Tesis doctorales de Economía


LA CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO EN EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE JULIO LE RIVEREND BRUSONE

Yazmín Bárbara Vázquez Ortiz



Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP (185 páginas, 717 kb) pulsando aquí

 

 

 

1.3.4- El problema estructural como obstáculo al desarrollo en el pensamiento económico en la Revolución.

El desarrollo del pensamiento económico revolucionario continúa después del triunfo de la Revolución Cubana de 1959. Este proceso es favorecido por la divulgación de las bases teóricas y metodológicas que se habían desarrollado por parte del marxismo leninismo sobre la cuestión del desarrollo, a partir del conocimiento y la difusión de esta doctrina como ideología y guía de la acción revolucionaria. Por lo que a partir de ese momento comienza a surgir y a desarrollarse lo que algunos investigadores han dado en llamar la nueva corriente de pensamiento económico cubano. Como parte del mismo continúan destacándose las producciones de Jacinto Torras, Carlos Rafael Rodríguez, y Fidel Castro, divulgándose además las de Ernesto Guevara, entre otros.

El vórtice de este pensamiento continúa girando alrededor del problema estructural que obstaculizaba el desarrollo, a tono con las transformaciones que comienzan a ocurrir en las relaciones de producción en el país y con la agudización de la situación imperante en los países del llamado Tercer Mundo. En el mismo se destacan las influencias de las concepciones desarrollistas que, sobre todo en la figura de Juan F. Noyola, se despliegan en Cuba en la etapa. De una concepción que coloca en el primer plano del análisis las especificidades estructurales del desarrollo del país, concebidas como el resultado de la generalización de una serie de fenómenos que se han dado en la realidad histórica y cuyo elemento causal identifica este autor en la dependencia respecto al imperialismo norteamericano. Que destaca la importancia del estudio de los problemas de la estructura que hereda la Revolución de la sociedad neocolonial, como premisa de cualquier política de desarrollo, pero sin obviar el papel en la misma de las relaciones sociales de producción. Que concibe el desarrollo económico como el resultado de la transformación política, económica y social. Como la transformación estructural profunda e integral que se erige sobre la base de la independencia política y económica, con la Reforma Agraria y la industrialización del país siguiendo un plan de desarrollo bajo la dirección del Estado.

Así, a parir de ésta y otras influencias, las proyecciones sobre el subdesarrollo presentes en el pensamiento económico cubano se caracterizan por tener en su base el principio del historicismo materialista. A partir del mismo se profundiza en la fundamentación teórica de aquellas ideas presentes en la tradición de pensamiento revolucionario cubano sobre las relaciones de dependencia, como causa del subdesarrollo.

La base de esta fundamentación fue la crítica de las teorías burguesas que postulan que el subdesarrollo es solo una etapa más del desarrollo capitalista. Siguiendo esta idea, estos autores señalaron la responsabilidad histórica de las antiguas metrópolis con los países subdesarrollados, expresando la comprensión de los problemas que afectan a los mismos como resultado de la dialéctica del sistema cuando señalan que el capitalismo, en su desarrollo, ha generado el subdesarrollo y que el subdesarrollo es el fruto directo del despojo histórico que significó la conquista y la colonización de las cuales surge y a partir de la cual se financia gran parte del desarrollo de Europa.

Con esta lógica se comienzan a enunciar varias definiciones que intentaban recoger los rasgos esenciales del fenómeno, así como sus manifestaciones contemporáneas, para sobre su base proyectar las posibles soluciones al mismo entre las se destaca la Ernesto Guevara, que ha devenido en clásica.

Se analiza, además, como esta situación se agrava aún más con la acción de las nuevas formas de dominar a estos países que se ponen de manifiesto a partir de la década del sesenta, destacándose particularmente en estos análisis las ideas de Fidel Castro, que se enriquecen notablemente, según José Luis Rodríguez, en el periodo en que Cuba ocupó la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (1979-1983), momento en que se pronuncia acerca de la deuda externa como un nuevo mecanismo de expoliación de estos países, sobre la repercusión de la acción de la corriente que tiene a la empresa transnacional como su protagonista central, de la imposición de un injusto sistema de normas internacionales dirigidas a preservar el dominio sobre los conocimientos científico-técnicos, así como de la incidencia de las especulaciones monetarias.

A partir de estas definiciones y análisis se enriquecen en la etapa las concepciones sobre el subdesarrollo, fundamentalmente la diferenciación entre los procesos de desarrollo y crecimiento económico presentes en el pensamiento económico revolucionario.

La determinación de las regularidades del desarrollo del fenómeno, de su naturaleza esencial y la identificación de las necesidades específicas de transformación, hacen posible que se revele en este pensamiento la proyección de las propuestas de solución a los problemas que afectan a estos países. Las mismas maduran a tenor de las transformaciones que tienen lugar en Cuba, en medio del contexto de un campo socialista que hacia ver las posibilidades de desarrollo reales a través de este modelo y en el marco de las reflexiones sobre las necesidades que se plateaban para los países del llamado Tercer Mundo ante el “Nuevo Orden Internacional”.

Estas propuestas en sentido general, recogían la necesidad de un cambio estructural radical e integral en estos países que debía partir del cambio de gobierno a través de una Revolución Agraria y Antiimperialista, de la ruptura de las relaciones de dependencia y de promover la integración regional para facilitar la realización de las transformaciones pertinentes en los distintos sectores de la producción en aras de la diversificación, la industrialización y el aumento del bienestar del pueblo. Todo ello como primer paso para emprender el camino del socialismo, concebido en esos momentos como la única vía posible de solución radical de todos los problemas que afectaban a estos países. Ideas en las cuales hace hincapié Fidel Castro al plantear que este proceso no sería posible “... si no se aplica el método socialista – poner todos los recursos naturales y humanos del país al servicio del país, encaminar esos recursos en la dirección necesaria para lograr los objetivos sociales que se persiguen-, si no se hace eso, ningún país subdesarrollado saldrá del subdesarrollo. ¡Seguro que no saldrá!”

Estas constituyen las bases de la consolidación del entendimiento del desarrollo como un proceso de transformaciones socioeconómicas radicales donde las medidas económicas son sólo un medio para lograr el desarrollo social, que representa la dignificación del hombre y cuya esencia expresa Guevara cuando señala: “El desarrollo social es algo realmente imprescindible y es por lo que todos luchamos. Es, prácticamente, ridículo pensar que solamente se va a luchar por el desarrollo económico simple, y que va a ser el desarrollo económico en sí un fin. Eso no es así.” “El desarrollo económico es nada más que el medio para lograr el fin, que es la dignificación del hombre.” Comprendiendo el desarrollo como un proceso integral que no puede circunscribirse a los cambios económicos sino que debe tener una perspectiva más abarcadora, sobre todo, atendiendo a los objetivos fundamentales del mismo como proceso de desalineación y liberación definitiva del sujeto en el entorno social. Enfoque que también se aprecian en las obras de Carlos Rafael cuando señala que para solucionar estos problemas se requiere lograr serias transformaciones en la estructura económica pero que requieren previamente de la independencia política, la reforma agraria y la redistribución del ingreso. Mientras que Fidel Castro expresa su comprensión del fenómeno como la combinación del crecimiento económico y el desarrollo social “... El desarrollo no solo es económico sino también social. Puede haber un crecimiento económico, deformado o dependiente, que no sirva a este objetivo ni conduzca a los fines esperados. Una política económica y social acertada debe tener como centro y preocupación al hombre. Si se traza una política que no corresponda a este contenido, no habrá desarrollo y ni siquiera paz.” Lo que se manifiesta cuando al hacer una análisis sobre la cuestión del crecimiento económico plantea que: “Por eso, a veces hay crecimiento de la economía, pero no hay realmente desarrollo.”

Podemos concluir que el problema del desarrollo continúa en el centro del análisis en el pensamiento económico que se generó en esta etapa, pero el mismo trasciende los marcos nacionales proyectándose hacia el Tercer Mundo y de manera particular hacia América Latina. Este pensamiento se identificó, de manera general, por reflejar los avatares del modelo de transición caracterizado por la búsqueda, la inconformidad permanente y la creatividad, con múltiples influencias, de los modelos cepalistas, soviéticos y por estar signado por los postulados presentes en la tradición de pensamiento cubano en la determinación de lo específico a resolver y la vía para lograrlo. Como parte del mismo se desarrolla la visión histórica del subdesarrollo como un fenómeno que se genera, desde sus orígenes, en el marco de la dialéctica consustancial al desarrollo del sistema capitalista, dado por los problemas estructurales que se producen a partir de la función colonial de estos países y de las relaciones crecientes de dependencia que esta supone con las nuevas formas a través de las cuales se realiza esta dialéctica. Las proyecciones de solución que se proyectan a partir de estos análisis se destacan por el enfoque socioeconómico que presenta el desarrollo de la economía como medio de alcanzar el desarrollo social y la dignificación plena del hombre, como sujeto fundamental de la transformación.

Como conclusión de este capítulo se puede afirmar que el núcleo del tratamiento del desarrollo en el pensamiento económico cubano, se ha concretado en las reflexiones sobre los problemas estructurales que han afectado el desarrollo de la Isla, en el caso de la tendencia revolucionaria, a partir del estudio de los problemas particulares que afectan el desarrollo de la región, asociados a su función como colonia y neocolonia, para buscar a problemas propios soluciones propias. Mientras la tendencia reformista burguesa se ha caracterizado por la búsqueda de las vías para adaptar la estructura económica a las demandas de las relaciones económicas internacionales y por tanto, a las necesidades de desarrollo del sistema capitalista mundial en función de lograr el aumento sostenido de la producción y el ingreso. La capacidad de interpretación de este problema y la posibilidad de ofrecer sus soluciones de manera radical, ha estado asociada a los enfoques que, atendiendo a los postulados esenciales del marxismo leninismo, han comprendido desde una perspectiva histórica e integradora el proceso, asimilando críticamente aquellos elementos que, aún desde posiciones no marxistas, se elaboran al respecto. Las propuestas de la reducida visión del fenómeno que se despliegan desde las concepciones burguesas ahistóricas y parciales solo logran describir el mismo e implementar propuestas que, aún cuando intenten asumir de manera creadora los postulados desarrollados por las teorías que desde similares perspectivas intentan solucionar el problema de sus economías, no logran sino demostrar su incapacidad para ello por aplicarse a modelos de acumulación diferentes.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios