LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD PROFESIONAL DE LAS NORMALISTAS TLAXCALTECAS
Victoria Ramírez Rosales
En México existen varias instituciones públicas que se dedican a la formación de maestros de educación primaria: las escuelas normales, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y el Centro de Capacitación del Magisterio (CAM). Cada una de estas instituciones trabaja de manera aislada, no existe un proyecto común que las vincule y cada una de ellas forma a maestros de educación primaria en diferentes circunstancias.
Por ejemplo, las normales son las únicas instituciones que brindan la formación inicial , es decir reciben alumnos con estudios de bachillerato sin experiencia como maestros. La UPN y el CAM, por el contrario, admiten maestros ya en servicio; es un requisito presentar algún documento comprobatorio que acredite estar frente agrupo. Los maestros que ingresan a estas dos últimas instituciones tienen a su vez dos características diferenciadas: un primer grupo lo conforma aquellos maestros y maestras que realizaron estudios de normal primaria cuando aun no tenia el rango de licenciatura y entran a la UPN para obtener el título de Licenciados en Educación Primaria. El segundo grupo lo componen aquellos jóvenes que solamente tienen el bachillerato pero que se encuentran trabajando como maestros en escuelas particulares o en zonas rurales marginadas en instituciones primarias del Consejo Nacional del Fomento Educativo (CONAFE) y que también al egresar obtienen el grado de Licenciados en Educación Primaria.
Las escuelas normales por su fuente de financiamiento se clasifican en: a) federales: solamente las que se encuentran en el Distrito Federal; b) federal transferido: aquellas normales que hasta antes del Acuerdo Nacional para la Modernización Educativa (1993) eran sostenidas por la federación pero fueron transferidas a los estados; c) estatales: que son sostenidas con el presupuesto de la entidad en la que se encuentren y; d) particulares.
Por su origen, las escuelas normales se clasifican en: a) urbanas, b) rurales, c) Centros Regionales de Educación Normal (CREN ) y, d) normales experimentales . Estas diferenciaciones del sistema normalista muestra la complejidad y dispersión del sistema de formación magisterial, producto de la implementación de determinadas políticas educativas. Que aun, cuando en la actualidad se cuenta con una única formación profesional pues prevalece un solo plan de estudios para todos estos tipos de normales, persisten estas escuelas normales rurales, CREN, y normales experimentales como resabios del proyecto normalista fundante, con características específicas como lo es el tipo de población estudiantil que las conforma, como vamos a ver más adelante en el caso específico de la normal rural de Tlaxcala.
El sistema de formación normalista
Una de las características de las escuelas normales en nuestro país es la fuerte ingerencia que ha tenido el Estado en su creación y en su gestión. El sistema normalista contó tradicionalmente con la protección del Estado, en la medida que representó la posibilidad de generar los recursos humanos que podrían transformar los conocimientos y conciencia de los mexicanos. En el siglo XX el maestro ocupó, al menos durante cinco décadas (1900-1950), un papel fundamental en el modelo de desarrollo de la sociedad mexicana, él materializó la posibilidad del progreso, tanto de los individuos como de la nación.
Dado este papel central en el desarrollo nacional, el Estado se esmeró en procurar condiciones favorables para la formación de maestros, construyó normales tanto en el medio urbano como en el rural. En las normales rurales se pagaron íntegramente los costos de manutención de sus alumnos, se procuró atender tanto a los hombres como a las mujeres; aunque esta profesión tuviera una mayor presencia femenina. Finalmente, los egresados de las normales tenían asegurada su plaza de trabajo en alguna de las escuelas del nivel primaria. Para la atención de las secundarias se crearon las Normales Superiores donde se completaba la formación de los profesores de primaria y se les especializaba en alguna área del conocimiento que les permitiera desempeñarse eficientemente en el nivel de educación secundaria. Esta situación evidentemente fortaleció de manera muy importante a las normales públicas.
El mercado de trabajo de los normalistas también adquirió características muy especiales derivado de la participación del Estado, ya que éste era, al mismo tiempo, creador de la oferta y regulador de la demanda. Esto permitió al Estado gestionar de manera absoluta los salarios, el número de plazas laborales, las condiciones de trabajo e incluso las relaciones sindicales; generando con todo este dominio la consolidación de una relación de tipo clientelar entre el sindicato magisterial (SNTE) y el gobierno representado por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Prácticamente se eliminaron las condiciones de competencia y el mercado fue sustituido por relaciones de clientelismo entre maestros, en ocasiones con el sindicato y en ocasiones con la institución.
Este tipo de relación se manifestó también como una sobreprotección hacia el sistema normalista, que cubrió no solo las relaciones laborales, sino además se amplió a los procesos de formación donde hubo una conducción extrema de sus actividades y funciones creativas y de diseño que, finalmente, habrían de limitar severamente su función profesional. La SEP siempre ha proporcionado los modelos educativos, los programas de estudio y los libros de texto a los cuales los maestros se ajustan la mayoría de las ocasiones de manera acrítica y mecánica.
El proceso de modernización del sistema educativo mexicano, sin duda afectó también –aunque quizás en menor medida- al normalismo, de hecho se podría decir que aún están por definirse las estrategias de modernización de este nivel, aunque ya se perciben algunos cambios: el primero, la eliminación de la contratación automática, aunque aún subsistan las prácticas de venta y herencia de plazas dentro del magisterio, tal es el caso de Tlaxcala en donde a unos días de que la lideresa del SNTE la maestra Gordillo, anunciara en el marco de la política educativa “Alianza por la calidad de la educación” que no se permitiría más la venta o herencia de plazas, la dirigencia sindical del estado a través de un diario de circulación estatal respondía que, en Tlaxcala se mantendría vigente la herencia de plazas a los familiares de los maestros toda vez que es un derecho legitimo de los trabajadores; otra medida fue la limitación de la matrícula en las normales y el cierre de algunas de tipo rural. En algunos estados incluso, existen exámenes de oposición para ocupar las plazas disponibles. Sin embargo, se puede decir que cada estado ha ido asumiendo prácticas diferentes lo cual, a la fecha, se traduce en un sistema normalista altamente heterogéneo, no solo en su tamaño, sino en su funcionamiento.
Evolución del sistema normalista
El tamaño del sistema normalista en México muestra una evolución cíclica, en donde se aprecia que cada ciclo se corresponde con una medida de política educativa adoptada desde el gobierno. Véase lo que sucede desde la década de los años 60’s:
a) La política de expansión de la educación primaria en las décadas de los años 60’s y 70’s del siglo XX provocó que la demanda de maestros aumentara, lo cual propició la masificación de las normales públicas y la proliferación de las normales privadas, proceso que a principios de los ochenta tuvo su punto más álgido.
b) En 1984 se elevan los estudios de normal a nivel licenciatura, la profesión pierde el atractivo de ser una carrera corta, ahora el requisito son los estudios de nivel medio superior como antecedente para poder cursar la normal. A partir de esta medida la matrícula en las normales a nivel nacional se desploma estrepitosamente.
c) Con la implementación en 1993 del Programa de Carrera Magisterial la profesión se vuelve más atractiva por toda la serie de incentivos salariales que promete a los maestros, a lo cual podría deberse el ligero repunte que tuvo la matrícula normalista por estos años (véase grafico 1).
d) A nivel federal ha prosperado la idea de limitar la formación de maestros ante el supuesto de que ya se ha saturado el mercado de trabajo. De esa manera a través de restricciones al ingreso y desalentando las expectativas de trabajo futuro, se observa una caída generalizada en la matrícula de las escuelas normales a nivel nacional. Después de una época de recuperación en la matrícula sobre todo en los primeros cinco años de la década de los noventa, la matrícula ha ido disminuyendo, sobre todo en las normales públicas, como resultado de la política regulatoria de los servicios de formación de profesores implementada por la SEP y los gobiernos de los estados, con el fin de no seguir preparando maestros sin posibilidades de empleo. Aunado a esto, añadimos la política de austeridad presupuestal del gobierno de Vicente Fox para con la escuela pública y la protección al sector privado. (Véase Gráfico No. 2).
El contexto de las políticas educativas implementadas en las dos últimas décadas nos conduce a la necesidad de caracterizar la política que el gobierno mexicano ha venido definiendo para el normalismo, en especial sobre las normales públicas. Se puede percibir que las políticas diseñadas para este sector coinciden, del todo, con el esquema modernizador puesto en marcha en la década de los noventa: federalización (entendida como descentralización) de los servicios educativos, transformaciones curriculares, implementación del programa carrera magisterial, esquemas de evaluación y acreditación de la calidad educativa. Que para el sistema normalista ha desembocado en:
a) Abandono de la educación pública.- En este caso se expresa como limitación severa al crecimiento de la matrícula en Normales, en cierres de algunas de las normales rurales más conflictivas, limitación presupuestal, carencia de programas de actualización y superación de los formadores de maestros de las normales.
b) Transformación curricular.- Se están haciendo modificaciones a los planes de estudio y a los contenidos curriculares; sin embargo, no se corresponden con programas de recualificación profesional de los formadores de las normales, de modo que éstos se encuentran incapacitados para atender académicamente los cambios.
c) Mercado laboral.- Adicionado a la eliminación en el otorgamiento automático de plazas a los egresados de normales públicas, tenemos una política de fomento a la escuela privada, lo que significa una tendencia a otorgar registro para diversas carreras ubicadas dentro de la profesión magisterial, pero además otras que dinamizan la competencia profesional.
A los ojos de un observador que intenta ser imparcial, los tres puntos anteriores han servido para que en cada estado las autoridades educativas hagan una interpretación bastante libre de ellos y, al final ha quedado en un abandono la escuela pública y una tendencia a sostener y expandir el normalismo privado. Dicho abandono ha ido acompañado de una caída de la calidad académica de las normales públicas, de la formación de los maestros, en general de la educación pública, situación que se ha acentuado o se ha hecho notoria en los últimos años.
El sistema normalista en Tlaxcala
La influencia del Estado en la conformación de la profesión magisterial, no impidió el surgimiento de normales privadas, aunque si inhibió en muchos lugares su surgimiento. Es el caso del estado de Tlaxcala, donde hasta la fecha no existe normalismo privado, pero a cambio, hay estados donde es su presencia es mayor que la de las normales públicas.
Son doce los estados en los que no hay participación privada dentro de escuelas normales de formación de maestros de educación primaria: Baja California Sur, Coahuila, Colima, Chiapas, Durango, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas (SEP, 2007. Estadísticas Históricas por Estados).
Los estados donde hay mayor presencia de inversión privada en la formación de maestros son:
Los datos respecto a escuelas normales de educación primaria públicas y particulares a nivel nacional son muy interesantes tenemos que el 53.5% corresponden a normales públicas y el 46.4% a normales privadas. Lo que sustenta lo anteriormente señalado: la tendencia de las políticas educativas de sostener y expandir el normalismo privado. Esta hipótesis se refuerza aun más si analizamos el comportamiento de la matrícula de normales de educación primaria a nivel nacional, en donde encontramos que para el ciclo escolar 90-91 el 88.4% de la matrícula correspondía a normales públicas y el 11.6% a normales privadas; para el ciclo escolar 2004-2005, la matrícula en las normales privadas sube a un 33.2%, mientras que en las normales públicas desciende a un 66.8%.
Como se observa el estado de Tlaxcala es uno de los estados de la República Mexicana donde no existe inversión privada en el sistema de formación de maestros o “escuelas normales” como se les conoce más comúnmente. Las razones evidentemente aluden a un marco de política educativa basado en una perspectiva de desarrollo nacionalista y por lo mismo, asociado a la defensa de la escuela pública como institución forjadora de valores imprescindible para la consolidación de este estado.
La dirección política del gobierno tlaxcalteca siempre estuvo a cargo de gobernadores emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y no sería hasta la crisis interna del mismo priismo –que ocurrió apenas en la década de los noventa- que ha cambiado de color partidario la gubernatura y presidencias municipales, pero en estricto sentido la inspiración priista se puede decir que ha persistido pues los dos gobernadores no priistas: uno del PRD y otro del PAN provienen del seno del mismo PRI. Adicionado a esta fuerte presencia de un partido casi único, tenemos el hecho de que prácticamente todos los gobernadores tienen profundas raíces en Tlaxcala y de ahí una preocupación, al menos, por lograr un desarrollo estatal muy cercano a la vieja tradición nacionalista.
De hecho, es muy reciente la aparición de inversiones privadas en la educación tlaxcalteca y los requisitos para lograr autorizaciones de funcionamiento pasan por un estricto control a través de la SEP estatal, el mercado de estudios apenas comienza a ser atractivo y en relación a las escuelas normales, es muy difícil pensar en competir con normales tan grandes, consolidadas y con una fuerte tradición en el estado como la Normal Urbana y Norma Rural.
No hay una política educativa en donde expresamente se prohíba la inversión privada, pero dos cosas son fundamentales en la inexistencia de normales de paga: uno es la estructura de mercado que hace muy difícil competir dado que los costos de entrada al mercado son muy altos, asociado a una demanda mayoritaria de alumnos con bajos niveles de ingreso y el otro es la fuerte protección “implícita” que hay en la defensa de la escuela pública en general.
En cuanto al comportamiento de la matrícula en la dos normales objeto de estudio (Normal Urbana y Normal Rural), advertimos que ocurre algo similar al comportamiento nacional respecto al desplome matricular producto de la política de elevar en 1984 a rango de licenciatura los estudios, aunque un dato interesante es que a diferencia de la tendencia nacional, en Tlaxcala a partir de los noventa empieza a estabilizarse la matrícula, podríamos observar que hay un crecimiento lento pero sostenido. Esto podría deberse a lo que ya señalábamos anteriormente, las escuelas normales en Tlaxcala no tienen la competencia del sector privado.
La matrícula de las normales a nivel nacional para el ciclo escolar 2005-2006 presenta una tendencia mayoritaria al ingreso del sexo femenino (66.88%) por sobre el masculino (33.12 %). Para Tlaxcala se presentan porcentajes similares, tenemos que en el ciclo escolar 2005-2006 del total de estudiantes de las normales de educación primaria el 22.1% eran hombres y el 77.9% mujeres. Finalmente estos datos fundamentan la concepción de que la profesión magisterial es una profesión feminizada.