Saúl Corral García
2.2.1 Puebla y el desarrollo de la economía
El estado de Puebla políticamente se encuentra dividido en 217 municipios, y para fines de planeación se subdivide en siete regiones socioeconómicas que son: I-Huauchinango, II-Teziutlán, III-Ciudad Serdán, IV-Cholula, V-Puebla, VI-Matamoros y VII-Tehuacán. Con datos al año 2000, se registra una población de 5’076,386 ocupando el 5° lugar nacional, participando con el 5.2 por ciento del total nacional. Los hombres representan el 48.2 por ciento y las mujeres el 51.8 por ciento. De ese total de población, el grupo de edad entre los 15 y 24 años es de 1’377,487 jóvenes, es decir, el 27.13 por ciento. (PIID-ITP, 2003: 18)
Según el Plan Estatal de Desarrollo Educativo 1999-2005 (PEDE), el reto económico del Estado de Puebla puede expresarse como la necesidad de sostener en el largo plazo un ritmo de crecimiento capaz de generar empleo y riqueza para distribuirla con equidad. Para ello resulta necesario iniciar un proceso mediante el cual se reduzcan, en un plazo previsible, los desequilibrios que hoy presenta la actividad productiva en el territorio de la entidad. El Estado refleja, en un extremo, una excesiva concentración de la actividad económica en el área metropolitana de la ciudad de Puebla, lo que la ha convertido en la cuarta concentración urbana del país. En el otro extremo, mantiene una actividad económica con una dinámica dispersa y pobre.
El principal indicador con que se cuenta para determinar la dinámica de la economía es el crecimiento del producto interno bruto (PIB). No obstante, el bienestar de la población viene definido por el PIB per cápita y por la propia distribución del ingreso. Conforme a este enfoque, el Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) ha ocupado el 8° lugar en el período 1993-96; y el 7° en el período 1997-99, respecto de los 32 estados que integran el territorio nacional. La importancia que presenta la actividad económica del Estado de Puebla, lo convierte en un polo de desarrollo en el ámbito nacional. Más aún, conforme a los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 1995), se registró que a partir de 1994, la balanza comercial poblana ha destacado en su superávit, con participación en materia de exportaciones. Sin embargo, esta situación no debe sobredimensionarse pues una de las peculiaridades del PIB nacional es la concentración de su producción en el Distrito Federal y el Estado de México donde se produce más de la tercera parte de la riqueza nacional.
El PIB estatal per cápita para 1998, se estimó de acuerdo con la información disponible por la Secretaría de Desarrollo Económico del Estado de Puebla (2001) en 22 mil 6 pesos, lo que presumiblemente colocaría a la entidad por arriba de la media nacional. En realidad no es así. Para el año 2000, según el nivel de ingreso mensual de la población ocupada: 14.2 por ciento no recibieron ingresos; el 18.8 por ciento recibió menos de 1 salario mínimo; el 43.5 por ciento recibió de 1 hasta menos de 3 salarios mínimos; y el 2.4 por ciento recibió más de 10 salarios mínimos. (PIID-ITP, 2003: 19) Considerando que la población económicamente activa asciende a 1’683,233 de los cuales el 69.88 son hombres y el restante 30.12 por ciento son mujeres; se infiere que la generación de empleos es insuficiente y los empleos existentes tienen una baja remuneración.
Un indicador más es el referente a la distribución del ingreso, el cual muestra evidencias de una alta inequidad. Por ejemplo, más atrás, para 1994 la décima parte de la población, que es la más marginada, recibía el 1.9 por ciento del ingreso corriente total, mientras que el más acaudalado recibía el 34.6 por ciento del ingreso total. Aunque estos datos son muy similares a la distribución del ingreso nacional, son también un reflejo de la marginación social que existe en México y en Puebla. (PIID-ITP, 2003: 19) En suma, la concentración de las actividades económicas, su lento y asimétrico crecimiento, las difíciles condiciones bajo las cuales se desenvuelve la actividad económica en el interior del Estado, y el escaso nivel de desarrollo tecnológico han provocado contrastes sociales muy señalados en el territorio poblano.
En cuanto a los sectores económicos, una de las áreas de tradición productiva es el sector agropecuario y forestal. La evidencia estadística expresa que la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca han disminuido continuamente su aportación al producto interno bruto estatal (PIBE), hasta llegar al 8.9 por ciento que contabilizan en la actualidad. (PIID-ITP, 2003: 19) Este dato adquiere relevancia en tanto muestra el severo problema de la productividad existente en la actividad agropecuaria, el cual impide elevar los niveles de ingreso y bienestar de la población que habita y labora fuera de las áreas urbanas.
El segundo sector de relevancia en términos de su aportación al PIBE es el sector industrial. Las actividades industriales, dado su dinamismo y capacidad para generar empleo productivo, tienen una considerable importancia en el conjunto de la actividad económica, tanto en el ámbito nacional como regional y local.
Por lo antes descrito, la situación de la industria localizada en el territorio estatal tiene peculiaridades que convienen advertir. Por ejemplo, existe una industria asimétrica, es decir, algunas actividades, como la automotriz y mueblera, disponen de un nivel de desarrollo tecnológico relativamente elevado y formas de integración que les permiten mejorar la productividad en el conjunto de su actividad. Otras, como la textil, han quedado rezagadas y paulatinamente pierden la importancia que llegaron a tener hace algunos años. Las empresas más modernas y desarrolladas mantienen una dinámica vinculada al sector externo, mientras las tradicionales son pequeñas y medianas empresas, cuya existencia depende básicamente del mercado regional, que en años recientes ha mostrado una lenta expansión, toda vez que, la demanda agregada ha disminuido.
Desde otro ángulo, la industria manufacturera poblana presenta rezagos en la formación de recursos humanos y en la integración de cadenas productivas. La industria manufacturera durante 1997 representó el 22.4 por ciento del PIBE, aportación sólo superada por los servicios. El crecimiento anual de la manufactura poblana entre 1993 y 1997 fue de 4.3 por ciento, similar al observado por la producción manufacturera del país que fue de 4.2 por ciento en el mismo lapso. (PIID-ITP, 2003: 20)
La composición de la industria manufacturera en el Estado presenta notorias desigualdades: el 95.5 por ciento de los establecimientos censados son microempresas; el 3.5 por ciento son pequeñas; y el 0.7 por ciento medianas. Sólo el 0.3 por ciento son grandes empresas, que obtienen el 63 por ciento de los ingresos totales y dan ocupación al 30 por ciento de los trabajadores ocupados en la actividad industrial. Son ellas las que han soportado el peso del crecimiento manufacturero poblano. (PIID-ITP, 2003: 20)
En cambio, las micro, pequeñas y medianas empresas, cuya permanencia en el mercado resulta altamente inestable, se localizan en los sectores industriales tradicionales y artesanales. A pesar de representar el 99.7 por ciento de todos los establecimientos censados en el Estado, sólo obtienen el 37 por ciento de los ingresos. Sin embargo es importante mencionar que ocupan al 70 por ciento de los trabajadores del sector. (PIID-ITP, 2003: 20)
La concentración de la producción en unas cuantas ramas es también una peculiaridad que destaca a la industria manufacturera localizada en Puebla, donde sólo tres subsectores: maquinaria y equipo; alimentos y bebidas; y el textil y de la confección aportan el 80% del valor de la producción del sector y absorben el 75% del personal ocupado en las manufacturas. (PIID-ITP, 2003: 21)
Este análisis de la industria poblana nos permite concluir que la mayor parte de ella se mantiene en las ramas tradicionales donde la innovación tecnológica es limitada y que aún son pocas las industrias que emplean alta tecnología. Asimismo, geográficamente se presenta el fenómeno de la concentración de la actividad industrial. De esta manera, en dos regiones económicas, Puebla y Cholula, se concentra el 60% del valor de la producción manufacturera. (PIID-ITP, 2003: 16)
La falta de apoyo crediticio y fuentes de financiamiento a las micro, pequeñas y medianas empresas, así como la falta de vinculación de éstas con las instituciones de educación superior, son problemas adicionales que enfrenta la industria poblana. De ahí la observación que hacemos en forma insistente donde las cifras indican otra realidad a la contemplada tanto en el Plan Nacional de Desarrollo como en el Programa Integral de Desarrollo Educativo.
Las principales actividades manufactureras por subsector de actividad por número de establecimientos y personal ocupado son: papel y productos de papel, imprentas y editoriales (69.9 y 75.4% respectivamente); sustancias químicas y productos derivados del petróleo (46.3 y 56.0% respectivamente); productos metálicos, maquinaria y equipo (40.7 y 46.6% respectivamente); textiles y prendas de vestir e industria del cuero (21.6 y 45.6% respectivamente) y alimentos bebidas y tabaco (18.2 y 40.7% respectivamente), respecto al total de cada uno de los subsectores correspondientes en el ámbito estatal. (PIID-ITP, 2003: 21)
Por una parte, en 1993 la productividad del sector manufacturero por establecimiento fue de 578 mil pesos, en cambio, por persona ocupada correspondió a 39 mil pesos. El subsector de mayor productividad fue el de la industria metálica básica, siguiéndole en este orden la industria química. La productividad de la industria de productos metálicos, maquinaría y equipo se encuentra ligeramente arriba de la media del sector, pero por rama de actividad destaca la de auto partes con una productividad por establecimiento de 6,882.2 miles de pesos, pero la productividad por persona ocupada fue de 32.4 miles de pesos, por debajo de la media industrial. Por otra parte, para la industria textil la rama de mayor productividad corresponde a los hilados, tejidos y acabados de fibras blandas, siguiéndole la de la confección con materiales textiles y en tercer lugar la de fabricación de tejidos de punto. (PIID-ITP, 2003: 22)
Con relación al espacio físico y social donde se localiza el sector industrial en el área metropolitana de la ciudad de Puebla, es relevante dada la diversidad de actividades, tamaños y necesidades, de ello dan cuenta tres parques industriales: “5 de Mayo”, “Resurrección” y “Puebla 2000”, así como una amplia zona de establecimientos industriales conocido como corredor industrial norte aprovechando el tránsito de la autopista México-Puebla-Veracruz. De esta forma se concentra el 18.2% de los establecimientos, el 40.7% del personal ocupado y el 40.8% del valor bruto de la producción que se genera en el estado. (PEDE, 2000: 17)
El tercer gran sector del PIB es el sector comercio y servicios. Por el peso específico de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla (ZMCP) en el conjunto de la economía estatal, ésta adquiere un creciente perfil definido de servicios, de tal manera que la actividad comercial (que incluye al comercio mismo, así como restaurantes y hoteles) participó con casi el 21% del PIB estatal en 1997. (PIID-ITP, 2003: 22) Específicamente, el comercio contribuyó con el 80% de esa aportación, mientras que el restante 20% fue generado por las actividades restaurantera y hotelera.
Al igual que la industria, el comercio se desarrolla mediante un segmento específico, ubicado sobre todo en la zona metropolitana de la ciudad de Puebla y además, mediante una actividad tradicional y atomizada en pequeñas unidades localizadas en medio rural y en las zonas marginadas de las ciudades.
A su vez, el comercio por mayoreo representa el 55% de los ingresos totales del sector comercial, mientras el 45% lo absorbe el comercio por menudeo. No obstante, el primero ofrece el 47% de la ocupación, en tanto que el 53% lo da el comercio al menudeo. (PEDE, 2000: 17) En el comercio al mayoreo destaca la compra-venta de maquinaria y equipo, vehículos de transporte y refacciones. En orden de importancia le sigue la comercialización de alimentos, bebidas y tabaco. La actividad predominante en este sector es la comercialización de productos alimenticios en establecimientos especializados, la venta de esos productos en supermercados y tiendas de autoservicio, así como la compra-venta de automóviles, llantas y refacciones.
Dado que la actividad comercial se desarrolla determinada por la expansión de la economía de mercado, ésta generalmente se localiza concentrada en los centros urbanos. En el Estado, la que se realiza al mayoreo se localiza en las ocho ciudades más grandes de la entidad: Puebla, Atlixco, Izúcar de Matamoros, San Martín Texmelucan, Tehuacan, Teziutlán, San Pedro Cholula y Tepeaca. En esos mismos centros de población, además de Huauchinango y Xicotepec, se lleva a cabo el mayor registro de transacciones al menudeo.
Gran parte de los comerciantes en pequeño difícilmente resultan sujetos de crédito bancario, debido a lo cual recurren a los agiotistas. El desarrollo de un mercado informal del dinero que tiene entre los comerciantes sus principales clientes, significa que la actividad comercial ha de soportar excesivos costos financieros, siempre en perjuicio del consumidor final.
Finalmente, en el caso de los servicios, esta actividad tanto en Puebla como en el país, resulta ser la principal generadora de riqueza. Por lo anterior, se desprende que el 32% de los empleos permanentes fueron aportados en 1997 por este tipo de actividades. Los servicios más importantes proporcionados en la entidad, tienen que ver con la educación, la salud, las finanzas y el alquiler de bienes inmuebles. (PEDE, 2000: 18)