cuadro 2.32.
Según los autores, los cambios en los patrones o convenciones financieras de las empresas industriales entre 1957-1969, se volvieron más aparentes cuando el promedio medio de los ratios financieros y los resultados del análisis factorial (“diferencial-R”) fueron analizados. Estos resultados les sugirieron que las tendencias a la baja en los factores: retorno de la inversión y posición de tesorería, habían sido muy consistentes en casi todas las empresas y que el incremento en el capital intensivo en las empresas industriales no había sido el mismo en todas ellas. Por otra parte, la intensidad de las cuentas por cobrar y la liquidez a corto plazo fue moderadamente estable en todos las empresas.
Su análisis concluyó que se tenían que identificar tres patrones separados que eran: la intensidad del capital, la intensidad del inventario y la intensidad en las cuentas por cobrar. También la posición de tesorería debía tratarse como una categoría o patrón separado de la liquidez a corto plazo. Con respecto a los resultados de su análisis factorial, “diferencial-R”, éste les indicó que los patrones de apalancamiento financiero, el retorno de la inversión y la posición de tesorería, presentaban cambios más grandes entre 1951 y 1969.
Al aplicar el procedimiento multivariable se concluyó que los patrones de los factores compuestos por ratios financieros en las empresas industriales correspondientes a los siete ya citados. También detectaron que los patrones se mantuvieron estables durante los cuatro períodos. En cambio, el retorno de la inversión y el posición de tesorería presentaron la tendencia más significativa a la baja durante 1951 y 1969.
Por otra parte, el apalancamiento financiero tuvo una amplia tendencia a la alza; la intensidad de las cuentas por cobrar tuvo una modesta tendencia a la alza; y la intensidad del capital presentó una tendencia a la alza muy inestable. Por último, la intensidad de los inventarios y la liquidez a corto plazo tuvieron una tendencia completamente baja en casi todas las empresas industriales.
Con base en lo anterior, consideraron que las clasificaciones de los ratios financieros se podían determinar a través de resultados empíricos, y que la composición de estos grupos o factores eran razonablemente estables a lo largo del tiempo, aunque las magnitudes de los ratios presentasen cambios.
Su trabajo ha sido uno de los más importantes sobre el análisis factorial, pues durante la década de los setenta fueron muy pocos los trabajos serios, como el de Libby (1975), que aplicaron este análisis antes de seleccionar a las variables independientes.
Pinches, Mingo y Caruthers obtuvieron siete factores para su modelo que fueron los siguientes:
A lo largo de los cuatro años analizados, los factores lograron capturar el 91%, 92%, 87% y el 92% de la información incluida en las matrices originales. La correlación intertemporal de cada uno de los factores fue alta. Esto les indicó una estabilidad de los factores a lo largo del período analizado; siendo el factor de posición de endeudamiento el más estable de los siete.
Para las variables independientes se basaron en la teoría financiera tradicional y definieron tres factores de rotación (intensidad de capital, intensidad de inventarios e intensidad de deudores). Posteriormente, los dos últimos factores fueron comprimidos en uno sólo. En cambio, el de intensidad de capital incluyó ratios tanto de composición de activos como de rotación. Esto les llevó a incluir otro factor más en el modelo.
Los ratios de margen sobre ventas (resultado neto / ventas), cash flow tradicional / deuda total y resultado neto / deuda total, se habían venido utilizando en otros estudios como factores independientes. Sin embargo, en este trabajo no se clasificaron de forma específica en ninguno de los siete factores preseleccionados.
Esta investigación aportó dos conclusiones importantes en términos generales para los modelos predictivos, y en términos particulares para aquellos modelos que utilizaban bases de datos basadas en el efectivo, y fueron:
1. La posición de tesorería fue un factor separado y distinto del factor de liquidez a corto plazo.
2. Las variables de cash flow, como las basadas en ingresos, tuvieron un peso más fuerte dentro del factor retorno de la inversión. Esto pudo deberse al hecho de que el cash flow fue definido como ingresos netos más depreciaciones, ingresos extraordinarios y otros gastos.
Actualmente el cash flow es un concepto diferente, y al asociarlo con el retorno de la inversión, puede indicar la capacidad a largo plazo para cubrir las operaciones de la empresa. Es decir, las medidas de cash flow pueden asociarse al concepto de solvencia que también es un buen predictor dentro del modelo.