Ramiro Morales Hernández
¿Que en qué gastamos lo que nos mandan de los Estados Unidos nuestros familiares?... “Uuyyy mi amigo, sólo le digo que si no fuera por ese dinero, creo que ya nos hubiéramos muerto de hambre”...
Mira, aquí en Zacualpan y demás poblados cercanos el dinero se “ocupa” en distintas cosas, hay gente que recibe dinero y tiene terrenos por tanto lo usan en cultivar maíz en temporal de lluvias, otros en mejorar sus huertas de coco, ya que la mayoría de las huertas ya están viejas pero todavía siguen produciendo coco.
También hay población a la que les llegan recursos y que no es dueña de terrenos de cultivo, de ella algunos se dedica a la pesca ribereña en la laguna de Mitla y el dinero que les mandan les sirve para ayudarse a comprar equipo, otros se alquilan de peones por jornal en el campo y al igual que los que se dedican a la albañilería o algún otro oficio, lo usan como complemento de sus salarios para poder vivir.
La verdad, en Zacualpan no hay oportunidades para trabajar y salir adelante, esa es una de las razones por lo que la mayoría de la gente se va a otro lado en búsqueda de la vida, esto no es de ahora, es algo que ha venido pasando desde hace varios años; con tales reflexiones, Antonio Navarrete quién cuenta con 57 años, nos trató de explicar el destino que les dan a las remesas familiares la población receptora.
Antonio, es propietario de tres hectáreas de terreno cultivadas con palma de coco, huerta que diversifica con otros cultivos tales como la siembra de maíz o bien, pastos para forraje de alimento ganadero; el tener la huerta también le permite poder contar con algún ganado (vacuno); “son ocho vacas y un semental los que tengo, eso hace posible que en época de ordeña pueda seguir tomando leche bruta, así como hacer queso y requezón”, nos comenta.
En mi matrimonio tuvimos cinco hijos, tres hombres y dos mujeres, a todos se les dio educación, en principio, para que cursaran la primaria y secundaria no hubo problemas, sin embargo, después se nos complicó el poder seguir apoyándoles en su educación, es decir, cuando empezaron a estudiar la preparatoria, puesto que los mas grandes se fueron hasta Acapulco para poder hacerlo y los dos más chicos a Coyuca de Benítez, lo que provocó muchos gastos en el pago de pasajes, por otro lado, en eso de los gastos, además del pago de los traslados, teníamos que cubrir cuotas escolares en distintas escuelas, ya fuera por cooperación en la inscripción o bien por útiles escolares y demás materiales que teníamos que comprar, pues mientras unos cursaban la primaria, otros iban en secundaria y otro más en preparatoria, es decir, los gastos de la escuela eran muchos y, “pues” por mas que yo trabajaba no me alcanzaba para la comida y cubrir el costo de la educación de mis hijos.
Todo ello obligó a que en 1985 me fuera de “mojado” a los Estados Unidos, me fui a Florida a trabajar al campo, al corte de naranja, tenía que trabajar jornadas de “sol a sol” para poder mandarle algo de dinero a la familia y que mis hijos no dejaran de estudiar y prepararse para enfrentar la vida, en ese primer año lo único que logré fue pagarle al “pollero” y mandarle a mi familia dinero para que comieran, que se cubrieran los gastos de las escuelas y hacer algunas reparaciones a la cerca del corral de la huerta; en el segundo año, me propuse mejorar la vivienda de mi familia, por lo que inicié la construcción de la casa, la que teníamos era de “bajareque rebocado”, el hacer la casa me llevó como cuatro años, recuerdo porque al tercer año que regresé todavía no estaba revocada y le faltaban los pisos, pero en el año siguiente logré terminarla.
Eso fue en lo primero que invertí lo que gané trabajando en Estados Unidos, es decir en cinco años pude hacer la casa de material, pagar los estudios de mis hijos y arreglar el corral de la huerta; otro gasto que también afronté fue la boda en 1990 del mayor de mis hijos, a quién además de casarlo le otorgué un “puntero” para que empezara a formar su nueva vida.
En ese tiempo me quedé un año sin irme al “otro lado”, me empezaba a cansar el estar lejos de la familia y acordamos con mi mujer el que ya no me fuera, teníamos algunos ahorros y acordamos aprovechar los terrenos de la huerta para producir ganado, por lo que limpiamos el terreno y sembramos pasto para alimento de ganado, pero como no calculamos bien, y aunque sembramos el pasto, los ahorros no alcanzaron para comprar el ganado, por lo que ese año vendí el pasto y con ese dinero me fui nuevamente a la aventura para poder juntar dinero y comprar unas vaquillas.
En los años siguientes, mis hijas se casaron por lo que también les ayudé con algunos gastos de las bodas, pero a la vez logré enviar dinero a la familia con el que se compraron unas terneras y se siguió cultivando el pasto, a la vez de que se tuvo que reparar nuevamente el corral de la huerta. Otro gasto que se cubría con el dinero que les mandaba eran los salarios de los peones que bajaban y partían el coco; nosotros siempre pensamos que el invertir en la huerta podía ser negocio y como la copra en esos años no tenía precio, decidimos invertir en algo que permitiera aprovechar nuestros terrenos.
Finalmente en 1997 fue el ultimo año que estuve trabajando en Estados Unidos, nunca pude arreglar mis documentos, siempre fui ilegal en aquel país, en 1996, dos de mis hijos se fueron conmigo, en esos años trabajaba en Carolina del Norte, en principio, uno de ellos como tiene oficio de electricidad inició trabajando en una compañía donde le pagaban casi el doble del salario mínimo de allá y como era buen trabajador su patrón le dio oportunidad de llevarse a su hermano a la misma compañía.
El que mis hijos se fueran ayudó mucho a que se ahorrara mas dinero, debido a que entre los tres pagábamos la renta, la comida y demás gastos que se tienen cuando vamos de “mojados”, el ganar más nos permitió comprar una camioneta para trabajar, no la trajimos como muchos del otro lado, la compramos nueva en una agencia de venta de carros en Acapulco. Así, ya con mis hijos trabajando mejoró nuestra vida, y entonces ellos mismos me pidieron que me regresara a México, consideraron que tanto mi mujer como yo, ya habíamos sufrido mucho y que mejor me viniera a cuidar a su mamá, y que ellos nos seguirían apoyando con los gastos de la casa.
Actualmente, aunque ya se casó uno de ellos con una muchacha americana, los dos nos siguen mandando dinero, el casado sólo nos envía cuando tenemos alguna enfermedad o que se descompone la camioneta, pero el soltero, además de que nos envía dinero para apoyar en el gasto, se compró un terreno en las Playas de Coyuca en la comunidad de los Mogotes, donde piensa que con el tiempo puede hacer un restaurante, él dice que va a regresar y quiere tener su negocio propio.
Que si los que recibimos dinero de nuestros familiares, estamos mejor que los que no reciben?... En principio aquí hay varias familias que reciben “dólares” pero la mayoría no lo invierten o no les alcanza para hacer otra cosa que no sea comer y vestirse, también veo que algunos les mandan y sólo lo utilizan para comprar cerveza o andar paseando, es decir no lo aprovechan para tratar de mejorar, aunque como te digo no son todos, hay otros que si le dan buen uso, varios han comprado lanchas con motor y artes de pesca para trabajar en la laguna, eso no únicamente sucede aquí, también gente de la comunidad de la colonia Vicente Guerrero, que está como a un kilómetro de Zacualpan, en su varadero hay varias lanchas y motores que se han comprado con dinero que mandan desde Estado Unidos; allí también sobre la carretera hay un restaurante que pusieron hace como un año y que ahora siempre tiene gente, sobre todo “traileros”, ese negocio se hizo con dinero que les mandaron del “otro lado”; considero que el que mejoren o no quienes son apoyados con los “dólares”, está en el uso que le dan a los recursos.
Si hacemos un comparativo de cómo viven las familias que reciben y las que no reciben dinero, yo mas bien veo que aquí hay dos tipos de familias, “unas que les llega dinero y lo gastan ya sea bien o mal y otras que no tienen o casi nunca tienen dinero porque no tienen familiares en el “otro lado” y por tanto, ni bien ni mal pueden gastar”.
Es de destacar que las actividades principales de la región de la Costa grande de Guerrero (salvo la turística que se realiza principalmente en Ixtapa-Zihuatanejo, en el municipio de José Azueta), son las agropecuarias y pesqueras, el caso de Antonio, ilustra cómo la migración en la Costa Grande de Guerrero se convierte en un proceso en el que se van incorporando distintas generaciones de la población, aprovechando las experiencias de la generación que les antecede. En lo relativo a las remesas, su experiencia denota la importancia de los recursos en la reconversión de los procesos de producción agropecuaria regionales y su importancia en el mejoramiento de la calidad de vida de quienes de ellas se benefician.