Tesis doctorales de Ciencias Sociales


ANÁLISIS DE LAS DIFICULTADES FINANCIERAS DE LAS EMPRESAS EN UNA ECONOMÍA EMERGENTE: LAS BASES DE DATOS Y LAS VARIABLES INDEPENDIENTES EN EL SECTOR HOTELERO DE LA BOLSA MEXICANA DE VALORES

Alberto Ibarra Mares



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4.5. CONTABILIDAD AL COSTE ACTUAL

Este modelo se basa en la hipótesis de que los costes históricos, aunque se actualicen a través de los cambios en el nivel general de precios, no son suficientemente confiables para la toma de decisiones, ya que el índice general o nacional de precios al consumidor (INPC) es un factor que toma en cuenta artículos muy diversos para su “cesta de precios”. En contraposición, la mayoría de las empresas están más bien afectadas de forma directa por los cambios específicos de precios de los bienes y servicios que se utilizan en su proceso productivo. Por lo tanto, los defensores de este método consideran que los cambios de precios específicos (es decir el atributo medido) es más útil para la preparación de los estados financieros.

Sin embargo, existe el problema si en el país en donde se aplica la contabilidad al coste actual, cuenta con un sistema de información eficiente que revele el precio justo o más exacto de los activos y pasivos que se requerirían actualizar para aplicar este modelo. Es decir, se debe evaluar si hay un índice específico de precios y un acuerdo generalizado sobre el método para determinar los costes específicos, ya que existen diversos caminos para la valoración de los activos y pasivos, siendo los más importantes estos:

El Coste Actual de Reposición : también conocido como coste de reemplazo, representa el potencial actual del servicio de los activos específicos que hay en la empresa. Esto en términos financieros significa el importe que debe ser incluido en la reposición de los activos tangibles, ya sea mediante la compra o la reproducción de bienes similares, o bien, tratándose de maquinaria y equipo, de su capacidad equivalente con base en los últimos adelantos tecnológicos (Ortega: 1997).

El Valor de Salida o Valor Neto Realizable: es el precio actual en que pueden venderse los activos. El Valor Actual de los Futuros Flujos de Tesorería: es el valor actual de los flujos netos de tesorería que se espera que gene el activo.

Como puede verse, al buscar sustituir los valores históricos por valores de reposición, valores de salida o valores en base a flujos de tesorería, existe una diversidad de métodos que son la base principal para actualizar las cifras.

Otro problema del modelo de costes actuales radica en el hecho de que cuando se reexpresan algunas partidas no monetarias, se presentan valores actuales a fechas diferentes a las de su adquisición o al del balance ya que sólo han sido revaluadas dichas partidas a una fecha posterior. En estos casos el NIC 21 (párrafo 16) indica que los valores en libros se deben reexpresar desde la fecha de revaluación.

Sin embargo, cuando se sigue el anterior procedimiento surge la interrogante de cómo se revaluaron esos activos, más aún cuando existe la posibilidad de que no se tengan disponibles registros detallados con las fechas de adquisición de las partidas de activos fijos tangibles o que tampoco sea factible estimar dichas fechas. En estos casos se puede proceder a un avalúo profesional independiente del valor de las partidas como base para su reexpresión. En este caso consideramos que se complica aún más este método, dada la diversidad de criterios que existen para los avalúos aplicados, los cuales analizamos a continuación.

El NIC 21 dice que cuando los activos se devalúan por una grave devaluación de la moneda, se pueden presentar diferencias en cambio y no existen medios factibles de cobertura. Esto afecta principalmente a los pasivos que no puedan ser liquidados y cuyo origen directo es por la reciente adquisición de activos facturados en moneda extranjera. En este caso, gran número de contables basados en normas internacionales de contabilidad, recomiendan que las diferencias en cambio se lleven al valor en libros del activo relacionado, siempre y cuando ese valor en libros ajustado no exceda al valor más bajo que resulte entre el coste de reposición y el valor recuperable de la venta o uso del activo.

Sin embargo, en México las partidas no monetarias tienen que registrarse obligatoriamente a su valor histórico o de adquisición, y posteriormente reexpresarse por cualquier método. Por lo tanto, el criterio anterior no es aplicable en el país. Al respecto, algunos contables consideran que los criterios del NIC 21 junto con algunos párrafos del NIC 29, se tienden a complicar en la práctica contable al presentar una heterogeneidad de nuevos criterios. Por ejemplo, en el párrafo 17 que se refiere al valor de uso de activos no monetarios, se indica que el importe reexpresado de estas cuentas se reduce cuando excede al importe recuperable de su uso futuro (incluyendo la venta). En estos casos se reducen los importes reexpresados de diferentes activos a tres valores que son: 1) el valor de recuperación (activos fijos, crédito mercantil y patentes y marcas); 2) el valor neto de realización (inventarios); y 3) el valor de mercado (inversiones a corto plazo).

Respecto al valor de uso la circular 21 del IMCP lo define como el monto de los ingresos potenciales que se espera razonablemente obtener como consecuencia del uso de activos fijos tangibles e intangibles. Entendiendo por ingresos potenciales aquellos que representan el efectivo que se espera recibir por el uso de los activos durante su vida útil remanente y disminuidos por los costes y gastos de operación atribuibles a dichos ingresos. Todas estas magnitudes deben medirse en unidades monetarias del mismo poder adquisitivo a la fecha del balance general anual. El valor de uso se aplica a grupos de activos que estén en operación y no se tenga la intención de enajenarlos a corto plazo en el uso normal de las operaciones de la entidad, así como a los activos individuales cuando éstos sólo sean utilizados en forma independiente de un grupo.

Como se observa, el método de costes actuales es sumamente complejo en sus conceptos básicos. Esto fue el elemento central que alertó principalmente a los contables sobre la necesidad de contar con una información más confiable sobre el valor actual de los activos y pasivos en un entorno inflacionario. En 1991, el FASB emitió el SFAS 107 que trata sobre “Las revelaciones en relación con el valor justo de los instrumentos financieros”. Este documento exige que las firmas revelen información sobre un valor apropiado con relación a los activos y pasivos en el mercado. Pero lo más importante de este documento es que su momento representó una importante continuación sobre la búsqueda de alternativas con respecto del antiquísimo modelo de costes históricos.

En el caso de México, ante el problema de establecer valores más justos sobre los activos y pasivos, la profesión recurrió a una definición emitida por el máximo órgano de vigilancia del mercado de capitales, que es la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), para tratar de desarrollar los fundamentos del método de costes actuales. Aunque por el momento este modelo ya no está reconocido, la definición conceptual representa un paso importante hacia un mejor diseño del modelo. Esta definición la podemos considerar como la más próxima a la definición de valor de salida o valor neto realizable que se aplica en la normativa internacional.

Según la CNBV en su circular 1343, el Valor de mercado es: “El valor o precio de un bien o instrumento indicado por las cotizaciones de mercado. Los valores de mercado son referencias apropiadas de valuación, cuando éstas se derivan de mercados lo suficientemente profundos como para concluir que el bien sujeto a valuación puede ser intercambiado entre partes igualmente informadas y dispuestas a realizar la transacción al precio determinado. Para los efectos del presente criterio, el valor de mercado de un título cotizado en el mercado mexicano será aquel que sea publicado por la Bolsa Mexicana de Valores. En el caso de valores cotizados en bolsas internacionales, el valor de mercado será aquel que se dé a conocer por dichos organismos mediante publicaciones”.

Pérez (1995, p.47) apunta que las causas que originan las diferencias entre las cifras a su valor histórico y las cifras a su valor de reemplazo son principalmente:

* La inflación (pérdida en el poder adquisitivo de la moneda).

* La oferta y la demanda.

* La plusvalía de los bienes.

* La estimación defectuosa en la vida probable de los activos.

Todos estos factores son tomados en cuenta por el método de costes actuales o específicos, a diferencia del método de niveles generales de precios que sólo toma en cuenta al primer factor.

La contabilidad al coste actual se aparta del modelo de contabilidad de coste histórico y del principio de realización, ya que se basa en la hipótesis de que las ventas netas debe asignárseles un coste de ventas igual al precio de reposición del inventario vendido. Es decir, las ventas se producen en las fechas de compra de los inventarios. Por otra parte, el beneficio que se obtiene debe representar el verdadero cash flow que puede repartirse vía dividendos, sin peligro de descapitalización o afectación sobre el potencial de la empresa, es decir, para mantener el nivel de inventarios que demanda la capacidad productiva. Recordemos que el beneficio, según la contabilidad histórica, es la diferencia entre los ingresos respecto a los costes y gastos realizados y/o devengados. Pero desde el concepto de la contabilidad a costes actuales, al beneficio se le considera como “la cantidad máxima de riqueza que puede distribuir una empresa durante un período de tiempo sin reducir la riqueza remanente a un nivel inferior al que tenía al principio del período” (Pérez y Martínez, 1995: p. 48).

Para el cálculo del importe por concepto del beneficio declarado como percibido, previamente debe provisionarse dos conceptos fundamentales que son: a) el coste de reposición del inventario (que representa la capacidad comercializadora), y b) los activos fijos (que representan la capacidad productiva).

La capacidad comercializadora y la capacidad productiva se deben considerar como dos pilares esenciales para mantener la competitividad operacional y financiera de la empresa. Respecto al inventario vendido y al no vendido (y que permanece en los stocks de la empresa), también tiene que reconocerse la variación de su valoración, pues si su precio de mercado aumenta, entonces se obtiene una ganancia total por tenencia. Este concepto a su vez se compone de la suma de otros dos conceptos que son: a) la ganancia por tenencia realizada, y b) la ganancia por tenencia no realizada.

La ganancia por tenencia realizada es lo que denominó Edwards y Bell (1961) como el ahorro de costes, y resulta de la compra de inventarios que posteriormente se venden, pero que se contabilizan a su precio histórico y no a su precio actual con cargo al coste de ventas y abono al almacén. Al diferencial entre el coste histórico y el coste actual se le denomina la ganancia por tenencia realizada.

Respecto a la ganancia por tenencia no realizada, es el incremento en el coste actual de los inventarios originales todavía en existencia (que no se han vendido). Algunos contables consideran que la ganancia por tenencia no realizada no debe afectar al beneficio, sino reflejarse directamente en los fondos propios o en el capital contable abriendo una cuenta especial denominada superávit por revaluación.

Este tema se presta a una amplia polémica pues en la práctica no se ha llegado a un acuerdo generalizado sobre si dicha ganancia se debe a la actuación del director financiero o es producto de las variaciones del mercado. En el primer caso se considera que se tiene que premiar o castigar al director financiero, sin embargo, la cuestión en contra es que en mercados muy cambiantes no es fácil determinar el coste de oportunidad para los márgenes extraordinarios que presentan ciertas empresas en sus inventarios. Por otro lado, al incluir la ganancia total por tenencia en el estado de resultados, se obtienen otras tres importantes magnitudes para la toma de decisiones que no existen en un estado de resultados tradicional o basado sólo en costes históricos, y según Bersntein son:

El Resultado Sostenible: Es el beneficio bruto pero con la particularidad de que su cálculo se obtiene de la diferencia entre las ventas netas (precio de venta) y el coste de ventas (coste actual). Este concepto o resultado indica lo que permitiría a la empresa mantener el nivel actual de operaciones aunque no hubiera más cambios de precios.

El Resultado Realizado: Se obtiene al sumar al resultado sostenible, las ganancias por tenencias realizadas e indica el resultado realizado o realmente obtenido con terceros. Es decir, es lo que conocemos como el beneficio neto tradicional (basado sólo en costes históricos).

El Beneficio Neto: Este resultado es el “plus” del modelo a costes actuales y se obtiene de la suma del resultado realizado más las ganancias por tenencias no realizadas.


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