Saúl Corral García
La llamada nueva economía mundial se conoce así porque, además de lo anterior, de manera importante contiene o está determinada por la infraestructura global de la información, centrada en el desarrollo y el alcance de las nuevas tecnologías de información en los mercados internacionales. Por eso hay que ubicar de manera más amplia el papel que están jugando las nuevas tecnologías de información dentro de la fase actual de la economía mundial. Se deben valorar esas tecnologías adecuadamente al considerar los cambios organizacionales en el interior de las empresas, que se han caracterizado por la automatización flexible del proceso de trabajo, basada en los sistemas CAD: Computer Aided Design, CAM: Computer Aided Manufacturing y CAE: Computer Aided Engineering .
La internacionalización de los procesos productivos, en cada una de sus fases (la llamada manufactura integrada internacionalmente), con sus nuevas formas de organización industrial: con sus redes de proveedores internacionales, la subcontratación y maquila, el crecimiento del comercio internacional y el desarrollo de los mercados financieros. Las tecnologías de la información se presentan como condición y a su vez como resultado de estos cambios. En particular habrá que recordar que se convierten en la punta del desarrollo de la tercera revolución científico técnica. Estas abarcan sistemas de hardware (CPU: Unidad de Procesamiento Central y equipo periférico), equipo de comunicación de datos, paquetes de software y servicios.
Sin embargo, la convergencia tecnológica ha hecho que junto con estas tecnologías se desarrollen a la par las de comunicación; conjuntamente sean la base para la generación de lo que se ha dado por llamar la infraestructura global de la información. Antes se le denominaba como supercarretera o autopista pero ahora, dada la incidencia en la economía global, se ha asignado un nuevo nombre, subrayando así su carácter de vía por la que ha de transitar el capitalismo globalizado y la hegemonía de los países avanzados. Al respecto se plantea que:
Como el ferrocarril transcontinental que convirtió a los Estados Unidos en un poder económico mundial en el siglo XIX, esta infraestructura de la información tiene el potencial de colocar a la economía de Estados Unidos a la cabeza del resto del mundo en el siglo XXI. (Arnst y Mandel, 1996: 32)
El concepto de infraestructura global de la información, en sí mismo, no ha sido claramente definido. De acuerdo a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), se puede hacer referencia a una red de computadoras de alto desempeño la cual facilitará el acceso y recuperación de datos a alta velocidad, puede ser considerada como una red multimedia, cuyo principal uso será la convergencia del video con datos, imágenes, textos y voces. Asimismo, se contempla como un medio de televisión interactiva, en el cual el televisor más que una computadora del hogar o video teléfono deviene principalmente en un canal de comunicación. (UIT, 1995)
Estas visiones tienen su sustento en el punto de origen de las tecnologías o ramas que le dan fundamento a la infraestructura global de la información: la computación, las telecomunicaciones y la del entretenimiento. Sin embargo, la UIT destaca que cuando menos existen ciertos elementos comunes, que son que la red será digital, la capacidad deberá ser abundante y los servicios ofrecidos serán personales.
Al respecto, la OCDE (1995) plantea que la economía mundial de la información es un concepto que implica la interconexión e interoperabilidad de un amplio espectro de infraestructuras, aplicaciones y servicios que compiten y son complementarias pero que son posibles por la digitalización. En este sentido la economía mundial de la información implica: instalaciones de comunicación (tecnologías de conmutación y transmisión), tecnologías de la computación, software y estándares; terminales conectadas a redes de proveedores para la conexión de los usuarios a los servicios integrados; servicios posibles (información, comercio electrónico, aplicaciones y contenido) sobre estas redes; y software e interfases que unan las instalaciones, terminales y aplicaciones.
En febrero de 1995, el gobierno de Estados Unidos lanzaba la iniciativa de un plan mundial para la creación de la “Global Information Infrastructure” (Gore, 1995: 33), en la que se contemplan cinco principios básicos:
1) Incentivar la inversión del sector privado.
2) Promocionar la competencia.
3) Dejar acceso abierto a las redes para todos los proveedores de información y usuarios.
4) Crear un marco regulativo flexible que pueda permitir el rápido cambio tecnológico y de mercado.
5) Asegurar el servicio universal.
Estos principios expresan la tendencia que se plantea para la llamada infraestructura global de la información. Por un lado, se reconoce el creciente peso económico de las tecnologías de la información y por ello se requiere una inversión creciente que es altamente rentable. Por tanto se promueve la participación del sector privado. Por otro lado, debe llevarse bajo una estructura competitiva para poder garantizar su innovación tecnológica, precios competitivos, calidad de los servicios y restringir la acción del Estado a la regulación flexible que permita asegurar el buen funcionamiento del mercado. Por último, la economía mundial de la información pueda servir a todos los usuarios y para todos los servicios.
En su Agenda para la Cooperación, Gore mostraba el nuevo “sueño americano” para la economía mundial de la información: “Déjenos construir una comunidad global en la cual la gente de los países cercanos vea a los otros no como potenciales enemigos, sino como socios potenciales, como miembros de la misma familia en la vasta familia humana crecientemente interconectada”. (Gore, 1995: 3) Esta propuesta fue retomada en la Conferencia Ministerial del Grupo de los Siete sobre la sociedad de la información, que adoptó como principios para impulsarla: promoción de la competencia, incentivar a la inversión privada, definir un marco regulativo adaptable, proveer acceso abierto a las redes, asegurar la provisión universal y el acceso a los servicios, promover la igualdad de oportunidad a los ciudadanos, promoción de la diversidad del contenido, incluyendo la diversidad cultural lingüística, y a reconocer la necesidad de la cooperación mundial con particular atención a los países menos desarrollados.
En este sentido, el Informe del Banco Mundial (1998) señala que el potencial de las telecomunicaciones se ve limitado para el caso de los países en desarrollo, dada la escasez de recursos (bajo ingreso, capital humano inadecuado, debilidad competitiva y regulativa). Sugiere que es la competencia de mercado la que puede desencadenar al sector privado para proveer la infraestructura y los servicios de telecomunicaciones, expandiendo el uso de las nuevas tecnologías de comunicaciones. Además propone que los gobiernos tendrían como tarea central asegurar la regulación apropiada para impedir el uso del poder monopólico y garantizar el acceso a la población más pobre. (Banco Mundial, 1998: 56)
De hecho lo que vemos en estas propuestas no son sino la justificación de las políticas privatizadoras y desreguladoras contemporáneas. El esquema teórico en el que se mueven les dice que la eficiencia y rentabilidad están garantizadas por el buen funcionamiento del mercado. Sin embargo, es de discutir las repercusiones sociales y económicas de ellas, en el ámbito mundial y de cada país.
Así las propuestas de impulsar la economía mundial de la información se basan en la perspectiva de un mercado abierto, globalizado, y en donde los capitales más eficientes y productivos sean los que encabecen la construcción y administración de las “autopistas de la información”. Sin embargo, la economía mundial de la información viene a profundizar la aguda competencia existente en las ramas de la computación, telecomunicaciones, información y diversión. Las fusiones y adquisiciones, las alianzas y acuerdos de cooperación son las formas más frecuentes que adquieren las relaciones entre los capitales, tratando de asegurar una parte del “pastel virtual”. Asimismo, otra estrategia es la integración vertical, uniendo producción, programación y distribución de la información.