MICHEL FOUCAULT Y LA VISOESPACIALIDAD, ANÁLISIS Y DERIVACIONES
Rodrigo Hugo Amuchástegui
En lo que sigue presentamos los antecedentes, el desarrollo y la relación de distintos conceptos que han funcionado explícita o implícitamente como instrumentos teóricos para organizar nuestro trabajo. No pretendemos más que señalar la dirección en que han sido empleados. No se dará, por lo tanto, una descripción exhaustiva de los mismos, o mejor dicho “temática” –si ello incluso fuera posible– sino que lo que se quiere destacar su carácter “operativo” (Héran 1987: 385), es decir de “herramientas’ conceptuales”. Tengamos presente que Deleuze se había referido a la teoría como ‘caja de herramientas’ y, en tanto tal, que el valor de la misma estaba dada por su utilidad, tanto para el teórico como para cualquier otro que pueda servirse de ella:
“Eso es una teoría, exactamente como una caja de herramientas. No tiene nada que ver con el significante… Es preciso que eso sirva, que funcione. Y no para sí misma. Si no hay gente para servirse de ella, empezando por el mismo teórico que entonces deja de ser teórico, es que no vale nada, o que no ha llegado su momento”. (1972a: 309)
Estas herramientas entonces cobran mayor peso cuando nos referimos a las “derivaciones” pues allí es justamente donde son empleadas, aunque la crítica de la corrección de un empleo es también pertinente. Quien alguna vez haya manejado tenido que resolver cuestiones prácticas con herramientas, sabe que a veces unas tenazas pesadas pueden servir de martillo, unas pinzas pueden servir para sacar clavos, pero un destornillador no puede emplearse para martillar…
Heurística
Este concepto, aunque no lo empleamos reiteradamente, aparece de los siguientes modos: “principio heurístico”, “modelo heurístico” y “heurística”. Esta última palabra proviene del verbo griego que significa “hallar algo oculto” (Pérez Amuchástegui 1976: 215), pero también se la encuentra significando al inventor de versos, de razones o pretextos. Los usos griegos más comunes se relacionan con encontrar, descubrir, idear, inventar e incluso ganar dinero. Y la , la técnica heurística, puede perfectamente entenderse como el arte de inventar.
Ya en una determinación más precisa, encontramos la palabra en relación a la investigación histórica donde tradicionalmente se la aplicó para indicar el momento de búsqueda y recolección de documentos y se la diferenció del momento crítico que se “ocupa del análisis comparativo e interpretativo de las fuentes halladas y (de) la síntesis, que se refiere a la creación histórica” (Pérez Amuchástegui 1977: 139). La heurística histórica es dependiente de la capacidad del historiador de formular hipótesis provisorias y de su erudición. De esta confluencia se obtendrán las fuentes para la investigación. Es decir, hay un momento imaginativo que debe encontrar cauce en los conocimientos previos. Nos interesa destacar aquí que estos descubrimientos no son espontáneos. Se encuentra cuando se sabe qué es lo que se está buscando. En Historia, al menos, las cosas no se brindan espontáneamente a ojos inocentes: “La cosa seguirá siendo cosa para el profano, y sólo será fuente para quien esté en condiciones de develar su clave noticiosa: vale decir, la cosa será fuente para el historiador” (Pérez Amuchástegui 1961: 10). La heurística histórica busca algo previo, ya dado, y en ese sentido puede conectarse directamente con otro de los usos que hemos detectado de la palabra.
Por otra parte, dentro del territorio científico matemático, el epistemólogo Imre Lakatos es quien se refiere a la heurística en tanto método que permite romper con las rígidas estructuras de la visión formalista, que constituye en el fondo una visión dogmática de las matemáticas en tanto se la entienda como “la única ciencia que Dios ha tenido a bien otorgar hasta ahora a la humanidad (Hobbes)” (Lakatos 1978: 20). Es decir, opondrá el enfoque deductivista al enfoque heurístico. En el primero, se comienza con “la enunciación de una penosa lista de axiomas, lemas y/o definiciones... La lista de axiomas y definiciones va seguida por teoremas... El teorema (como un ritual euclídeo) va seguido por la prueba” (Lakatos 1978: 165). Pero en este proceso que quiere terminar en verdades eternas e inmutables “se esconde la lucha y oculta la aventura”. Por el contrario, la heurística aparece para Lakatos como lógica del descubrimiento matemático, en tanto “consiste en elaborar la idea de que las matemáticas... no se desarrollan mediante un monótono aumento del número de teoremas indubitablemente establecidos, sino que lo hacen mediante la incesante mejora de las conjeturas, gracias a la especulación y a la crítica, siguiendo la lógica de pruebas y refutaciones” (Lakatos 1978: 166).
Hay un caso particular en este relevamiento que es el de Veniamín Pushkin, quien plantea a la heurística como ciencia del pensamiento creador (1973) y, en este sentido, su texto aparece como un intento fundacional de la heurística como ciencia. Su preocupación está centrada en las leyes que rigen la creación. Reconoce que en la heurística como ciencia en formación “no todos los conceptos están definidos con la suficiente precisión” (1973: 25), siendo sus métodos aquellos que permiten resolver problemas con rapidez y economía, pero sin que haya seguridad de que se obtengan los resultados esperados. Pushkin cree que se debe diferenciar en consecuencia entre procedimientos heurísticos entendidos como esquemas de acción, analizados por la lógica heurística y el proceso psicológico de la actividad heurística (1973: 275).
Incluso puede plantearse el campo de la informática como aquel donde más se ha extendido actualmente el uso de esta palabra. Judea Pearl afirma que “las heurísticas son estrategias que utilizan información fácilmente accesible aunque aproximadamente aplicable para controlar procesos de resolución de problemas en seres humanos y máquinas” (1984: VII). Estas estrategias, que las máquinas y los hombres comparten, son fundamentales en las investigaciones de la inteligencia artificial (IA).
Este esquema de los usos y disciplinas vinculadas a la heurística, presentadas en su generalidad, nos sirve para delinear los dos empleos principales que nosotros hemos hecho. Aunque no la planteamos estrictamente como disciplina, sí nos interesa aquello que aparece como principio metodológico. Así, por un lado, nos vinculamos al momento histórico que busca establecer las fuentes de investigación. En ese sentido, hemos operado una ajustada selección de textos foucaultianos en nuestra primera parte. Si bien esa selección, por un lado, nos sirvió tanto para nuestras posteriores investigaciones como para reconocer el punto de partida de las ajenas, en nuestro caso, ese momento heurístico ha sido seguido por el momento crítico y sintético y no solo expositivo al intentar mostrar un recorrido que culmina en una síntesis visoespacial. Pero, por otro, y basándonos en la idea de “hipótesis que guían el descubrimiento”, o el más psicológico “esquemas de acción”, es que podemos decir que la obra de Foucault, y en espacial su problemática visual y espacial ha funcionado como guía, modelo, esquema para las derivaciones propias y ajenas que en este trabajo se presentan.
De este modo, planteamos “heurístico” en forma equivalente a como refiere Eribon a la relación entre Foucault y Dumézil, aunque siendo nosotros conscientes de las distancias teóricas correspondientes. Así, Dumézil
“es el modelo heurístico en el que Foucault no ha cesado de inspirarse… No vacilemos en decirlo: la obra de Dumézil es una de las fuentes fundamentales de la inspiración teórica de Foucault. No, por cierto, de sus objetos… sino como la caja de herramientas teóricas, de sugerencias intelectuales de las que se ha servido con la mayor libertad, pero también con la mayor constancia”. (Eribon 1994 [1995:234]
Pero las citas del mismo Foucault sirven también para apuntalar esta dirección, al decir que sus trabajos “son pistas de investigaciones, ideas, esquemas, punteados, instrumentos” y autorizar a sus lectores a que “hagan con ellas lo que … quieran. En el límite, esto me interesa y no me concierne. Esto no me concierne en la medida en que yo no voy a poner leyes a la utilización que … hagan. Y esto me interesa en la medida en que, de una manera u otra, esto se aferra, se conecta con esto que yo hago” (1997: 4).