Ramiro Morales Hernández
En 1970, cuando dejé mi pueblo, todavía no tenía muchos habitantes, en 1995 cuando regresé nuevamente a residir, el pueblo contaba con muchas mejoras, nuevas casas hechas de materia, con luz eléctrica casi todas, muchos carros, más comercios, pero también mucha gente mayor. Entonces empecé a preguntar qué había pasado con los mas jóvenes y me enteré que muchos muchachos se iban a trabajar a Estados Unidos y que la mayoría ya no regresan a San Marcos.
San Marcos es la cabecera municipal del municipio del mismo nombre en el Estado de Guerrero, se localiza al sureste de Acapulco, en la región de Costa Chica, sobre la carretera que une a los estados de Guerrero y Oaxaca; Yendo de Acapulco hacia Pinotepa Nacional a unos 90 kilómetros se llega a San Marcos, en su entrada se lee “bienvenidos a San Marcos”.
A mediados de 1995, me liquidaron en el hotel donde había trabajado por mas de 20 años en Acapulco, a donde desde que me casé me fui a vivir con mi mujer, ya que aquí en San Marcos la vida era dura, sólo podía trabajar de peón en el campo, por lo que decidimos irnos a la aventura y buscar nuevas formas de ganarnos la vida. En Acapulco en esos años había trabajo en los hoteles y como está cerca de San Marcos nos fuimos para allá.
Si encontré trabajo, primero haciendo limpieza, después aprendí a trabajar de garrotero y finalmente ascendí a mesero en el área de restaurante. Sin embargo, con los años llegaron “las canas” y la empresa me liquidó, sí me dio lo que me correspondía, pero como ganaba salario mínimo la cantidad fue poca, por lo que tuvimos que regresar a nuestro pueblo natal, buscando iniciar de nuevo. Así, Herminio, un hombre de 50 años, tez morena, pelo negro ensortijado y mirada amable, nos relata parte de su vida.
Regresé a San Marcos, aquí a mi barrio de Santa Cruz, lo que me dieron de retiro cuando me liquidaron en la empresa donde trabajaba no me alcanzaba para mantener a mi familia y pagar lo que todavía debía del departamento que me asignó el INFONAVIT, por lo que decidí traspasar el departamento y con mis ahorros me vine para mi pueblo, compré un terrenito y puse un pequeño negocio –una miscelánea-, sin embargo, lo que nos daba la tienda no nos alcanzaba y el dinero se fue acabando. La tienda se le fue acabando la mercancía y había necesidades que ya no podíamos cubrir, por lo que decidí irme a trabajar a los Estados Unidos.
La idea -señala Herminio-, era ganar dinero para poder salir adelante, todavía una de mis hijas estudiaba la preparatoria y otro la licenciatura, la primera aquí en San Marcos, pero el otro tenía que irse todos los días hasta Acapulco; era un gasto muy grande el que tenía y si quería ayudarlos algo tenía que hacer, ya que aquí no hay trabajo, sólo en el campo y yo no estaba impuesto a esas labores y tampoco tenía dinero para comprar tierras.
Así que en diciembre de 1997, vino un compadre que desde hacía algunos años antes había estado yéndose al otro lado de “mojado” y le pedí que me ayudara para irme con él, en principio me dijo que lo pensara, que se sufría mucho y que a veces el “pase”• estaba muy peligroso, pero la verdad la necesidad era mucha y lo convencí que me ayudara.
El viaje fue duro nos fuimos en camión hasta la frontera, allí, tardamos varios días para pasar pero al fin lo logramos, nos fuimos hasta Atlanta, yo empecé a buscar “chamba” de mesero, pero sólo me la dieron en un restaurante en la cocina, ahí la hice de todo, haciendo el aseo, lavando trastes, y a veces de auxiliar de cocina, estuve dos años por allá sin venir a mi tierra, ahorraba un poco, no mucho pero como allá se gana en dólares pues aquí se hace un poco mas el dinero, por lo que le empecé a mandar dinero a “mi vieja”, primero para los gastos de la escuela de mis hijos y después para que se surtiera un poco la tienda.
“Los primeros meses fueron muy complicados, me sentía muy solo, como que ya no tenía familia y el poco dinero que me había llevado se me estaba terminando por lo que le pedí dinero prestado a mi compadre y a veces mi vieja me mandaba aunque fuera poquito de lo que sacaba de la tienda, realmente me sentía desesperado, pero ya que empecé a trabajar me empecé a sentir mejor”
En el año 2000, mi hijo terminó su carrera, pero todavía no ha podido colocarse en un buen trabajo, actualmente es auxiliar de un contador en Acapulco, pero lo que le pagan casi no le alcanza ni para sus propios gastos, en ocasiones me ha dicho que se quiere ir conmigo para el otro lado, pero yo no quiero, lo detengo, le digo que tantos años que estudió y que no los aproveche sería como “haber tirado el dinero a la basura”, yo creo que voy a seguir yendo todavía unos años de emigrante, sobre todo porque ahora que también mi hija va a terminar su licenciatura creo que también va a necesitar un poco de ayuda, espero poder seguir en esto unos cinco o seis años.
Otra causa por la que necesito seguir de emigrante, es porque tengo que seguir pagando mi seguro voluntario para poder jubilarme en unos años más, porque si no lo hago, pierdo los derechos de servicios médico y demás prestaciones que tantos esfuerzos me han costado; normalmente, cada vez que tenemos que pagar el seguro le mando dinero a “mi mujer” para que haga los pagos, el pagar a tiempo me da la seguridad que aunque yo no esté aquí, si ella o mi hija se enferman pueden tener ese servicio.
Para mi es duro dejar a mi familia, cuando me voy pienso que me puede ocurrir algo a mi o a cualquiera de ellos, siento como que va a ser la última vez que los vea, pero los encomiendo a Dios y ….. pues él dirá…
No sé si lo que mandamos o traemos de dinero para nuestras familias desde Estados Unidos sirva para mejorar las condiciones de desarrollo de nuestro pueblo, pero lo que si creo, es que si no nos vamos por allá, no podemos arreglar nuestras casas, ni comprar muebles, ni comer las tres comidas o por lo menos se nos haría mas difícil la vida.
Tampoco podemos ahorrar mucho dinero, ya que sí es cierto, ganamos en dólares la hora en el lado americano pero también todo se paga en dólares, la renta, la comida todo es en dólares, por lo que es poco lo que podemos ahorrar, casi todo lo que le mando a mi mujer es para comer, vestirse, pagar seguro y apoyar a mi hija en la escuela.
Muchas familias a las que les llega el dinero de los paisanos lo usan para comprar camionetas o bien cuando los “paisanos” vienen se las traen, yo en lo personal no lo he hecho porque como quiera no estoy mucho aquí, me quedo casi siempre un mes al año y luego me voy, porque hay que seguir saliendo si no se nos atora la carreta.
La emigración interna regional en Guerrero, durante el crecimiento y desarrollo del polo turístico de Acapulco, fue una alternativa para satisfacer necesidades de empleo de la población del estado. El caso de Herminio caracteriza tal proceso, en principio, alejarse de su pueblo natal y enfrentar nuevos retos para cubrir sus satisfactores de subsistencia en un mercado laboral regional y posteriormente, cuando por diversas causas éste mercado no es suficiente para soportar el total de la mano de obra regional, parte de la población recurre a la emigración internacional -con todos sus retos y complicaciones-, como alternativa para poder seguir subsistiendo y, es mediante las remesas como logran seguir apoyando a la educación de sus hijos y mantener prestaciones en materia de salud y sociales a través de los organismos estatales.
La historia que plantea Hermilo, recalca el problema que mucha de la población de Guerrero padece, sobre todo la que se dedica a vivir de su trabajo gran parte de su vida en actividades de bajos salarios, fenómeno que se presenta en el sector terciario en la rama de turismo, actividad principal de la población económicamente activa del estado, cuya característica de pago es que el salario nominal integrado se complementa con las propinas que reciben los trabajadores; esta característica provoca que cuando se presenta la liquidación de un trabajador su pago compensatorio se hace en base al salario nominal integrado, el cuál en puestos no directivos o de poca responsabilidad, se rige por el salario mínimo, que para el año de éste estudio era de 4.0 dólares por día, por lo que los trabajadores que dedican la mayor parte de su vida a éste tipo de trabajos, en edad adulta se ven en problemas para poder subsistir y tienen que enrolarse en el fenómeno de la emigración internacional para lograrlo.