Tesis doctorales de Economía


LA CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO EN EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE JULIO LE RIVEREND BRUSONE

Yazmín Bárbara Vázquez Ortiz



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2.2.1- Tratamiento del problema estructural como obstáculo al desarrollo económico de Cuba.

Le Riverend se inicia en la historia económica aplicando gradualmente a los análisis de la evolución de la economía, los principios annalistas desarrollados hasta ese momento en el entendimiento del proceso histórico general como ya habíamos señalado, que enriquece con las perspectivas del entendimiento presentes en el estructuralismo-histórico cepalino, en la escuela histórica y sociológica cubana, así como en la concepción materialista de la historia.

El principio conceptual annalista de “la historia problema” y los nuevos principios que se desarrollaban en la historiografía cubana, hacen posible que el autor ubique en el centro de su estudio de la historia económica el problema estructural, como reflejo de las condiciones de crisis estructural en que se encontraba el país y de la gran relevancia que cobran en esos momentos los postulados acerca del mismo como los sentados por Ramiro Guerra, sobre todo con su obra Azúcar y población, donde según Le Riverend “se adquirió una información que contribuiría a desarrollar el conocimiento sobre el problema central de la crisis estructural del país.”

En la orientación de su entendimiento de la historia económica, influye además en este periodo el ambiente que vivía la cultura mexicana y en particular, el ambiente intelectual del Colegio de México, que en el plano de la Historiografía se caracteriza por recibir influencias de diferentes vertientes. La influencia del estructuralismo y de las diferentes variantes del marxismo mediterráneo, condicionan la orientación en América Latina de los análisis sobre los problemas estructurales relacionados con su desarrollo socioeconómico, que a partir de la crisis capitalista de 1929 a 1933, se ubican en el primer lugar de las preocupaciones de los teóricos del continente. Lo anterior puede apreciarse en el avance desde las posiciones de la burguesía nacionalista de las concepciones desarrollistas, primero, y después, desde posiciones muy diversas y cercanas al marxismo del dependentismo, ambas analizando el estatuto periférico y dependiente de sus sociedades.

Esta orientación se refuerza en un Colegio como el de México, que se caracterizó por la defensa de la necesidad del estudio de los problemas de América Latina, y de buscar soluciones propias a los mismos a partir de la recepción de las ideas de la producción universal que ameritaran ser tomadas. Así en la publicación de su revista, Jornadas, se encuentran escritos de Raúl Prebisch, Emilio Roig, y del español José Gaos, figuras que seguían este precepto, y de cuyas ideas también recibió influencias Le Riverend. Es menester señalar además que durante ese mismo periodo, eran muy profusas en México las publicaciones de carácter económico y los debates en torno a la cuestión. Las revistas Investigación Económica y el Trimestre Económico, publicadas por la Escuela Nacional de Economía y el Fondo de Cultura Económica de México respectivamente, publicaban lo mejor del pensamiento económico de ese país y de la región.

En este contexto Le Riverend enriquece y diversifica sus concepciones teóricas, no sólo sobre economía política y política económica, sino también en torno a la historia económica, pues no fueron pocos los problemas de carácter teórico y metodológico que sobre esta disciplina se discutían y publicaban en el México de la época. Se acerca de manera particular a los enfoques que realiza Raúl Prebisch en el estudio de los problemas que afectaban a la región y que se van a reflejar en los informes de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de los que Le Riverend se convirtió en fiel lector. También recibe gran influencia de su maestro y amigo Silvio Zavala, quien le refuerza su interés por los estudios agrarios, y cuya obra enriquece sus concepciones interpretativas, sobre todo de los fenómenos latinoamericanos acercándolo a la propia historia de América.

Este ambiente despierta un gran interés en Le Riverend sobre la historia económica de la región y especialmente de su país. Un interés marcado por las necesidades teóricas que se derivaban del problema estructural contemporáneo que enfrentaba la economía cubana y por las nuevas perspectivas asumidas para su análisis que hacían posible el enriquecimiento de sus concepciones, en especial su comprensión del proceso económico con un enfoque estructural, a partir de un estudio sectorial-funcional.

La obra Los orígenes de la economía cubana que el autor publica en 1945, constituye la muestra de su primer gran empeño en este sentido. En la misma, como resultado de la aplicación de los principios estructuralistas históricos en el análisis de la conformación original de la estructura económica cubana, Le Riverend integra los estudios realizados sobre la estructura agraria, sus alusiones anteriores sobre los problemas que se daban en el comercio y los estudios posteriores sobre la industria, a la identificación de los problemas que inciden el desempeño original de la economía cubana. A partir de aquí logra la sistematización inicial de los mismos y de las características originales de la estructura económica cubana en su etapa formativa, ubicando en la base de las relaciones entre los diferentes sectores que conforman la economía a la estructura agraria.

La comprensión del autor sobre el desarrollo de los procesos económicos que se producen a lo largo de la historia de Cuba, cobra mayor grado de madurez al regresar a Cuba, después de obtener el título de Licenciado en Historia, culminar su estancia en México en 1947, y ser seleccionado por Ramiro Guerra para encargarse de la parte correspondiente a la historia de la economía cubana en su obra Historia de la Nación Cubana. Desde ese momento, y enriquecido por el magisterio de Ramiro Guerra, se inicia su gran obra de creación sobre la historia económica de Cuba, que con el tiempo lo ubicaría como el más destacado historiador de la economía cubana.

Las investigaciones con la finalidad de escribir la sección económica de la Historia de la Nación Cubana, son realizadas por Le Riverend en una etapa en la que por la situación de crisis que imperaba en el país, el problema del desarrollo se ubica en el centro de las discusiones e investigaciones académicas y políticas en Cuba.

La cuestión de la crisis se refleja inevitablemente en el pensamiento social cubano que comienza a interpretarla y a buscarle soluciones, fundamentalmente, a partir de la segunda mitad de los años 40. Carlos Rafael Rodríguez en 1955 confirma esta tesis cuando afirma: “Los problemas económicos de Cuba han alcanzado rango de actualidad primerísima. Por todas partes se oye hablar de “desarrollo”, “industrialización”, “política de inversiones”, temas que logran desalojar en las salas de conferencia y hasta en los condumios matizados de oratoria de Rotarios y Leones, las querellas mayores y menores de la vida política. El problema del desarrollo comienza a estar presente en las investigaciones sociológicas, históricas, económicas y en la labor que se realiza de crítica al sistema como parte de la lucha revolucionaria. La obra que se produce en el periodo es un reflejo de ello. Diríase que de súbito la nación ha tomado conciencia de su ser económico.”

Esta asunción de la “conciencia de ser económico” se proyecta entre otros en la producción de autores como Ramiro Guerra, desde la Historia; Fernando Ortiz, desde la Sociología; Julián Alienes, Raúl Cepero Bonilla, Felipe Pazos y Gustavo Gutiérrez, desde la Economía y Carlos Rafael Rodríguez, Jacinto Torras y Fidel Castro básicamente desde la acción revolucionaria. El rasgo común que caracteriza a estas producciones de manera general, independientemente del carácter de sus análisis y de las proyecciones de sus soluciones, era el análisis de la incidencia del problema estructural en el desenvolvimiento de la economía.

El problema estructural, como obstáculo al desarrollo, se constituye pues en objeto especial del pensamiento económico cubano del periodo, en sus dos tendencias fundamentales reconocidas, que se ponen de manifiesto en los planteamientos de los delegados a “La Conferencia para el Progreso de la Economía Nacional”, celebrada en noviembre de 1948 en La Habana auspiciada por la Asociación de Industriales de Cuba.

La tendencia burguesa se identifica plenamente en sus estudios sobre el mismo con las tesis neoliberales y desarrollistas, expresadas en las publicaciones de los órganos de las Naciones Unidas, así como con las keynesianas en boga en el pensamiento económico universal. Como parte de estos análisis, Julián Alienes desarrolla su conocida obra Características fundamentales de la economía cubana, donde luego de identificar la crisis estructural como la causa del problema del desarrollo, realiza un análisis de la economía cubana y su evolución por etapas en el período republicano. Por otra parte la CEPAL dedica el Informe del año 1950, Hechos y tendencias recientes de la economía cubana, por supuesto, al problema de la economía en Cuba, interpretándolo desde un enfoque estructural.

Las reflexiones sobre el asunto desarrolladas por la tendencia revolucionaria, tienen lugar a partir de la crítica marxista a la recepción del keynesianismo desde el terreno de la práctica y vinculada al movimiento popular de los años cuarenta. Crítica que daría un paso decisivo para el avance de los estudios económicos en Cuba, según señala posteriormente el propio Le Riverend, y que se realiza vinculada al movimiento económico marxista que va abriéndose camino con publicaciones periódicas en las que pueden notarse las contribuciones constantes de Jacinto Torras y Carlos Rafael Rodríguez. En las mismas se subrayaba también la tesis de que la crisis estructural era la causa del problema del subdesarrollo pero atribuyendo su explicación última a las relaciones de dependencia del país con los Estados Unidos.

En este contexto, le Riverend continúa el análisis de la evolución de la economía cubana y de su estructura económica, que inició con el ya mencionado trabajo Los orígenes de la economía cubana. Ahora su análisis no se limita a los elementos que inciden en el proceso originario de conformación de la estructura económica cubana, sino que estudia su proceso de desarrollo hasta los años cincuenta.

La realización de esta investigación muestra la aplicación por parte del autor, de los principios metodológicos del estructuralismo cepalino, como parámetros de jerarquización funcional a partir de los cuales se organizan y relacionan los diversos elementos para entender y explicar los problemas que afectan el desenvolvimiento de las estructuras económicas y sus nexos, tanto internos como con el contexto exterior. Sobre estas bases se produce la integración de los diversos campos de análisis que tributan al entendimiento de la problemática con una óptica global o total. Total porque ya en estos momentos la utilización por Le Riverend de la información sobre los elementos presentes en el pensamiento social, económico o filosófico para una comprensión más objetiva de la temática, no se basan solo en el entendimiento del principio annalista de la globalidad, sino que también se presenta la influencia del acercamiento a los postulados de la concepción materialista de la Historia, a través de las polémicas sobre el tema que se producen en la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales y de sus discusiones con Raúl Cepero Bonilla en el momento en que este escribe su obra Azúcar y Población.

Con la aplicación de estos principios metodológicos, los resultados de estos estudios presentados en 1952 en la parte correspondiente a la historia económica de Cuba del libro Historia de la Nación Cubana, resultan ser una obra donde se tratan los problemas que han afectado el desarrollo de la economía y la sociedad cubana a lo largo de su historia con un alto grado de objetividad que le avala un reconocido nivel científico. Sin embargo, la imbricación de los elementos económicos que se presentan en la misma con el proceso de desarrollo social, sólo se logra en un nivel funcional que presenta el conocimiento fenoménico de las relaciones que se establecen pero que no descubre, de manera general, sus nexos esenciales. Cuestión donde se aprecia además la influencia de la impronta positivista de Ramiro Guerra en la forma de combinar el entendimiento de los mismos.

Estas limitaciones en el entendimiento de la historia económica, a partir de la concepción de base, se reflejan también en la comprensión que presenta el autor del proceso de desarrollo implícito en la obra. Cuestión que se expresa en la misma a partir del estudio crítico por parte de Le Riverend de las concepciones de pensamiento económico expresadas por la tendencia de pensamiento reformista burgués, desde el siglo XIX hasta 1952, partiendo de las posiciones revolucionarias que el mismo defendía.

Con este enfoque Le Riverend explica la incidencia de los mecanismos de subordinación extranjeros en la evolución de la estructura económica, concretamente en la deformación estructural que se pone de manifiesto en los sectores más importantes de la misma, considerando la estructura económica como aquellos elementos que forman parte de las fuerzas productivas y se reflejan en los elementos superestructurales como las políticas económicas, comerciales y en la conciencia económica del periodo. En consonancia, la reflexión sobre el proceso de deformación de la economía cubana se centra en la explicación de los cambios que se producen en las formas de explotación y de propiedad presentes en la misma, en relación con los cambios que se producen en el mercado internacional, como base de la argumentación de las transformaciones necesarias para eliminar las relaciones de dependencia y lograr el desarrollo.

El hecho de centrar sus valoraciones fundamentalmente en la evolución de los distintos sectores de la economía, o sea en los elementos constitutivos de las fuerzas productivas, revela todavía ciertas limitaciones en la noción de desarrollo presente en las concepciones de Julio Le Riverend, que se observan al tender a identificar este proceso con el de crecimiento económico. Ello deriva en la existencia de contradicciones en su concepción, ya que a pesar de identificar el proceso de gestación de la deformación estructural, que señala como una de las causas de la crisis de la economía cubana, desde la avalancha de inversiones de capital que tiene lugar en los primeros años de la república, señala esta etapa, al igual que Alienes, Raúl Lorenzo y Joaquín Martínez Sáenz como una etapa de desarrollo sobre la base del crecimiento que se da en la industria azucarera a partir de esas mismas inversiones.

En este sentido Le Riverend expresa su coincidencia con la periodización del desarrollo de la etapa republicana que realiza Alienes en su obra Características fundamentales de la economía cubana, señalando, al analizar el problema demográfico en los primeros años de la República, esto es hasta 1925, que: “Tanto el ritmo de crecimiento como la gradual ocupación del territorio se realizan en una escala que no tiene paralelo en la historia del país como no la tiene el desarrollo económico alcanzado simultáneamente.

Pero esta evolución, como veremos, no se realiza acompasadamente sino en dos etapas, separadas por la caída de la producción y del comercio que se produce a partir de 1925, como señala adecuadamente Julián Alienes en su obra sobre la economía nacional. ”

En relación a lo cual indica posteriormente que: “Acertadamente en sus Tesis sobre el desarrollo económico, Julián Alienes indica que este período posterior a 1933 es aquel en que se reinicia el proceso de desarrollo de la actividad con un sentido nuevo, aún cuando con poca intensidad.” Planteamiento este último en el que se destaca la similitud de sus ideas al señalar esta nueva etapa como de reinicio del proceso de desarrollo de la actividad, aludiendo al inicio de la recuperación de los niveles productivos que se aprecia a través de los indicadores macroeconómicos.

En esta identificación se pone de manifiesto que Le Riverend no reconoce lo que posteriormente señala Carlos Rafael, cuando planteó “no hay desarrollo cuando el crecimiento de las fuerzas productivas se realiza de manera tal que conduce a una estructura económica que en vez de hacer avanzar el país de la condición de subdesarrollo a la de desarrollo contribuye a mantener o a agravar el status de país subdesarrollado de aquel.”

Debe señalarse en relación a ello que en este momento las publicaciones desde la izquierda marxista sobre estos temas comenzaban a realizarse desde la clandestinidad, no se habían divulgado en Cuba las obras de la Economía Política marxista, ni Carlos Rafael había hecho su importante aporte al pensamiento latinoamericano de diferenciar los procesos de desarrollo y crecimiento económico en el marco de las particularidades que asumía la acumulación capitalista en los países subdesarrollados. Diferenciación cuyos principios conceptuales fueron fundamentados en Las bases del desarrollo económico de Cuba que publicó en 1956, y a los que para Le Riverend era más difícil llegar a partir de su nivel de conocimiento del marxismo y específicamente de su economía política. Sus ideas se presentaban por tanto más coincidentes con las elaboradas desde los países subdesarrollados fundamentalmente por los teóricos de la CEPAL a través de figuras como Raúl Prebisch y que en Cuba se apreciaban en las proyecciones de Felipe Pazos. Una tendencia a la que la perspectiva de análisis revolucionaria del tema se acerca a partir de su identificación de los problemas estructurales derivados de las relaciones “centro”-“periferia” como la causa de las crisis que afectaba el desarrollo de los países neocoloniales, aún cuando no alcanzaran a discernir sus determinaciones esenciales.

En sentido general, en esta obra Le Riverend es capaz de determinar las causas de los problemas que obstaculizan el desarrollo económico en Cuba en las relaciones de dependencia a partir de su conocimiento del pensamiento revolucionario de autores como Martí y Guiteras, pero sus ideas sobre el particular se limitan al analizar estas relaciones y su incidencia de en el desarrollo del país centrando la atención sólo en los niveles de la actividad de los diferentes sectores de la economía.

La limitación que impone este enfoque en la obra del autor, influye incluso en la limitación de uno de los aspectos más novedosos del mismo. El enriquecimiento de la explicación del problema a partir de las diversas perspectivas de análisis presentes en el pensamiento económico y social, así como del accionar de las instituciones, se limita a exponer aquellas ideas que en aras de incrementar estos niveles de actividad se exponen con un carácter reformista.

Estas influencias inciden en la proyección de un conjunto de posibles alternativas de solución para resolver el problema de la crisis, que aún cuando buscaba resolver los problemas propios del país con un enfoque integral, no constituyen medidas radicales para ello. Ello se puso de manifiesto en la enunciación de un proyecto que no abarcó solo el aspecto económico, sino que señaló que Cuba tenía tareas muy grandes que cumplir para garantizar a su población un nivel de vida aceptable y que no podía confiar demasiado en los estímulos externos, más interesados en otras zonas económicas y políticamente conflictivas. Que tenía que buscar medios propios para el desarrollo. Ideas que revelan que el desarrollo, para Julio, no tenía como objetivo únicamente buscar la solución a la limitación general al desarrollo en términos de crecimiento económico como se manifestaba en la mayoría de las propuestas burguesas que se realizan en la etapa, sino que incluía buscar también el mejoramiento de las condiciones de vida de la nación.

En relación con ello plantea que los problemas existentes determinan la necesidad del cambio de la “estructura económica tradicional”, que se hacían necesarias las grandes rectificaciones como actitud salvadora, ya que la misma se mostraba incapaz de servir de base al desarrollo del empleo y de los ingresos en la medida en que el crecimiento demográfico exigía.

En este sentido en un contexto caracterizado por acciones en función de “rectificar” la estructura tradicional, tales como la creación del Banco Nacional de Cuba, el BANFAIC, el ensayo de una nueva política comercial basada en la concertación de Tratados y la propagación de las ideas desarrollistas, Le Riverend, influido por las propuestas presentes en el pensamiento económico burgués de la época sobre el problema y particularmente por el pensamiento desarrollista, se muestra esperanzado respecto a que a través de una política económica llevada acabo por una fuerte intervención estatal en pro de la diversificación planificada y sobre bases científicas, se podía resolver el problema estructural de la economía, y evitar la crisis política que se produce a tenor de las crisis económica.

Los inicios de la maduración de estas propuestas son observados a partir de la incidencia de la acción revolucionaria en las ideas del autor. En la segunda mitad de la década del cincuenta, ya Le Riverend comienza a percatarse de la necesidad de un cambio revolucionario y radical para resolver los problemas de Cuba. En tal sentido señala que los problemas existentes en el país habían estado presentes en la realidad cubana desde la etapa colonial, por lo que no había solución de continuidad entre el proceso iniciado en 1790 y la situación existente en 1952, y que quizás la oportunidad de dar el corte profundo a esta situación hubiera podido estar en el año 1933.

Estas ideas germinan a partir del ascenso al poder de Fulgencio Batista y de la política de intervención estatal que caracteriza a su gobierno, una política que no responde a los intereses del desarrollo nacional, criticada en las crónicas de Raúl Cepero Bonilla, sobre las que Julio Le Riverend afirmará posteriormente que constituían una insistente lección sobre los mecanismos que unían al gobierno con los grandes grupos dominantes de la industria y la agricultura capitalista.

En este período Le Riverend se vincula a la lucha clandestina en la Habana, colaborando con el Movimiento 26 de Julio, particularmente con Faustino Pérez y con el Partido Socialista Popular, donde según la doctora Gloria García publicaba artículos con un seudónimo que no hemos podido precisar. Estas acciones no las realiza de forma abierta, dada la posición que ocupaba en el Tribunal de Cuentas del Gobierno, donde desde 1952 fue Director de Patrimonio Nacional. Como resultado de su oposición a la dictadura de Fulgencio Batista, en estos años Le Riverend hubo de tomar nuevamente el camino del exilio, asentándose de nuevo y provisionalmente en México.

En este contexto, los presupuestos generales sobre las alternativas de solución presentes en la concepción sobre el desarrollo de Le Riverend varían. Analiza la inviabilidad de las soluciones propuestas en 1952 a través de la intervención de políticas económicas para el desarrollo. Sobre ello declaró en 1956, que tales políticas económicas eran poco orientadoras y en ocasiones frenaban el proceso por carecer de sólidas vinculaciones y puntos de apoyo nacional. Ya aquí él comprende que la estrecha relación existente entre el Estado y los grupos dominantes con los intereses de los capitalistas extranjeros conduce a la adecuación de la política cubana a las necesidades de los mercados externos. Señalando su causa en la formación de una conciencia económica que, respondiendo a un interés clasista, busca ajustar la situación interna al cuadro internacional, generando un pensamiento económico incapaz de entrever o emprender nuevos caminos, y la perduración de ideas y tesis que impiden el desarrollo del país.

Precisamente en su trabajo Reseña histórica de la economía Cubana y sus problemas, que aparece en el año 1956, se aprecian estas críticas sobre la base de una mayor profundización sobre los problemas que afectaban a la economía cubana que declara ahora como permanentes: “No es, por cierto, especie nueva en la historiografía cubana el considerar que hay, en la evolución secular del país, problemas permanentes.” Enunciando entre sus posibles soluciones: “Claro está que el problema básico no es, como se pensaba hace treinta años, el mantenimiento de una posición privilegiada azucarera en el mundo,... sino el de lograr una estabilización que permita el desarrollo de nuevas exportaciones. Dentro de este perfil queda incluida la propia industria azucarera tan rica en subproductos de posible colocación en mercados extranjeros.” Señalamiento que demostró un elemento positivo de su visión sobre el camino a tomar por la economía nacional a partir de las potencialidades creadas en la misma cuando la política norteamericana impulsaba otros caminos.

En relación a la forma de lograr la solución de los problemas estructurales, en este trabajo, reitera la necesidad de planear, que se distingue por tener como objetivo un matiz social más definido, con la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo a través del crecimiento económico y de la acción participativa de las masas. De no confiar en los estímulos externos para el desarrollo, de buscar medios propios para el mismo, la concertación de tratados más eficientes para conservar en nivel estable las exportaciones y la producción de azúcar cubano, así como la necesidad de una política estatal más vigorosa, que logre mantener un alto nivel de producción de azúcar para amparar el nuevo desarrollo imprescindible.

En general en esta etapa, Le Riverend, a partir de las motivaciones políticas y de la búsqueda de las vías idóneas para llevar a cabo transformación necesaria de su país, incursiona en las ciencias con el objetivo de encontrar una explicación para los males de Cuba y encontrar sus causas esenciales. Como parte de esta labor intelectual, el acercamiento a las proyecciones históricas de Los Annales, de la escuela histórica y sociológica cubana y su acercamiento inicial a la concepción de la totalidad presente en la interpretación marxista de la historia, condicionaron su acercamiento al pensamiento económico cubano y latinoamericano, la asimilación crítica de las concepciones sobre el desarrollo presentes en los mismos y la conformación de una concepción económica en la cual la interpretación del problema del desarrollo se caracterizó en sentido general, a partir de su posición revolucionaria y de la influencia de las concepciones elaboradas por esta tendencia en Cuba sobre el problema por:

• Identificar el problema del desarrollo en la deformación estructural y su causa en las relaciones de dependencia de Cuba respecto a sus metrópolis.

• Criticar los mecanismos a partir de los cuales se concretaba esta dominación.

Respecto a las influencias de los postulados presentes en las tendencias burguesas, particularmente la estructuralista o desarrollista:

• Centrar el análisis de las relaciones de dependencia y sus consecuencias en los factores técnico económicos de los diferente sectores de la economía sin considerar su acción sobre las relaciones sociales de producción.

• Identificar los procesos de desarrollo y crecimiento. Concibiendo el desarrollo como proceso de crecimiento de la “actividad económica”.

• Proyectar sus alternativas de solución a través de medidas encaminadas a lograr el aumento de este “crecimiento de la actividad” que no constituyeron soluciones radicales al problema.

En este sentido debe destacarse que el acercamiento a las concepciones básicas sobre el desarrollo que expresó el pensamiento burgués sin una sólida formación marxista, le impidieron a Le Riverend apreciar la forma de realizar un cambio radical para eliminar los problemas a los que, a partir de la visión martiana, había dado tanta importancia, sentando las bases de una interpretación de la realidad que sólo sería superada con la maduración gradual de su pensamiento a partir de la profundización del conocimiento del Marxismo-Leninismo y, particularmente, de su Economía Política.


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