Introducción

El que hoy seamos conscientes de que vivimos en “un sólo mundo”, se debe en gran parte al alcance internacional de los medios de comunicación. Podemos constatar lo anterior, por ejemplo, cuando encendemos la televisión y vemos las noticias internacionales. Generalmente logramos sólo la presentación de algunos de los acontecimientos que han tenido lugar ese día o momentos antes en diferentes partes del mundo, pero el alcance que tiene este medio es aún mayor, ya que los programas de televisión y las películas se venden en los mercados internacionales con audiencia de cientos de millones de personas.

Observamos que se da la aparición de un orden mundial de la información, de manera que ésta se produce, distribuye y consume dentro de un sistema internacional. Como muchos otros aspectos de la sociedad global, el nuevo orden informativo se ha desarrollado en forma desigual y refleja la distancia que hay entre los países desarrollados y en vías de desarrollo; tal es el caso de México y el resto de los países latinoamericanos.

Las nuevas tecnologías de la información (NTI) están detrás de los profundos cambios que se han producido en el sistema monetario mundial y en los mercados de valores. El dinero ya no es el oro o la cantidad en metálico que llevamos en el bolsillo. Se ha dicho que la tecnología está transformando rápidamente la bolsa en un mercado global perfecto, abierto las veinticuatro horas del día. (Gibbons, 1990: 111)

Cuatro tendencias tecnológicas han contribuido a esta evolución: 1) la mejora constante de las posibilidades que ofrecen las computadoras, junto con la reducción de los costos; 2) la digitalización de los datos, que posibilita la integración de la computadora con la tecnología de las telecomunicaciones; 3) el desarrollo de las comunicaciones vía satélite; y finalmente, 4) la fibra óptica que permite que muchos mensajes diferentes transiten por un mismo cable. La espectacular explosión de las comunicaciones en los últimos años da muestras de maximizar su velocidad de manera asombrosa.

Nicholas Negroponte (1995), fundador del laboratorio de medios de comunicación del Massachussets Institute of Technology, analiza la gran importancia de los datos digitales para las tecnologías actuales de la comunicación. Cualquier información, incluyendo cuadros o fotografías, imágenes en movimiento y sonidos, pueden traducirse a bits, que representan la unidad mínima del manejo de la información: para que sea transmitida, guardada o procesada.

Se ha hablado mucho de la “superautopista de la información” desde mediados de los años noventa. Al respecto, el vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore (1995), mencionaba este término constantemente. Esta superautopista es más una visión de futuro que una descripción del presente. Representa una situación en la que la mayoría de los hogares estarán conectados a través de fibra óptica. La puerta electrónica de la que habla Negroponte (1995) se abrirá en cada casa. Al momento hay cuatro tecnologías distintas que tienen sus propias vías de entrada al hogar: el teléfono, la emisión televisiva por vía terrestre, el cable y el satélite (por supuesto, no todo el mundo tiene las cuatro). En el futuro, todas ellas utilizarán el mismo cable y su único punto de acceso será una computadora-televisión.

Puede que la “superautopista de la información” no sea la expresión más adecuada para aludir a las consecuencias de la revolución digital. Esta sugiere un “mapa de carreteras”, pero las nuevas tecnologías interactivas anulan las distancias y las hacen irrelevantes. La expresión presupone un orden, mientras que el impacto de las nuevas tecnologías bien podría ser caótico y perturbador.

Dentro de esta gran cobertura que asumen las nuevas tecnologías, veremos ahora, cómo se insertan éstas en la sociedad actual a través de sus usos y efectos en el contexto educativo. La expansión de las nuevas tecnologías de la información parece estar dispuesta a influir en la educación de muy diversas maneras y algunas de ellas parecieran ser bastante fundamentales. La educación ya no puede considerarse como un estado de preparación que le permita al individuo la entrada al mundo laboral. A medida que cambia la tecnología, también lo hacen necesariamente las habilidades, e incluso si la educación se mira desde un punto de vista meramente profesional – es decir, como fuente de conocimientos relevantes para el trabajo – en el futuro, será preciso estar aprendiendo durante toda la vida.

Las nuevas tecnologías también están influyendo en la naturaleza del trabajo, sustituyendo con máquinas algunas tareas antes desempeñadas por seres humanos. El mero ritmo al que se produce el cambio tecnológico está creando una renovación laboral mucho más rápida de la que se producía antes.

Por ahora, nadie sabe con exactitud cuáles serán los auténticos efectos de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, tanto en la educación como en el trabajo. Algunos creen que destruirán más empleos de los que se crearán y hablan del “fin del trabajo”. (Rifkin, 1994) Si ya no hay suficientes empleos remunerados para todos, las consecuencias para la sociedad contemporánea serán profundas. Muchas personas, incluyendo un número cada vez mayor de mujeres, definen su vida en función del trabajo que realizan, para poder satisfacer sus necesidades básicas, y éste es además, muy importante para su autoestima.

Si llegara a ocurrir que las sociedades estuvieran cada vez más sin trabajo, estas actitudes resultarían arcaicas y los sentimientos de desesperación e inutilidad que el desempleo tiende a crear empeorarían. Por eso, la educación debe y puede tener un papel en ello, pero quizá por ahora no sea una educación relacionada con los grandes valores humanos sino debiera ser a la vez, un medio y un fin cuyo horizonte estuviera en el desarrollo de una auto educación equilibrada y autónoma, al servicio de la propia evolución y del conocimiento de uno mismo. La velocidad de las tecnologías de la información tiene mucho que ver en estos debates, pero también afecta directamente a la naturaleza del propio proceso educativo.