Alberto Ibarra Mares
Las técnicas utilizadas en la contabilidad creativa comprenden desde aplicaciones muy sencillas hasta complejos métodos que son difíciles de detectar. Pero en ambos casos, el window dressing afecta siempre a las cifras, así como a los resultados económicos y financieros de las empresas, lo cual impide reflejar su realidad.
A continuación se presentan algunos pasos que son muy conocidos por los contables y que se establecen previamente a la aplicación del window dressing. Posteriormente, se explican algunas técnicas del efecto window dressing utilizadas regularmente por las empresas, y en particular por aquellas de tamaño grande que son las que cuentan con personal altamente especializado en este campo.
Entre los principales pasos previos para la aplicación del efecto window dressing que suelen implantarse en gran número de empresas están los siguientes:
* Basar el sistema contable en el concepto de contabilidad del devengo y no en el concepto de contabilidad de cash flow, pues el primero es el elemento más importante para el “maquillaje” integral de los estados financieros. Lo anterior permite establecer la “doble política” para lo que es real y lo que es ficticio. Básicamente aquí se define con ambigüedad que son “ingresos devengados”. Este concepto basado en el principio del período contable y el criterio prudencial es considerado como el más importante para obtener el window dressing integral en los estados financieros ya que permite el aumento o disminución de los ingresos.
* Aplicar con oportunidad el concepto de ingresos devengados. Esto significa saber la fecha, el importe y la combinación de cargos y abonos apropiados y utilizados para contabilizar cualquier transacción que origine ingresos ordinarios y extraordinarios.
* Establecer una política sobre qué se considera ingreso ordinario e ingreso extraordinario. Comúnmente esta política va dirigida para la venta de los activos fijos obsoletos, activos fijos improductivos e inventarios defectuosos (de materias primas, producción en proceso y productos terminados). Estos ingresos se pueden contabilizar en las cuentas de resultados acreedoras denominadas otros ingresos o productos, o bien, se puede llevar a una cuenta del Balance dentro del rubro de Capital Contable denominada Superávit por Ventas de Activos fijos o activos no productivos. El contable al contar con ambas opciones, puede a través del efecto window dressing afectar tanto al balance general como al estado de resultados.
* Elegir entre un actuario o tasador “optimista” o “pesimista”. Esto es sabido por todo director financiero a la hora de decidir sobre la estimación de la vida útil de los activos fijos tangibles. Normalmente la ley del impuesto sobre la renta marca el número de años para depreciar el bien. Sin embargo, permite al contribuyente elegir entre depreciaciones aceleradas, decrecientes o lineales. Cada uno de estos métodos afectan de forma diferente y significativa a los resultados de la empresa.
* Llevar a cabo un extenso estudio sobre la naturaleza del tipo de transacciones que son más frecuentes en la empresa, para determinar el grado y alcance del “window dressing” que “soportan” cada una las cuentas y los ratios que se derivan de éstas. Es decir, se tiene que analizar hasta qué nivel cuantitativo es conveniente establecer máximos y mínimos en cuanto a pagos en efectivo, la política de crédito y cobranzas, los arrendamientos financieros, entre otros, para llegar a las mejores combinaciones en cuanto al tipo de ratios deseados.
* Determinar y controlar la relación de las cifras verdaderas entre las ventas reales y el dinero recibido para obtener el beneficio real.
* Establecer un calendario sobre las fechas importantes que afectan a la calidad de la información financiera, como es el caso de la auditoría externa anual (tanto la previa como la final) así como la elaboración de la declaración anual del impuesto sobre la renta y la entrega de las declaraciones complementarias (para que en caso de error se modifique la declaración anual del impuesto sobre la renta). Esto tiene el objetivo de planear la emisión de facturas con efecto “window dressing” que son controladas fuera de la contabilidad pues son “infladas” o “desinfladas” a través de notas de cargo o notas de crédito para obtener el nivel óptimo deseado en el estado de resultados y en determinados ratios financieros estratégicos.
* Determinar el período económico real de la empresa con base a su natural ciclo de explotación. Esto se debe a que en muchos casos el ciclo de explotación no coincide con el período fiscal de doce meses, pues ciertos sectores evolucionan de forma más rápida o más lenta de acuerdo a la naturaleza de sus operaciones principales. Por ejemplo, el sector agrícola normalmente tiene un ciclo de explotación entre tres a seis meses; el sector de la construcción puede tener un ciclo de maduración de tres hasta cinco años; mientras el ciclo del sector servicios regularmente coincide con el período fiscal de un año. Esto es bien sabido por el contable antes de diseñar el efecto window dressing pues estudia previamente el ajuste más óptimo que permitan las leyes fiscales para cumplir con el principio del período contable (o periodificación) de los ingresos y gastos.
* Establecer una política contable para establecer cifras e informes uniformes y la justificación de sus posibles cambios. Las empresas normalmente cuentan con los elementos claves para justificar ante los auditores externos, los cambios en las políticas contables en caso de tener que modificarlas. Los elementos más importantes a los que nos referimos son las leyes, normas, principios y reglamentos vigentes.
* Estructurar y aplicar un sistema eficiente de cálculo basado en las matemáticas financieras que sirva de fundamento al sistema contable integral. Conseguir el efecto window dressing no es tarea sencilla y aquellas empresas que buscan evitar alguna salvedad u opinión negativa en la auditoría saben que es necesario diseñar una complicada estructura de mediciones, porcentajes, prorrateos y cálculos matemáticos complejos que estén fundamentados en las leyes gubernamentales.
* Seleccionar un método contable que se enfoque a una política de saneamiento de los gastos diferidos, cargando el importe total a resultados en el mismo momento en que se producen, o bien, amortizando ese gasto a lo largo de la vida del proyecto de inversión para variar significativamente el beneficio.
* Modificar de forma gradual y discreta de un ejercicio a otro, los criterios contables de ciertas partidas que sean difíciles de detectar por el auditor externo. Esto es posible dada la flexibilidad que dan los PCGA y basta sólo incluir algunos comentarios en la memoria de los estados financieros.
Una vez establecidos el conjunto de criterios y políticas como las que ejemplificamos anteriormente, la empresa sabe que cuenta con una base sólida para aplicar eficientemente el efecto window dressing a los ingresos y a otras partidas relacionadas con éstos (como son los gastos, costes, inventarios, etc.). A partir de aquí, las estrategias son innumerables y éstas dependen sobre todo del estilo del contable, de la legislación vigente o de la naturaleza de la empresa para producir la contabilidad que por eso recibe el nombre de creativa. A continuación se expone en el Cuadro No. 3.4.1. las estrategias más comunes de la contabilidad creativa y posteriormente se explica brevemente algunas de éstas.
Aumento, reducción y reclasificación de activos. Para estas partidas, que registran las inversiones financieras y productivas, existen diferentes criterios legales para las prácticas de valorización y clasificación, así como una flexibilidad respecto a los porcentajes de amortizaciones, depreciaciones y provisiones. Con esto se da la alternativa de aumentar el valor neto de aquellos activos relacionados que afectarán a cuentas, tales como deudores, inversiones financieras, existencias y principalmente los activos fijos tangibles e intangibles.
Respecto a la clasificación de activos, existen cuentas que pueden ser contabilizadas como activos circulantes (existencias o almacén) o activos fijos. Esto afecta por supuesto a los ratios que se derivan de esas partidas tales como el índice de liquidez, el fondo de maniobra, etc.
Aumento, disminución y reclasificación de pasivos. En estas partidas, que registran las financiaciones ajenas, la normativa contable permite diversos criterios para contabilizar un pasivo a corto o a largo plazo, y en casos como el fondo de pensiones existe la posibilidad de regularizar o diferir deudas en períodos que oscila de uno año hasta los 15 años. Así, si una empresa le interesa aumentar sus beneficios, entonces retrasa hasta donde esté permitido la regularización de la deuda que existe y en consecuencia se afectan los ratios de endeudamiento, liquidez, apalancamiento, independencia financiera, etc.
Capital contable. Estas partidas registran el financiamiento propio y mediante la contabilidad creativa se puede aumentar o reducir los fondos propios a través de las modificaciones en los ingresos o en los gastos, y por tanto, se afectan los resultados del ejercicio y la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio, así como las reservas voluntarias y estatutarias. Esto influye en los ratios que tienen como componentes a los fondos ajenos y a los fondos propios.
Resultados. El estado de resultados, producto de la cuenta puente de pérdidas y ganancias, evalúa la actuación de la dirección y cuantifica la renta de la empresa. Desde el enfoque del analista financiero, este estado tiene dos tareas a resolver que son:
1. La necesidad fiscal: que se refiere a cómo se deben pagar o no los impuestos. En caso afirmativo, se tiene que saber el importe más económico que permita la legislación.
2. La necesidad financiera: que consiste en la retribución a los capitales de la empresa, calculando el excedente (beneficio) o la pérdida.
El estado de resultados también tiene dos enfoques que son:
1. El enfoque económico o de valoración : el resultado es la diferencia entre el patrimonio neto de la entidad en dos momentos diferentes del tiempo, excluyendo las aportaciones y los retiros de los accionistas. Este enfoque sobre todo trata de resolver cuestiones tan importantes como las siguientes:
• ¿ Cómo valorar el patrimonio, es decir, se debe elegir si se toma como base a los costes históricos o a los costes actuales.
• ¿ Se deben computar sólo los activos y pasivos contabilizados o hay que incluir otros activos y pasivos no contabilizados?
2. El enfoque contable o transaccional: Basándose en los principios de contabilidad generalmente aceptados, este enfoque toma en consideración el resultado de un período con base a la diferencia entre los ingresos, gastos y costes necesarios para su obtención. Como sabemos, los ingresos son aumentos en los activos, disminución en los pasivos o una combinación de ambos factores durante un período, y se originan por la entrega de servicios, productos u otras actividades de la empresa que tienen fines lucrativos.
Aumento o reducción de gastos. La manipulación de los gastos, a través de diferentes técnicas de window dressing, se relaciona con el activo fijo de la empresa. Al respecto, la mayoría de las normas contables establecen un margen de maniobra tanto en las tablas de amortización y depreciación que permiten establecer los porcentajes anuales entre un límite máximo y uno mínimo. Si se quiere obtener un mayor beneficio neto en el futuro, se puede aplicar una amortización acelerada, la cual reduce en los primeros años el beneficio neto y posteriormente lo aumenta (amortización decreciente) y viceversa en caso contrario.
También aquí influye la asignación de los gastos en determinados periodos contables. En el caso del fondo de comercio, las provisiones por depreciaciones de existencias, las insolvencias, entre otras, la ley generalmente indica el plazo máximo en que tiene que ser amortizado su monto, aunque frecuentemente no se establecen máximos y mínimos.
Aumento o reducción de ingresos. Este es uno de los puntos más delicados del el efecto window dressing. Para el aumento o reducción de ingresos es común que se retrase o anticipe su reconocimiento con base a la correlación existente con los gastos. Incluso para afectar los ratios del estado de resultados, los ingresos se pueden reclasificar como ordinarios o extraordinarios. Las combinaciones que se pueden llevar a cabo en este cuenta aplicando el efecto window dressing son las siguientes:
Para analizar este tipo de efecto window dressing, primero es importante distinguir que un ingreso no es necesariamente sinónimo de dinero o cash inflow. Los ingresos nacen del concepto de ventas (que pueden ser al contado o a crédito).
Cuando las ventas son al contado se afecta como contracuenta deudora a las cuentas de caja y bancos y entonces ahí es exactamente donde queda reflejada la entrada de dinero en la empresa (cash inflow). En este caso el ingreso es igual al cash inflow recibido.
En cambio cuando la venta es a crédito, se presenta contablemente un ingreso de la misma naturaleza respecto al que se originó por la operación al contado, aunque no exista un cash inflow inmediato. En este caso, la contracuenta que se utiliza es “clientes” cuyo saldo siempre es deudor y refleja el derecho que tiene la empresa sobre la entrada diferida a futuro del cash inflow.
Una vez entendido este sencillo fundamento se tiene que considerar que la disminución de la cifra de ingresos viene afectada por tres contracuentas de resultados de naturaleza deudora que son: devoluciones sobre ventas, rebajas sobre ventas y descuentos sobre ventas. Las dos primeras forman parte de los componentes para determinar el beneficio bruto y la tercera cuenta, descuentos sobre ventas, afecta al beneficio sobre ventas. En este último caso, los descuentos a los clientes frecuentemente se manipulan de un período a otro para aumentar ingresos
El estabilizar u homogeneizar los ingresos a lo largo de los años para “motivar” estabilidad financiera, evitando dar la apariencia de beneficios volátiles, se logra a través de la creación de elevadas e innecesarias provisiones en el pasivo contra los valores de los activos en los años más exitosos de beneficios. De esta forma las provisiones pueden reducirse en los años en que haya pérdidas o bajos beneficios con el fin de mejorar y “estabilizar” el resultado del ejercicio. Esta estabilización puede ser más efectiva a medida que las provisiones son mayores.
El efecto window dressing en la “estabilización de los ingresos” es una práctica común en países que aplican un criterio de sentido conservador. La justificación de los contables que utilizan este tipo de efecto window dressing es que el criterio aplicado representa una medida contra la visión a corto plazo sobre ciertas inversiones, pues consideran que existen operaciones cuyo rendimiento se obtienen posterior a cierto número de años, y contabilizar con base a esta situación hace más sólida a la empresa.
Actualmente existen críticas negativas dirigidas a la “estabilización de los ingresos”, pues se dice que ocultan los cambios a largo plazo en la tendencia de los beneficios. Si las condiciones de la empresa o sector son volátiles, se argumenta que así deben reflejarse en los estados financieros, ya que el inversor tiene derecho a saber esa tendencia para poder comparar sus ratios con relación a los de otras empresas similares (análisis transversal), y no con relación al mismo ratio de otros periodos (análisis longitudinal). La solución a esta controversia no es fácil, y por el momento corresponde al auditor interno y externo cuantificar las provisiones adecuadas con relación al pasivo total, las reservas obligatorias, las reservas estatutarias y los beneficios retenidos para estar en condiciones de detectar los “excesos”.
Para maximizar la pérdida actual, con el fin de estabilizar los ingresos de años posteriores, se aprovecha una pérdida significativa de algún ejercicio. Posteriormente, el contable que aplica el window dressing intenta maximizar la pérdida seleccionando la cifra de la pérdida como año base para el análisis longitudinal, de tal forma que al calcular los ratios de los años posteriores es más fácil obtener resultados mejores a través del análisis financiero tradicional.
Respecto al reconocimiento de los ingresos, el criterio a seguir depende fundamentalmente de las necesidades que tenga cada empresa. En este caso si se tienen deficiencias de ingresos en el corto plazo se opta por reconocer inmediatamente el total de los ingresos para aumentar el beneficio bruto y neto. Aquellas empresas que tengan mayor incertidumbre en el mediano o largo plazo, o necesiten disminuir su base gravable, pueden optar por reconocer sus ingresos en forma gradual durante los próximos años o hasta el último año al acreditar a resultados el total de la venta efectuada en el primer año. Es importante señalar que si se tarda mucho tiempo en reconocer los ingresos a través de los años, el valor de las acciones tiende a disminuir, aunque sea conocido que se está aplicando una política prudente.
Esta serie de estrategias que se conoce como “el último cajón”, es a juicio de Griffths: un concepto en donde se almacenan esos pequeños fragmentos de “brujería financiera” que pueden dar una mejor impresión sobre las cifras de una empresa, que de no aplicarse mostrarían una situación peor. Además agrega que, mientras no se incurra en excesos escandalosos, el mensaje parece ser: “contabilice lo que quiera y cuando quiera”. En cambio cuando se cae en esos excesos, se puede llegar a una insolvencia y se presenta la “fuerza limitadora sobre la creatividad de los ingresos” (op.cit., p.26, 30).
Cuando se da este caso, las ventas reales que se interpretaron y contabilizaron de modos distintos para ayudar a nivelar los altibajos anuales y presentar un proceso de crisis de forma más tenue o lenta, a lo real, llega a sus límites y entonces se pasa de esa frontera casi indetectable que separa a la contabilidad creativa de la contabilidad del fraude, pero eso sí, manteniendo el efecto window dressing. En general el “devengo” es uno de los principales fundamentos del efecto window dressing pues dota a las empresas de una flexibilidad amplia para declarar beneficios del modo que más le convenga al contable.