MICHEL FOUCAULT Y LA VISOESPACIALIDAD, ANÁLISIS Y DERIVACIONES
Rodrigo Hugo Amuchástegui
Casa de jóvenes delincuentes de París (Foucault 1975 [1976: 14-15]) comparada con el Reglamento del Castillo de Silling (sin numerar) (Sade 1984: 59-65)
Foucault: Art. 18. Comienzo de la jornada. Al primer redoble de tambor, los presos deben levantarse y vestirse en silencio, mientras el vigilante abre las puertas de las celdas.
Sade: Todos los días la hora de levantarse será a las diez de la mañana ... en este momento los cuatro jodedores que hayan estado de servicio la noche anterior visitarán a los amigos, llevando cada uno de ellos un muchachito; pasarán sucesivamente de una habitación a otra. Obedecerán las órdenes y deseos de los amigos...
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Foucault: Art. 19. La oración la hace el capellán y va seguida de una lectura moral o religiosa. Este ejercicio no debe durar más de media hora.
Sade: Las muchachas deberán por regla general ponerse de rodillas cada vez que vean o encuentren a un amigo, y permanecerán en esta posición hasta que se les diga que se levanten...
[Estrictamente Sade considera la religión, aunque invertido el sentido de piedad: “El más pequeño acto religioso por parte de alguien, sea quien sea, será castigado con la muerte” (1984: 64)].
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Foucault: Art. 20. Trabajo. A las seis menos cuarto en verano y a las siete menos cuarto en invierno bajan los presos al patio donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera distribución de pan. Inmediatamente después se forman por talleres y marchan al trabajo, que debe comenzar a las seis en verano y a las siete en invierno.
Sade: A las once los amigos se dirigirán al departamento de las muchachas, donde se servirá el almuerzo de chocolate o carne asada con vino español u otros reconfortantes manjares... Si los amigos tienen ganas de cometer actos impúdicos con las muchachas durante el almuerzo, antes o después, ellas se prestarán a dichos deseos con la resignación que se les supone y a la cual no faltarán sin merecer un duro castigo.
Antes de salir de la habitación de las muchachas, el amigo encargado del turno del mes ... las examinará una tras otra para comprobar si están en situación adecuada, lo cual será comunicado cada mañana a las viejas y arreglado de acuerdo con la necesidad que haya de tenerlas en tal o cual estado.
Como está severamente prohibido ir a otro guardarropa que el de la capilla ... en el caso de alguna contravención, la delincuente será condenada a un castigo aflictivo.
A la una, aquellos o aquellas de las muchachas o de los muchachos, grandes y pequeños, que hayan obtenido el permiso de ir a satisfacer necesidades corporales –y este permiso sólo se concederá muy raramente y a una tercera parte de los interesados– ... se dirigirán a la capilla donde todo ha sido artísticamente dispuesto para las voluptuosidades inherentes al caso. Allí encontrarán a los cuatro amigos, que esperarán hasta las dos, y nunca hasta más tarde, y que los colocarán como lo juzguen conveniente para las voluptuosidades de esta índole que les vengan en gana.
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Foucault: Art. 21. Comida. A las diez, abandonan los presos el trabajo para pasar al refectorio; van a lavarse las manos en los patios, y a formarse por divisiones. Después del almuerzo, recreo hasta las once menos veinte.
Sade. De dos a tres, se servirán las dos primeras mesas a la misma hora, una en el gran departamento de las muchachas y la otra en el de los muchachos. Los encargados de servir en estas dos mesas serán las criadas de la cocina. ... Poco antes de esta hora, los ocho jodedores se presentarán a este salón lo más ajustados y peripuestos posible.
A las tres se servirá la comida a los señores y los cuatro jodedores serán los únicos que gozarán del honor de ser admitidos... Los ocho jodedores durante la comida, podrán manosear todo lo que quiera los cuerpos desnudos de las esposas, sin que éstas puedan negarse o defenderse.
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Foucault: Art. 22. Escuela. A las once menos veinte, el redoble del tambor, se forman las filas y se entra en la escuela por divisiones. La clase dura dos horas, empleadas alternativamente en la lectura, la escritura, el dibujo lineal y el cálculo.
Sade: Poco antes de las seis, los cuatro muchachitos se retirarán para ir a vestirse de prisa. Exactamente a las seis, los señores pasarán al gran gabinete destinado a los relatos y que ha sido descrito antes. ... Este relato durará hasta las diez de la noche, y durante todo este tiempo, como su objeto es inflamar la imaginación, todas las lubricidades serán permitidas, excepto sin embargo aquellas que infrinjan el orden y los arreglos dispuestos para las desfloraciones, que no podrán ser variados.
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Foucault: Art. 23. A la una menos veinte, abandonan los presos la escuela, por divisiones y marchan a los patios para el recreo. A la una menos cinco, el redoble del tambor, vuelven a formarse por talleres.
Foucault: Art. 24. A la una, los presos deben marchar a los talleres: el trabajo dura hasta las cuatro.
Foucault: Art. 25. A las cuatro se abandonan los talleres para marchar a los patios, donde los presos se lavan las manos y se forma por divisiones para el refectorio.
Foucault: Art. 26. La comida y el recreo que la sigue duran hasta las cinco; en este momento los presos vuelven a los talleres.
Sade. A las diez se servirá la cena ... Terminada la cena, se pasará al salón de la asamblea para la celebración de lo que se llama las orgías (trabajo) ... El salón estará muy calentado e iluminado por candelabros de cristal. Todos estarán desnudos. (El reglamento describe las actividades sexuales caóticas y excesivas).
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Foucault: Art. 27. A las siete en verano, y a las ocho en invierno, cesa el trabajo; se efectúa una última distribución de pan en los talleres. Un preso o un vigilante hace una lectura de un cuarto de hora que tenga por tema algunas nociones instructivas o algún rasgo conmovedor y a la que sigue la oración de la noche.
Sade: A las dos en punto de la madrugada, las orgías cesarán; los cuatro jodedores destinados al servicio de noche irán, ataviados de elegantes trajes de casa, a buscar a cada uno de los amigos, el cual se llevará consigo a una de las esposas, o a uno de los muchachos desflorados cuando los haya, o a una narradora .... y todo a su gusto, pero con la obligación de someterse a arreglos ingeniosos de los que pueda resultar que cada uno cambie todas las noches o pueda cambiar.
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A todo esto hay que agregar la descripción de los castigos, que supone listas exactas, proporciones determinadas, por ejemplo la indicación de que los castigos de las esposas o de las viejas serán dobles que los de los muchachos. Asimismo, los castigos serán inversamente isomorfos a las faltas cometidas: “Todo hombre sorprendido en flagrante delito con una mujer, será castigado con la pérdida de su miembro cuando no haya recibido autorización de gozar de la mujer” (Sade 1984: 64).
Se penan las pequeñas infracciones: “Aquél de los señores que falte a todas estas cosas o que crea tener un adarme de razón y quiera pasar un día sin acostarse borracho, pagará diez mil francos de multa” (Sade 1984: 65).
La higiene también está claramente considerada: “Ninguno de los sujetos, hombres o mujeres, podrá entregarse a los deberes de limpieza, sean cuales sean, y sobre todo los inherentes a las necesidades naturales del cuerpo, sin un permiso expreso del amigo que esté de turno, y si el permiso le es negado y, a pesar de esto, lo contraviene, recibirá un rudo castigo” (Sade 1984: 65).
Observaciones
Como ya se indicó en la “Introducción”, se trató aquí de presentar, en esto que llamamos “La dimensión interna”, aspectos visoespaciales dentro de la propia obra foucaultiana, que puedan permitir reconocer elementos particulares de la misma. La referencia central fue, en este caso, Vigilar y castigar, tanto para la comparación con “Las Meninas”, como con los escritos sadianos. El concepto de isomorfismo, o simplemente de paralelismo, nos permitió encontrar “continuidades” en textos disímiles, aunque el primero no haya sido empleado en su sentido estrictamente técnico. Trabajamos tanto con la descripción de un cuadro, es decir de un texto, pero con la necesaria presencia de la imagen material del mismo, orientados por un conocimiento previo y posterior. O sea, lo “miramos” al cuadro sabiendo cuáles eran los elementos del texto sobre la genealogía de la prisión, sin embargo, creemos que no hemos exagerado en nuestra comparación, aunque acotamos bastante las conclusiones posibles, a fin de no enfatizar aspectos psicológicos subyacentes, que no podríamos justificar demasiado. También, y aunque el paralelismo se basó principalmente en elementos textuales, de inquietante similitud, determinadas imágenes nos sirvieron para reforzar los nexos disciplinarios entre el modo de presentación foucaultiana y los del marqués.
Con esto, obviamente no pretendemos cerrar un análisis interno, sino abrirlo. Otros juegos de continuidad y diferencia sin duda pueden realizarse dentro de los propios textos de Foucault, sin que éstos respondan a referencias explícitas del autor.