MICHEL FOUCAULT Y LA VISOESPACIALIDAD, ANÁLISIS Y DERIVACIONES
Rodrigo Hugo Amuchástegui
Foucault no tematiza el espacio, y menos obviamente lo que nosotros llamamos dimensión “visoespacial”, como se deduce de lo ya expuesto. En ese sentido puede decirse que “espacio” es, en su obra, un concepto oscuro o ambiguo –más allá de las observaciones específicas que hizo en “Des espaces autres”, tratando de caracterizar a nuestra época por el “emplazamiento” como concepto diferenciador de momentos históricos anteriores. Pero es un concepto claramente presente sin duda, aunque, por las ramificaciones que adquiere, nosotros hemos hablado de dispersión para aludir tanto al espacio, al orden visual como específicamente a la visoespacialidad. Sin embargo, esa “dispersión” sin duda es muy significativa y puede organizarse con un marcado carácter referencial, ya que nos apoyamos principalmente –y valga doblemente la palabra– en construcciones reales o proyectadas y en imágenes pintadas o representables mentalmente.
Podría por cierto, y es legítimo, preguntarse por las herencias de las que la consideración visoespacial foucaultiana es deudora –sea la fenomenología, el estructuralismo, el marxismo o el psicoanálisis existencial y podría seguirse por este camino: se puede –y Jay lo ha hecho como ya vimos– colocar a Foucault en una tradición de rechazo a la transparencia de la mirada o en un vínculo heideggeriano estricto –Elden fue su exponente adecuado. Pero no ha sido ése nuestro enfoque. Incluso podría irse más lejos y realizar un análisis conceptual y filosófico del término tratando de vincular a Foucault con éste, más allá de sus “posibles” influencias inmediatas: ¿es para Foucault el espacio un continente, una relación, una forma sensible, etc.? Sin duda, ese tipo de análisis le hubiera dado profundidad a nuestra investigación, pero no estaba ni en nuestros objetivos ni nos pareció un camino correcto a seguir, por no decir “verdadero”. La conclusión rápida, por la variedad de enfoques considerados, sería que si nuestro análisis no es profundo, entonces es un análisis “superficial”. Y si dejamos de lado las apreciaciones valorativas del término, debemos reconocer que es así. Nuestro recorrido sirvió para poner marcas, señales, mojones. Y, por eso mismo, debería “ayudar” a ver a los textos foucaultianos, y a los textos de aquellos que parten de ellos, como herramientas colonizadoras de nuevos territorios. Valga entonces en este sentido la palabra “superficial”.
Quizá nuestro trabajo podría metafóricamente emparentarse con “El gran encierro”, al colocar en un mismo espacio (textual) individuos tan diferentes, pues ¿puede fácilmente negarse que están todos ligados por el hilo de la visoespacialidad?
En síntesis, del tipo de trabajo que hemos desarrollado resulta claro que no puede plantearse una conclusión única, y por ello en cada capítulo hemos presentado la síntesis correspondiente. En este final, solo queremos destacar lo que en extenso se ha presentado: la clave visoespacial como hilo conductor –por supuesto que no el único– de la obra foucaultiana. Tres de sus textos principales, Historia de la locura, El nacimiento de la clínica y Vigilar y castigar, pueden organizarse, y así lo hicimos, en una sucesión abarcadora que de cuenta de dicha dimensión y completarse con las perspectivas de textos menores, pero imprescindibles, de forma que no queden dudas que los espacios y las imágenes cubren un campo bastante heterogéneo, que despertó la atención foucaultiana.
Además, autores como Deleuze, los recién citados Jay, Elden junto a Boullant, Tirado y Mora y García Canal reinsertan a Foucault en un modo particular de esta cuestión y, por lo tanto, nos permiten liberar las interpretaciones de cualquier posibilidad de univocidad, al tiempo que sirven como prueba de la adecuación de nuestra propuesta.
Los ejemplos de “proyecciones temáticas” que hemos presentado, por un lado, nos ayudan no tanto a descubrir un inconsciente foucaultiano, sino a justificar nexos posibles entre períodos que se suponen que no presentan marcada continuidad, como es la comparación entre Las Meninas y el Panóptico, tradicionalmente ubicados uno en el llamado período arqueológico y el otro en el genealógico, pero también muestran un carácter problemático al incluir a Sade en el horizonte disciplinario, destacando su ausencia en Vigilar y castigar, pues el efecto de crítica política de dicho libro se hubiera visto disminuido, creemos, si el marqués hubiera sido presentado en relación a la sociedad de la ortopedia social.
Lo anterior corresponde a lo que llamamos dimensión interna, que fue continuada por la sección “Derivaciones, la dimensión externa”. De esta segunda, tenemos a cada uno de los autores que hemos trabajado dando pie a una problemática específica, llámese crítica discursiva, práctica arquitectónica o nueva disciplina geográfica. No hay un hilo grueso que una a cada una de las propuestas, sino varios y más bien sutiles. O, dicho de otro modo, podemos decir que se verifica la posibilidad de la crítica discursiva como derivado foucaultiano al campo arquitectónico, que queda por discutir todavía la relevancia geográfica de nuestro autor y que la práctica y la pedagogía de la arquitectura debieran ser continuamente problematizadas.
Nuestras investigaciones de casos históricos específicos entendemos que prueban que las lecturas visoespaciales de Foucault sirven para repensar la historia de la arquitectura o más generalmente de la cultura, aunque no hayan sido temas desarrollados específicamente por él. Así, reconsideramos a las catedrales como máquinas complejas para formar religiosamente y a la Secretaría de Vasconcelos como posible máquina pedagógica, no religiosa. El barroco y el clasicismo tienen sus puntos de contacto y sus determinaciones de política espacial, que cubren tanto la espectacularidad como las formas más sutiles de control poblacional. Foucault es un indicador de que ambas vertientes son posibles. Pero esas derivaciones están solamente marcando solo algunos ejemplos personales, que han sido completados con análisis específicos y muy variados –desde procesos de criado de animales hasta las lógicas confesionales aplicadas en un aeropuerto internacional.
En síntesis, acercarse a Foucault desde la perspectiva visoespacial no es quedarse en un camino uniforme en el que se fuesen acumulando los saberes que unidos a la máquina del pensamiento foucaultiano pudiesen formar un cuerpo sólido y coherente. Las ramificaciones que nosotros hemos exhibido, en muchos casos estaciones de arquitecturas estilísticamente diversas, sirven principalmente para dar cuenta de la productividad de un pensamiento. Esperamos que este trabajo pueda ser una nueva vía.