Alberto Ibarra Mares
El coste integral de financiamiento (CIC), que es una tasa con tres componentes, intenta cubrir la erosión del poder de compra del dinero prestado más el interés real (inflares más tasa real). Los tres componentes del CIF repercuten sobre el monto a pagar por el uso de la deuda y son: el coste financiero en moneda nacional, el coste financiero en moneda extranjera y los resultados por posición monetaria. En los pasivos en moneda extranjera su coste está determinado por los intereses tradicionales más las fluctuaciones cambiarias, así como la disminución en el poder adquisitivo de la moneda. Estos tres componentes que tienen una estrecha relación, exigen una congruencia en su tratamiento contable.
a) Coste Financiero en Moneda Nacional. Los costes financieros en moneda nacional se presentan dentro del estado de resultados en la cuenta de gastos financieros. Estos costes se calculan con base al interés simple, interés compuesto o las anualidades. Por ser de sobra conocido su cálculo, se omite una mayor explicación.
b) Coste Financiero en Moneda Extranjera o Paridad Técnica. A partir de 1991, el cálculo de la paridad técnica o de equilibrio quedó derogada a través del cuarto documento de adecuaciones al B-10 (circular 34). Sin embargo, este concepto es muy importante pues continúa siendo un instrumento eficaz para pronosticar el valor de una moneda nacional con relación a otra divisa que se le compare. Esta técnica es muy popular entre los economistas que trabajan en los mercados de futuros como el de Chicago, que es el de mayor movimiento en dólares.
El B-10 define a la paridad técnica como: la estimación de la capacidad adquisitiva (poder de compra) de la moneda nacional respecto de la que posee en su país de origen una divisa en una fecha determinada. Esta paridad representa una magnitud que tiende a constituir el precio natural de una divisa extranjera en unidades monetarias del país con el que se relaciona, siempre y cuando las condiciones sean similares.
Los principales valores que influyen en la fijación del valor de las divisas extranjeras, fijando una paridad superior o inferior a la que debe ser en el corto y mediano plazo, son básicamente: la dinámica de precios, el crecimiento económico (PIB), las tasas de interés, la magnitud de la producción, las expectativas inflacionarias y las reservas en divisas. En el largo plazo la relación entre los niveles de precios y los tipos de cambio es muy estrecha y tiende a ajustarse.
El objetivo central de la paridad de equilibrio “es lograr que las empresas que se endeuden en divisas extranjeras, provisionen sistemáticamente su posición monetaria corta, respecto del conjunto de las divisas en que la sustente en función de la paridad técnica o de equilibrio cuando ésta sea superior a la del mercado a la que está sujeta la empresa” (Pérez, p. 68). Para esto la fórmula compara los índices de inflación entre el país de la moneda nacional y los del país de la moneda extranjera a partir de un año base, y se multiplica por la tasa de cambio en ese momento. Respecto a los criterios para el cálculo correcto de la paridad técnica tenemos a los siguientes:
Los activos y pasivos en moneda extranjera tienen que presentarse a la paridad del mercado.
Debe existir una posición monetaria corta en moneda extranjera.
La paridad de equilibrio tiene que ser superior a la de mercado, y por lo tanto puede ser probable que se produzca una devaluación.
No se aplica la paridad técnica si al final del período los activos en moneda extranjera son superiores a los pasivos en moneda extranjera (posición larga).
En las notas a los estados financieros tiene que indicarse si la posición en moneda extranjera es corta, larga o nivelada. También debe incluirse las bases de registro y el tipo de cambio utilizado.
La paridad de equilibrio se compara con la paridad de mercado (valor de mercado) del año actual. Si la primera paridad es superior, la diferencia indica una sobrevaluación, y si es menor, indica una subvaluación y la posible devaluación de la moneda nacional. Por otra parte, cuando la paridad de equilibrio es superior a la de mercado, y la empresa tiene una posición corta en moneda extranjera, entonces se procede a un ajuste por la diferencia y la estimación tiene que presentarse dentro del pasivo a corto plazo en una cuenta especial. También debe indicarse cualquier restricción cambiaria o de otro tipo en relación con las monedas extranjeras incluidas en los estados financieros.
c) Resultado por Posición Monetaria (Repomo). El resultado por posición monetaria (también conocido como efecto monetario o efecto por posición monetaria) se produce cuando los activos y pasivos monetarios ven disminuido su poder adquisitivo en ambientes inflacionarios. Los activos monetarios originan pérdida ya que al utilizarse en el presente, se dispone de una cantidad igual al valor nominal de éstos pero con un poder adquisitivo menor. En cambio, en los pasivos monetarios el efecto es el contrario pues la empresa liquida sus deudas con valores nominales iguales pero con poder adquisitivo mayor. Para Bernstein la ganancia monetaria es “la reducción de significación económica de los reembolsos de obligaciones en una moneda que se deprecia”. En cambio la pérdida monetaria es “la pérdida de tenencia de partidas que suponen créditos a una moneda que se deprecia”(op. Cit., p. 511).
El repomo es originado por eventos económicos externos, pues el efecto monetario es producto del efecto de cambios en el nivel general de precios sobre las partidas monetarias durante un período de tiempo, y por lo tanto, este efecto debe reconocerse dentro de su período de vigencia para integrarse como un elemento determinante en los resultados de dicho período. Sin embargo, es importante considerar que la magnitud de la posición monetaria la elige la empresa pues es producto de decisiones típicamente financieras tomadas por cada una de ellas, aunque una parte del repomo se recomienda reconocerse dentro del cálculo del CIF y presentarse dicha parte en el balance general. La otra parte debe reconocerse dentro del estado de resultados.
En México antes de octubre de 1987, si el resultado del repomo era negativo, todo el efecto se incluía dentro del cálculo del CIF, pero si el repomo era positivo y el beneficio excedía a la suma algebraica del saldo deudor de los intereses y resultados cambiarios, el remanente se presentaba en el capital contable recibiendo el nombre de repomo patrimonial. En cambio, cuando el repomo era positivo pero no excedía a la suma algebraica de los otros dos componentes del CIF, la totalidad se computaba también en el CIF.
d) Resultados por Tenencia de Activos no Monetarios. El resultado por tenencia de activos no monetarios (también conocido como: retan, retanom o retanm) se determina únicamente cuando se utiliza el método de costes específicos. Este concepto significa el incremento o decremento entre el valor actualizado, por encima o por debajo de los valores equivalentes, que deben tener los activos no monetarios por causas de la inflación. Para obtener el valor actualizado, el IMCP da dos alternativas para su cálculo que son:
1. La valuación ideal: el retan se obtiene al comparar el incremento real del valor de los activos actualizados (valor de reposición) contra el valor obtenido, aplicando los factores del índice nacional de precios al consumidor que son los valores equivalentes.
2. La valuación práctica: se cuantifica por exclusión después de la actualización del capital y del cálculo del repomo. Para esto el retan debe presentarse en el capital contable, dividiendo cada una de sus cifras por conceptos (inventarios, activos fijos, coste de ventas, etc.). Para realizarse esta presentación se deben actualizar previamente las cuentas no monetarias por el método de niveles generales de precios, para poder observar la magnitud en que la actualización exceda o no entre cada uno de los métodos. El valor que prevalecerá entre los activos no monetarios será el de reposición y la diferencia entre los dos métodos será el retan.