Anexo 2: Visión del problema del desarrollo desde la perspectiva marxista.

Las concepciones sobre el desarrollo presentes en la tendencia marxista entienden el desarrollo como un proceso más amplio que lo puramente económico. Esta comprensión parte de una perspectiva de análisis socio-político con un alto contenido humanista, cuyo centro está constituido por la búsqueda de un proyecto emancipador y desenajenante para el ser humano.

Este entendimiento se construye como parte de un proyecto crítico que persigue el conocimiento de las leyes esenciales del desarrollo social y en particular de las leyes que rigen el modo de producción capitalista; la demostración de su carácter histórico como formación económico social, y por tanto la demostración de la posibilidad de su superación por la acción revolucionaria del proletariado, como fundamento para la proyección de la acción encaminada a la superación del orden de cosas existentes.

La proyección teórica que hace posible estos análisis parte de la aplicación de los principios metodológicos y epistemológicos de la concepción materialista de la historia al estudio del desarrollo del modo de producción capitalista. El proceso de acumulación continúa en el lugar central del análisis del problema del desarrollo, pero desde una nueva perspectiva. Desde una perspectiva que no tiene en cuenta solamente los aspectos cuantitativos y el análisis de las fuerzas productivas, sino del proceso que gira alrededor de las relaciones sociales de producción y del lugar que cada país ocupa en el sistema de división internacional capitalista del trabajo.

En el enfoque marxista no solo se determinan las leyes generales que regulan el desarrollo del capitalismo y su ley fundamental, la obtención de plusvalía, sino que se comienza a manifestar la dialéctica de este proceso expresada en la relación que se establece entre los países industrializados y los países coloniales, comenzando el estudio de éstos en lo que se conoce como modo de producción asiático, primer paso en la determinación de la existencia de dos grupos de países diferentes en cuanto a sus procesos de desarrollo por el lugar que ocupaban dentro del sistema. En relación con esto Carlos Rafael Rodríguez señala que Marx examina las sociedades orientales como entidades distintas y descubre el modo asiático de producción introduciéndolo, como un elemento excepcional, en su esquema general del desarrollo histórico.

Las tesis presentes en la teoría de Marx y Engels se constituyen en los principios esenciales del entendimiento del problema del desarrollo desde una nueva perspectiva, diferente a la burguesa. Donde se tiene en cuenta al hombre no como mercancía, sino como el sujeto para cuya satisfacción y realización se realiza la producción material y espiritual y en función de lo cual se proyecta la transformación revolucionaria del sistema; basada en una nueva arquitectura social sobre la base de la propiedad social y de un amplio carácter humanista, que solo puede ser realizada a través de la transformación de las relaciones sociales de producción imperantes. La concepción leninista parte de estas tesis esenciales y las mismas son continuadas posteriormente por vertientes más o menos de izquierda.

Lenin, continúa el camino trazado por Marx y Engels, al desarrollar su teoría sobre el imperialismo como nueva fase de desarrollo del capitalismo, tratando de entender las leyes esenciales de su desarrollo para proyectar la transformación emancipatoria que otrora aquellos enunciaran. Como parte de esta labor estudia los procesos que caracterizan el desarrollo capitalita en su fase imperialista, precisando las nuevas formas que asume el proceso de acumulación del capital y las repercusiones de su dialéctica para los países coloniales y neo-coloniales, atendiendo a su lugar y papel en la división internacional capitalista del trabajo. A partir de ahí, desarrolla las ideas de Marx y Engels sobre la transformación social, no solo de los países desarrollados, sino de los países coloniales, de lo cual derivará su tesis de la necesidad de que la revolución socialista se lleve a cabo a través de la alianza entre el proletariado de los países ricos y los movimientos de liberación nacional de los países coloniales, al respecto señala: “... la revolución socialista no será sólo, ni principalmente, la lucha de los proletarios revolucionarios de cada país contra su burguesía, sino que, además, será la lucha de todas las colonias y de todos los países oprimidos por el imperialismo, la lucha de todos los países dependientes contra el imperialismo internacional. ....”

Las tesis leninistas sobre el proceso de desarrollo del capitalismo en su fase imperialista y del camino que debían seguir los países coloniales para su desarrollo, se enriquece y madura a partir de su participación en varias polémicas en el seno del movimiento comunista internacional de la época . En las mismas se define esencialmente la necesidad del análisis de las particularidades de la estructura clasista de éstos países para proyectar las vías de sus proyectos emancipatorios. Al respecto Carlos Rafael Rodríguez señaló: “Lenin no nos ha dejado un breviario de soluciones ad hoc, sino un instrumento de orientación. Nuestra estructura de clases tendremos que definirla en función de realidades específicas... Mientras dependimos de dictámenes elaborados a miles de millas y sin contacto real con nuestro continente, se repitieron los ensayos frustrados. ... Ni las alianzas de clase necesarias para la derrota del imperialismo pueden ser idénticas en todos los países, ni las formas de tránsito deben encontrarse necesariamente en las Obras Completas de Lenin. Lo que está en ellas, cuando se les estudia, es un método para analizar la realidad social....”

La perspectiva de análisis de la cuestión del desarrollo que sigue la línea marxista se aprecia también en las obras de Rosa Luxemburgo, con su teoría de la acumulación; de Trotski, con su teoría de la Revolución Permanente; así como de Mao; donde de manera general se manifiestan sus criterios sobre las peculiaridades de la fase imperialista de desarrollo del capitalismo y sobre las formas que debían asumir las transformaciones de las economías y las sociedades subdesarrolladas en su contexto.

El desarrollo posterior de la concepción marxista sobre el desarrollo es posible presentarla de manera general en dos etapas. La primera, posterior a la muerte de Lenin en que la interpretación y proyección de soluciones al problema del desarrollo y del subdesarrollo se estandariza a partir de la experiencia de los países socialistas, fundamentalmente de la soviética. La segunda, en que se revalúan estas posiciones a partir del análisis de la realidad concreta de los países subdesarrollados y de las bases de la producción teórica elaborada alrededor del tema.

El análisis de las características que asume el proceso de acumulación capitalista en la fase imperialista, también ha sido realizado desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial por lo que se conoce como “marxismo occidental”, entre cuyas obras se destacan El capital monopolista de Paul Barán y Paul Sweezy y El capitalismo tardío de Ernest Mandel, entre otras, que según refiere la profesora Olga Pérez Soto, analizan la centralización del capital “ como una limitación de la competencia, como un proceso de sobrecapitalización, que incluso daba lugar a un excedente no realizable, que conduce al surgimiento de escenarios militares para la conquista de nuevos espacios de inversión y de apropiación, dentro de una política mundial avanzada de rivalidades imperialistas, en el marco de una economía mundial en donde se compartían y globalizaban las crisis.”