MICHEL FOUCAULT Y LA VISOESPACIALIDAD, ANÁLISIS Y DERIVACIONES
Rodrigo Hugo Amuchástegui
Estrictamente, la política de persuasión espacial no descansa en espacios fijos solamente, sino que hay una dimensión del movimiento que anticipamos y que ahora desarrollamos en tanto ésta toma cuerpo en fiestas y rituales, el teatro, los ballets y los torneos de la corte, pero también en peregrinajes, coronaciones y exequias. Podríamos decir que la indistinción entre los aspectos de la vida cortesana del siglo XVII es justamente la nota característica. El protocolo del palacio se confunde con la representación dramática, la ceremonia litúrgica con el auto sacramental. De Versalles se ha dicho: “Versalles no es sino una complicada escenografía, los movimientos de los cortesanos en pos del Rey están tan perfectamente regulados como si se tratase de una coreografía” (Checa Cremades 2001: 161).
Se puede dividir entre una dimensión privada o semiprivada de la fiesta y otra pública. En la primera encontramos el ballet de cour y el teatro como formas más reconocidas, pero también se podría agregar allí el tournoi a theme, cuyas características desarrollamos sucintamente.
El tournoi a theme
Este torneo que se opone al defi par cartel es una interesante supervivencia de prácticas medievales en el Barroco, es decir, en un período en que están desarrolladas las armas de fuego. Su dimensión espacio-ritual supone una modificación desde las formas utilitarias que justificaron su implantación hasta las formas simbólico-representativas del período de Luis XIV. Es decir, en un principio se lo pensó como modo de entrenamiento y ocupación de las clases nobles, al tiempo que era un procedimiento que reforzaba la lealtad al rey:
“La lid era un atributo esencial de las clases dirigentes; para las nuevas dinastías, el torneo en su forma dramatizada ... satisfacía esta necesidad, mientras que al mismo tiempo limaba sus potencialidades agresivas convirtiéndolo en una expresión de lealtad dinástica”. (Strong 1973 [1988: 62])
En el XVII ya había perdido su peligrosidad, para evitar que otro soberano, como le había ocurrido a Enrique II en 1559, pudiese morir en ese enfrentamiento lúdico, y era un procedimiento de ostentación y simbolización: “Que Luis XIV pudiera mostrarse como caballero a caballo, héroe de un espectacular torneo, en 1662 da una indicación de la vitalidad de esta tradición dentro de Europa durante el Renacimiento y el período barroco” (Strong 1973 [1988: 62]).
Todo esto tuvo amplio desarrollo en Inglaterra y en Italia, especialmente en Florencia, y obviamente en Francia dentro de lo que se entiende como el período de refeudalización de la sociedad. Que en dichas situaciones se empleasen escenarios con decorados, música y canciones evidencia su continuidad con otras prácticas del espectáculo. Paulatinamente estas prácticas pasarán de una dimensión privada a una pública, llevándose a cabo en plazas donde el pueblo podía asistir.