Alberto Ibarra Mares
Una primera propuesta para solucionar o disminuir el problema del efecto window dressing está en una nueva actitud y perfil sobre la actuación del auditor externo, tanto el gubernamental como el privado. Sin embargo, tanto Griffiths como Stevens aseguran que dada la intensa competencia en el mercado de las auditorías, los directivos empresariales tiene la capacidad real de presión para sugerir “sutilmente” que si no se acepta un punto de vista en determinada cuestión, la consecuencia puede ser buscar otros auditores. Esto es posible porque frecuentemente no existe una respuesta claramente definida como errónea o correcta. Así, el pragmatismo tal vez sea el factor decisivo y esta situación es probable que no vaya a mejorar.
Además, aunque el auditor desplazado puede iniciar en la mayoría de países una demanda por recesión de contrato no justificado, en la práctica profesional esto no se lleva a cabo pues el propio auditor afectado normalmente no se arriesga a crearse una fama de “conflictivo” ante sus otros posibles clientes que lo mirarían tal vez como un serio problema para practicar la auditoría anual a sus cuentas.
En 1982, el IASC hizo una revisión de las normas fijadas en 1973. Para esto se establecieron procesos para la fijación de normas que permitieran hacer declaraciones de dos tipos:
* Declaraciones de Intención.
* Declaraciones de Uso.
En cuanto a las declaraciones de intención, el IASC ha mantenido su posición tradicional de no emitir interpretaciones sobre las normas contables. De esta forma continúa rechazando la oportunidad de asumir y desempeñar un papel más activo en este campo de la normativa. Sin embargo, actualmente existe la necesidad de reconsiderar su postura y a partir de este cambio es posible que numerosos modelos e investigaciones empíricas que se están desarrollando con bases de datos contables puedan tener una aplicación más efectiva en las empresas.
Entre las proposiciones que hemos considerado importantes para aminorar el exceso de flexibilidad en los criterios contables están los siguientes:
* El IASC debe dejar de rehuir a la intervención en la interpretación de las cuestiones contenciosas, pues se tiene que reconocer la limitación que tiene el auditor externo provocada por las presiones individuales ante sus clientes y competidores. Hay que considerar que la autorregulación de la profesión contable y de auditor no ha sido siempre la mejor alternativa o salida. Prueba de ello son las Directrices de la Unión Europea que comienzan a ser aplicadas y vigiladas de forma cada vez más estrictas por parte de sus estados miembros.
* Crear un organismo contable dotado de hecho y derecho. Esto quiere decir que debe existir una institución técnicamente competente e independiente, con apoyo legal para cumplir con las normas contables.
* Impedir que directores financieros y socios de las grandes firmas sean a su vez los dirigentes de los organismos reguladores, pues funcionan como juez y partes a la vez y eso representa una de las más estrictas violaciones a un sistema de control interno.
* Reducir la elección de métodos contables especificando detalladamente las circunstancias en que se puede aplicar cada método y considerando variables tan importantes como el sector de la empresa, la inflación, la tecnología utilizada, la frecuencia en cierto tipo de operaciones como en el caso de la contabilización de productos derivados, etc..
* Limitar la ambigüedad de opiniones para clasificar ciertas operaciones, como el caso de las partidas extraordinarias que no figuran dentro del cálculo del beneficio operativo. Al respecto, algunas legislaciones como la del Reino Unido han abolido la categoría de “partidas extraordinarias”.
* Dar más importancia al estado de origen y aplicación de recursos, fondos y cash flow, pues éstos proporcionan un análisis más real sobre las cifras de liquidez y solvencia. Además, estos estados también limitan la discrepancia entre los beneficios declarados y el cash flow, lo que permite conocer el grado de utilización en términos cuantitativos del efecto window dressing.
* Comparar los formatos de los estados financieros de años anteriores con el actual, para aplicar consistentemente los mismos ratios a cifras reexpresadas o actualizadas en caso de que la inflación haya variado significativamente entre esos períodos.
* Estar consciente el inversor que las cuentas siempre presentan márgenes de error que puede oscilar desde un 10 % en adelante, según lo demuestra los informes de auditoría externa que se practican anualmente en varios países como México. De ahí que afirmemos que un estado financiero, como documento autónomo de información, tienen un valor limitado. Esto permite eliminar esa confianza “absoluta” por parte de los usuarios.
* Cuando el usuario quiere contrarrestar el desarrollo de la contabilidad creativa es importante que conozca los principios y normas de valoración y además tenga la información suficiente sobre las políticas contables adaptadas por el sector en que se ubica la empresa o empresas sujetas al análisis financiero.
* Reconocer definitivamente la capacidad del auditor de cuentas para “certificar” los estados financieros, pues hasta la fecha su alcance se limita como máximo a “dar una opinión” sobre la razonabilidad de la información financiera a través del dictamen.
En resumen, podemos decir que lo importante es resaltar que el “window dressing” o contabilidad creativa es otra de las causas más típicas del fracaso empresarial e incluso podemos afirmar que su aplicación es una de las medidas más peligrosas que utilizan las empresas que no alcanzan el éxito. Estas prácticas buscan en todo momento presentar en épocas de crisis resultados mejores a los reales, asumiendo un coste extra de fiscalidad (aunque si existe una legislación fiscal con múltiples “lagunas”, este coste puede ser incluso eliminado, aunque en detrimento de la calidad y utilidad de la información contable).
Otra propuesta ante el efecto window dressing, es aminorar la relatividad y ambigüedad de las definiciones. Para esto es importante no dejar de trabajar en la homologación de los principales conceptos contables. Recordemos que la contabilidad debe tender siempre a ser una técnica -y no un arte- que de forma cronológica, sistemática y estructurada registre en términos monetarios todas las operaciones que lleva a cabo una empresa con la finalidad de elaborar estados financieros homologados y basados en la armonización internacional para una correcta toma de decisiones.