Roberto Jiménez Gómez
Uno de los aspectos más relevantes para evaluar un sistema eléctrico es en qué medida las reglas del juego establecidas o bien las políticas públicas de los Estado Nación permiten tener una capacidad instalada y generación con fuentes renovables. Como se ha mencionado en secciones anteriores, los procesos de reforma han tenido dentro de sus principales debilidades los pocos incentivos para llevar a cabo inversiones en plantas de generación renovables y en la lógica del mercado no parece favorecer el posicionamiento de la generación con fuentes renovables de electricidad.
En el siguiente cuadro se presentan los datos de los países que han llevado a cabo reformas en América Latina.
Se puede apreciar que Costa Rica es el país con mayor proporción de su capacidad instalada con fuentes renovables con un 78.61%. Unido a ello, la diversificación de fuentes energéticas brinda al país el primer lugar, seguido de El Salvador, este país concentra en otras fuentes como la geotermia, mientras que en el caso de Costa Rica, cuenta además de esa importante fuente, con la energía eólica y la biomásica. Los países que han llevado a cabo reformas en el sector eléctrico con la excepción de Brasil, tienen una capacidad instalada preponderantemente con fuentes no renovables.
Las fuentes renovables tienen periodos de estudios, así como riesgos mayores que las fuentes no renovables. Ante el aumento de la volatibilidad de los precios en los mercados eléctricos se crea otro elemento a gestionar en el ámbito financiero, lo cual crea riesgos adicionales que no favorecen la inversión en fuentes renovables que poseen, como es el caso de la hidroelectricidad, riesgos geológicos, hidrológicos, constructivos a los cuales al sumarles los riesgos que se tienen que asumir por la lógica del mercado, si no existen incentivos establecidos en las reglas del juego difícilmente se harán las inversiones en ellas por parte de los agentes privados.
Es importante notar que el cambio de estructura de la matriz energética del sector eléctrico requiere de periodos de mediano y largo plazo para que se den. Así por ejemplo, las crisis petroleras, llevan por lo general a que se inicien periodos en donde los renovables adquieren una gran relevancia, mientras que cuando los precios son más bajos y no hay señales de aumentos de precios, las fuentes fósiles se posicionan mejor. Todos estos movimientos tienen importantes rezagos que deben considerarse en los análisis.
Por otra parte, debe tenerse presente que hay casos en donde la dotación de fuentes renovables son más limitadas para ciertos países, existiendo una desventaja comparativa, razón por la cual resulta más difícil que las señales de precios puedan incidir en una mayor oferta de fuentes renovables. Por el contrario hay casos de países con importante dotación de fuentes renovables pero no tienen ventajas competitivas (recursos humanos calificados, organizaciones fuertes, por ejemplo), lo cual hace que no se invierta en estas fuentes. Por otra parte, cuando las reglas del juego establecidas por la lógica del mercado no crean incentivos, puede conducir a que las fuentes renovables tengan una menor participación de lo que potencialmente podrían tener.
Al comparar (gráfico 3.23) el cambio que ha tenido el sector eléctrico en la generación eléctrica con fuentes no renovables entre 1980 y 2003, período en donde se llevaron a cabo las principales reformas en el sector se aprecia que América Latina en general mantiene niveles similares de generación eléctrica con fuentes no renovables. Sin embargo, de los países que han llevado a cabo reformas, únicamente Guatemala ha mostrado una disminución de la generación con fuentes renovables al pasar del 82.8% en el año de 1980 a 63.8% en el 2003. Destaca el aumento del uso de no renovables en Brasil, Chile, El Salvador y Nicaragua, en donde el incremento de fuentes fósiles se dio de forma significativa al comparar los resultados de esos dos años.