1.3.2- Evolución de las concepciones sobre el problema estructural como obstáculo al desarrollo en los primeros años de la neocolonia.

En la etapa Neo-colonial progresan las concepciones sobre el desarrollo de las dos tendencias de pensamiento presentes en Cuba. Ello se produce de manera consustancial a la consolidación del subdesarrollo y a la necesidad de enfrentar los problemas que el mismo causaba al país.

Con la firma del Tratado Comercial de 1903, los Estados Unidos aseguran al capital norteamericano su dominación sobre la industria azucarera y permiten a los exportadores yanquis el dominio total del incipiente mercado cubano. En esas condiciones el imperialismo norteamericano impulsó y desarrolló el sistema de plantación capitalista en Cuba mediante la exportación de capitales; lo que condujo a la ruina del pequeño productor agrario, o lo subordinó totalmente al capital monopolista concentrado en la industria y en la agricultura. Esta avalancha de inversiones extranjeras en la agro-industria azucarera trajo como consecuencia el desalojo y la sujeción, bajo el impulso del latifundio norteamericano, de la pequeña burguesía agraria.

En este momento, cuando la dominación imperialista tiene su mayor influencia sobre la estructura clasista, dañando particularmente los intereses de la pequeña burguesía, es que se multiplican sus concepciones económicas en la defensa de sus intereses materiales y en la lucha por su subsistencia. Las mismas constituyeron el despliegue del pensamiento reformista burgués de la época sobre los problemas que afectaban el proceso de desarrollo de la Isla y particularmente el de su estructura agraria. Como expresión de la realidad concreta que reflejó, fue capaz de identificar en el imperialismo y sus mecanismos de dominación, la causa de la ruina de la pequeña propiedad agraria y de la nación, sin embargo, la propia perspectiva clasista que condicionó la realización de sus análisis limitó el alcance de los mismos. En este sentido, al centrarlos en la necesidad de realizar cambios en las formas de propiedad y explotación de la tierra como forma de mejorar el proceso productivo que sustentaba la reproducción de su clase, asumen su defensa aspirando al progreso social pero sin cambios revolucionarios, por un camino evolutivo, reformista, tratando de conciliar los intereses de las clases sociales en pugna y proclamando su unión contra los intereses extranjeros. No pueden llegar a considerar que la acción del capital extranjero es uno de los elementos, que en el entorno del desarrollo económico y político desigual del capitalismo, genera y perpetúa las relaciones de dependencia como forma de realización a nivel internacional de le obtención de plusvalía, ley económica fundamental del sistema. Por lo que no podría en los marcos del mismo lograrse el desarrollo de países como Cuba.

La forma de interpretar este problema cambia cuando, desde la perspectiva del pensamiento económico que aborda los problemas del desarrollo con una proyección revolucionaria, se profundiza en el análisis de los problemas particulares que afectaban la estructura socioeconómica cubana con la intención de buscar soluciones propias a los problemas propios. Partiendo de este presupuesto y con el objetivo de eliminar los obstáculos que frenaban el desarrollo de Cuba, las ideas presentes en el mismo denuncian los mecanismos de dominación a través de los cuales se explotaban los recursos naturales y humanos de la nación, imposibilitando el desarrollo de la economía y la sociedad, ya fuera por el capital extranjero o por la burguesía nacional.

De manera particular se produce la polémica sobre los medios para combatir la aplicación de estos mecanismos a Cuba por los Estados Unidos en detrimento del desarrollo nacional. Ello deriva en el surgimiento de una conciencia antiimperialista como parte de la cual se destaca el pensamiento de Manuel Sanguily Garrite, Rubén Martínez Villena, Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras Holmes.