2.2.2 La educación superior tecnológica ante los retos del desarrollo

El Programa Integral de Desarrollo Educativo 1999-2005 del Gobierno del Estado de Puebla señala que la Educación Superior es una pieza clave para mejorar el desarrollo y las capacidades productivas del estado. Sin embargo, pese a la creciente oferta de educación superior en los últimos años, este nivel se encuentra únicamente en 19 municipios del estado, con 70 mil 596 jóvenes inscritos en el sistema escolarizado del nivel de licenciatura, mientras que en el posgrado el número de inscritos es de 8 mil 312. (PIDE, 2001: 11) Aunque una revisión preliminar ofrece resultados alentadores, lo cierto es que sólo uno de cada siete jóvenes de hasta 24 años de edad pueden acceder a una carrera profesional. Esto hace necesario realizar esfuerzos adicionales para superar inequidades en la oferta regional. Las instituciones que operan con recursos públicos atienden al 53 por ciento de la población de este nivel, mientras que las de sostenimiento privado atienden al 47 por ciento de la demanda real, preferentemente en los núcleos urbanos de mayor desarrollo.

En el mismo Plan Estatal de Desarrollo se destaca que mientras en las instituciones privadas el 60 por ciento de los alumnos inscritos terminan la carrera con un 30 por ciento de titulados, en las instituciones públicas el 56 por ciento de los alumnos concluyen, pero sólo el 16 por ciento se titula. (PIDE, 2001: 12) Esto sugiere que las oportunidades de eficiencia terminal se incrementan en los alumnos de familias con mayores ingresos económicos. Por otra parte, en 1995 se hace notoria la concentración de alumnos en las áreas de ciencias sociales (68 por ciento), lo que contrasta con los porcentajes en las ciencias exactas y tecnológicas (16.1 y 10.6 respectivamente). Lo anterior, es reflejo de las deficiencias escolares que los propios alumnos reconocen sobre el dominio del lenguaje matemático, y las escasas habilidades de análisis y observación con que arriban a este nivel. Es inaplazable incrementar las opciones de educación superior de acuerdo con las características y necesidades socioeconómicas regionales, con especial atención a las funciones sustantivas de este nivel, que son: docencia, investigación, extensión y difusión de la cultura. Estos son los rubros principales del desarrollo de la educación tecnológica en Puebla y en todo el sistema nacional.

Ante estos retos, la educación superior tecnológica es atendida en la entidad poblana a través de dos estructuras administrativas: Una financiada por el gobierno federal que incluye los Institutos Tecnológicos de Puebla y Tehuacan; y la otra, atendida por el gobierno estatal y federal que mediante convenio aportan el 50 por ciento del gasto corriente, denominados Tecnológicos Descentralizados. Estos últimos son administrados por la rectoría académica de la Dirección General de Institutos Tecnológicos. En la entidad poblana, a partir de 1993, se atienden diferentes municipios que se muestra en la Tabla 2-3.

El Instituto Tecnológico de Puebla surge como la primera institución, que desde 1972 y hasta la fecha, se destaca como la mayor oferta de educación tecnológica pública. En la entidad poblana se cuenta actualmente con 145 instituciones de nivel superior con una población escolar de 101,676 alumnos. Considerando el ciclo escolar 2000-2001, el Estado ocupa el 5° lugar nacional en atención a la demanda. Por lo que se refiere al municipio de Puebla, en el que se ubica el ITP, la presencia de la educación superior en general asciende a 87 instituciones con una población escolar de 76,572 alumnos. (PIID, 2000: 25)

No obstante, en la capital del estado sólo existen dos instituciones públicas que atienden la demanda educativa que no puede acceder a las universidades privadas. Estas son la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el propio Instituto Tecnológico de Puebla. Por tal motivo, y aclaradas las proporciones, ambas instituciones para cumplir su compromiso educativo con la sociedad requieren del apoyo gubernamental en términos de equidad.

Para cumplir dicho compromiso social, el ITP debe adecuarse a los estándares de calidad de la educación que rige la Secretaría de Educación Pública a través de sus políticas educativas, tanto en el interior de la institución, como en sus relaciones con el entorno social y productivo. Según el PIID la calidad debe ser una forma de ser y una expresión que habrá de transmitirse a los estudiantes, que les permita reflejar en su vida profesional este distintivo institucional como ventaja competitiva.