Roberto Jiménez Gómez
Un análisis de los procesos de movilización social entre 1950 y la actualidad nos da cuenta de que el sector eléctrico de Costa Rica, ha sido sin ninguna duda, el mayor aglutinador y generador de los movimientos sociales más importantes de Costa Rica en más de medio siglo. Este particular papel de este sector, es un elemento relevante a considerar en el diseño de políticas de reforma del sector eléctrico en el país, algo que algunos sectores parecieran olvidar en diferentes momentos de la historia reciente del país. Dada la relevancia de estos movimientos sociales, seguidamente de forma resumida se mencionan los momentos más significativos de la historia reciente de Costa Rica.
El papel central del Estado por medio de instituciones generalmente centralizadas que buscan por medio de lo que se ha indicado como modelo Estado Céntrico, en donde se crean las condiciones para la ISI y el Estado de bienestar, no fue siempre bien recibido por la sociedad costarricense. La centralización de las actividades, que en muchos casos ejecutaban municipalidades u organizaciones locales fue visto como una pérdida de autonomía y poder por parte de algunas comunidades del país, pues miraban con recelo el hecho de que diferentes instituciones asumieran competencias que ellos a nivel cantonal o de pueblos habían tenido hasta entonces.
La desconfianza en un Estado que trataba de acaparar todo, en donde las comunidades y los ciudadanos se veían como poca cosa ante un aparato estatal aislado, sin oídos y por encima de los ciudadanos comunes y de los barrios del país, generaba miedos, cuestionamientos y rechazo durante un período importante. Estos procesos se dan en el país entre las décadas de 1950 y 1960, cuando se consolidan las instituciones públicas más importantes del país (Alvarenga, 2005).
En estas mismas décadas es cuando las heridas de la guerra civil de Costa Rica están más vivas, cuando se da una sistemática persecución de dirigentes de la izquierda del país, complementado con el apogeo de la guerra fría. La dirigencia de izquierda encuentra un espacio para la reinvindicación social de las clases subordinadas en las Juntas Progresistas, las cuales llevan a cabo una importante labor de creación de infraestructura de servicios y obras comunales, así como de lucha por las tarifas y calidad de los servicios públicos en el país (Alvarenga, 2005).
Uno de los movimientos más importantes en la década de 1960 fue la lucha realizada por la provincia de Cartago, ocasionada por la percepción de la población de que la tarifa elevada y discriminatoria de la electricidad. Esto llevó a una movilización de cartagineses independientes de otros sectores políticos del país, que fue enfrentada de forma agresiva por parte de la fuerza pública del gobierno, con sangrientas consecuencias.
(…) la Federación Nacional de Juntas Progresistas rescató la lucha de Cartago “como el primer paso (en la organización popular) contra las altas tarifas eléctricas. Sin embargo, aunque la huelga de tarifas en Cartago se extiende hasta la creación de la JASEC el 12 de octubre de 1964, no hubo alianzas entre este y otros movimientos sociales similares. (Alvarenga, 2005: 208)
En las décadas de 1960 y 1970 las instituciones y organizaciones del sector eléctrico se consolidan en el ámbito nacional. En especial el ICE en este período logró con éxito una expansión de sus actividades por medio de proyectos hidroeléctricos, líneas de transmisión y distribución que permitió un significativo aumento de la cobertura eléctrica en todo el país, ganándose el reconocimiento de la sociedad.
Con la crisis de la economía costarricense de inicios de 1980, los sectores sociales medios y bajos vieron disminuida su calidad de vida y de compra de forma significativa. De igual forma las instituciones públicas que habían adquirido préstamos se encontraban en una situación financiera crítica. En 1983 ante una petitoria de aumento de tarifas del ICE se da una movilización social que llega a ser de escala nacional.
La huelga de tarifas del 83 constituyó la primera de las movilizaciones ciudadanas del período estudiado que tuvo un carácter nacional y, por ello, cuando los participantes hablan de esta lucha se apropian del concepto que define a los integrantes del estado-nación: los costarricenses. (Alvarenga, 2005: 235)
Para Alvarenga (2005) la movilización y la huelga de pagos de 1983 era prácticamente el único medio que tenía la ciudadanía de lucha en contra de las instituciones:
“En efecto, en el caso de los servicios públicos la huelga de pagos aparecía como la estrategia de lucha pacífica más eficaz en el contexto de creciente asimetría entre la ciudadanía y las gigantescas instituciones públicas.” (Alvarenga, 2005: 244)
Entre 1950 y los movimientos de 1983 un elemento importante que se debe tener presente, es la desconfianza, la incredulidad y la falta de consolidación de las entidades reguladoras y encargadas de definir como ente autónomo y de arbitraje entre los ciudadanos y los proveedores de los servicios, la calidad y las tarifas de servicios públicos. La falta de cultura regulatoria que fuese percibida como independiente del poder del Estado y como garante de los derechos de los ciudadanos (diferente por cierto de los consumidores), fue un elemento común en la percepción del colectivo social del país, que incidió fuertemente en hacer uso de la movilización social, como único medio ante un Estado que era visto como poderoso y sin representar los intereses del pueblo.
Las organizaciones sociales en este período asumen un papel de defensa al acceso de los servicios públicos a precios justos, según sus perspectivas. Ante ciertas medidas como el aumento elevado o indiscriminado de las tarifas eléctricas, se mostró en este período una capacidad de movilización social de los más elevados en el país, pues fueron elementos motivadores de huelgas de carácter nacional o bien luchas en provincias que no se habían visto en otra circunstancia.