LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD PROFESIONAL DE LAS NORMALISTAS TLAXCALTECAS
Victoria Ramírez Rosales
Después de este análisis podemos concluir que las escuelas normales de Tlaxcala, no obstante constituirse con un carácter fuertemente legitimador, se han instituido sobre proyectos disímiles y políticamente divergentes, que no han logrado su propósito ontológico. En la historia del sistema educativo mexicano la educación normal es la que más reformas, cambios o adecuaciones ha sufrido, sin que hasta la fecha se haya encontrado un perfil claro de la profesión.
La puesta en marcha del proyecto profesionalizante en las instituciones formadoras de maestros de Tlaxcala, se enfrenta a una serie de componentes culturales, políticos e institucionales que se han heredado del tradicional proyecto normalista: el Estado como rector de las políticas educativas entorno a estas instituciones y, el normalismo como una especie de bisagra entre los proyectos oficiales (SEP) y los intereses sindicales (SNTE).
Las necesidades básicas de la educación y las demandas sociales configuran un cuerpo de exigencias específicas en materia de formación de maestros. En nuestro país muchas de esas demandas han sido referidas en las sucesivas reformas curriculares de las escuelas normales. Con la transformación de la reforma curricular del 97, quedó redefinido un nuevo modelo de formación docente, lo que además, comprometió a los formadores de las normales a emprender un cambio en las formas de entender y realizar su trabajo. Esto ha generado múltiples interrogantes en ámbitos donde, las expectativas de transformación coexisten con viejas resistencias, demandas incumplidas, desconciertos y tradiciones arraigadas en los escenarios normalistas.
Estas escuelas enfrentan obstáculos que más de carácter racional obedece a una lógica cultural, de conflictos internos, de resistencias al cambio, de arreglos institucionales entre sindicato, autoridades educativas y los propios actores, donde se olvida o al menos la prioridad no es la formación de los futuros maestros. En este contexto se hace indispensable el conocer cómo se vive en las escuelas normales los cambios y cómo lo experimentan los futuros maestros y maestras que ahí se preparan.
Finalmente el normalismo fundante esta siendo subsumido ante la irrupción del proyecto “profesionalizante”, que aun, como señalábamos líneas arriba, enfrentado serias complicaciones en su concreción ya permea la representación del “ser maestro” vigente, y forma parte del discurso de los formadores de maestros.
Con esto podríamos estar en los umbrales de un cambio en la resignificación de la profesión magisterial, cuya importancia fue legitimada sobre el sentido de su “trascendencia” que enfatizaba aspectos relacionados con el “compromiso social” y el sentido “vocacional” con que se envolvió su imagen.
En la construcción del normalismo profesionalizante y la transformación de las escuelas normales, los nuevos actores que están integrándose a la planta docente, podrían ser definitorios en las transformaciones de fondo de la cultura normalista. Aunque también podría pasar que estas nuevas expresiones sean subsumidas por la estructura cultural, oficial y sindical imperante, añeja y alienante de las escuelas normales.