Saúl Corral García
2.1 Pautas y directrices políticas en el rubro de educación dictadas por la UNESCO, el Banco Mundial y la OCDE*
La época en que vivimos se caracteriza por profundas transformaciones en prácticamente todos los órdenes de la vida humana. Los cambios se están gestando en múltiples campos de la sociedad actual, siendo producto de la revolución industrial, transformando la organización de los procesos productivos como nunca antes se había visto en la historia: en el acceso y la distribución de la información a través del uso de los medios informáticos; en las formas de organización de las economías de los países que se han agrupado en bloques regionales para obtener mayor ventaja en la competencia internacional, dentro de una economía cada vez más globalizada pero segmentada entre países pobres y ricos.
La nueva economía se deja sentir en las dinámicas sociales con efectos paradójicos, como es la coexistencia de la aldea global con la reaparición de los etnocentrismos, racismos y actitudes de intolerancia que han producido guerras devastadoras y conflictos en distintas regiones del planeta; en la geopolítica mundial con el derrumbe del bloque socialista y la conformación de un nuevo orden incierto en la comunidad internacional; en las formas de gobierno, resultantes del reclamo por la extensión cada vez mayor de la democracia, la libertad y la pluralidad; y finalmente, en una distribución de la riqueza cada vez más in equitativa, en la que millones de personas han pasado, en los últimos años, a engrosar el segmento de la población en pobreza extrema. (Chomsky, 1995: 77-87)
Sobre la conformación de un nuevo orden mundial, participan de manera activa los organismos internacionales como la UNESCO, la OCDE y el Banco Mundial con el propósito de instaurar nuevas políticas a fin de regular el desarrollo tanto económico, político, social y cultural en los países que sostienen una dependencia continua en estos ámbitos. De ahí que la educación se presente en estos cambios como motor principal para originarlos y reproducirlos en el contexto global. Dichos organismos internacionales se encargarán de implementar y vigilar la aplicación de estas políticas en los nuevos procesos educativos de América Latina y México, con la introducción de nuevas tecnologías de información, con la finalidad de hacer más eficientes los resultados de dichos procesos. En este capítulo presentaremos una síntesis de la visión que estos organismos internacionales tienen al respecto y posteriormente, haremos una valoración al comparar las aportaciones de cada uno, a fin de que logremos captar la importancia que existe en las relaciones de dependencia entre los países ricos y los que están en vías de desarrollo. Actualmente, nos cuestionamos las condiciones de desarrollo y los retos que México tiene que enfrentar en materia de educación ante un nuevo orden establecido y obligado a seguir por las presiones de las potencias desarrolladas y que hasta ahora, dichas condiciones se perfilan como inequitativas ante el acceso a participar en este proceso modernizador de la educación.