2.4 Perspectivas del sistema de educación tecnológica en Puebla ante el proceso globalizador

2.4.1 Exigencias para una educación moderna

La revolución tecnológica y los procesos de globalización afectan al mundo de una manera distinta de la que existía hace menos de diez años. Los flujos comerciales, tecnológicos, de información y comunicación hacen del mundo un espacio sin fronteras. Por tal razón, pensar en la educación, conjugando las perspectivas global y local, resulta condicionante ineludible de toda opción de desarrollo social.

En ocasiones, el progreso de un país se percibe a partir de la combinación de tres componentes del bienestar que son: promedio de vida, poder adquisitivo y nivel educativo de la población. Conviene resaltar que el índice de desarrollo humano asume que la inversión en el capital humano aumenta su productividad, pero existe un imperativo ético de aprovecharla para una vida mejor; es decir, debería ser el fin del bienestar y no sólo el progreso material. El capital humano es necesario para sustentar el crecimiento y el bienestar de la población, siempre y cuando éste tenga las mismas oportunidades de educación y trabajo.

Existe el convencimiento de que la integración entre sociedad y educación puede darse en torno a una estrategia que permita el impulso y fortalecimiento del sistema educativo, particularmente el de la educación superior, que debe ser eficaz en su funcionamiento, equitativo en el acceso y eficiente en resultados. Al menos, esas son las expectativas de toda sociedad humana.

Podemos afirmar que la creación y distribución de la riqueza social pasa necesariamente por la vía de la redistribución del conocimiento y, en el futuro, ésta podría ser una de las mejores fórmulas para garantizar la convivencia social en un contexto de desarrollo y bienestar de las sociedades modernas, al considerar las necesidades de los países en desarrollo.

2.4.2 Retos fundamentales de la educación superior en México

Para el Sistema Nacional de Educación Superior, los retos son los relacionados con la capacidad de tener a la acentuada demanda de población en edad escolar que solicita su incorporación a la misma. Al respecto, los porcentajes de atención a la demanda son más bajos en la educación media superior en un 21.3% y en la educación superior en un 14.9%, que en los niveles precedentes. Con respecto a los parámetros internacionales, observamos que la cobertura en la educación superior, esto es 14% de la población en edad apropiada para acceder a ella, es inferior a la de los países desarrollados, que alcanza alrededor del 50 por ciento. (La Academia, 1997: 3) Lo anterior presenta entonces, una contradicción importante que se habría que discutir, con la relación entre los que tienen acceso a la educación superior y bajo qué condiciones tienen que satisfacer esta necesidad que se presenta en forma desigual, específicamente en la educación tecnológica.

Un segundo reto asociado con las nuevas áreas de oportunidades y el crecimiento económico es el de la distribución nacional de la matrícula por área de conocimiento. Pese al importante crecimiento observado en las áreas de ingeniería y tecnología, que llegan a ocupar el 32% de la matrícula total, las áreas de ciencias sociales y administrativas siguen siendo predominantes con el 49%, en tanto que las ciencias de la salud ocupan el 10%, las ciencias naturales y abstractas el 2%, la educación y las humanidades el 3%, y las ciencias agropecuarias el 4 %. (PNE, 2001: 68)

Podemos señalar también sobre el reto de la calidad en la educación, que éste es un concepto insistente, además de ser una preocupación constante en el discurso de las nuevas políticas del Plan Nacional de Educación. No obstante, los esfuerzos realizados siguen careciendo de un marco teórico específico que facilite la homogeneidad e integración, y una formación que propicie la retroalimentación entre instituciones y al interior de las mismas.

Por su parte, la distribución y heterogeneidad de las actividades económicas le imprimen a los planes y programas de estudios un requisito inevitable de pertinencia, aunque éste no se cumpla del todo en la práctica cotidiana. Sin embargo, podemos afirmar que sólo en la medida en que esto se resuelva en términos de sus repercusiones regionales y nacionales, sociales y sectoriales, dependerá la viabilidad en el éxito del sistema de educación que México requiere para enfrentar el siglo XXI.

En síntesis, éstos son algunos de los retos para que la educación superior tecnológica cumpla con lo estipulado en estas políticas globalizadoras. A las instituciones corresponde asumir el compromiso de hacerlos realmente compatibles con los principios que insiste el PND: de equidad, eficiencia y pertinencia. Es decir, lograr igualdad de oportunidades en el acceso a la formación profesional de estudiantes y la calidad en el desempeño educativo.