Nilsia Joany López de Gelviz
De orden epistemológico y orden social son: en el orden epistemológico el problema de la objetividad, la validez, la fiabilidad o confiabilidad; en el orden epistemológico social (principios éticos y profesionales). Objetividad: siendo el núcleo del programa científico del positivismo, este desvaloriza el carácter científico obtenido a través de la metodología cualitativa. El enfoque positivista niega la intervención de la subjetividad y del sujeto y se concentra en el contexto de verificación, la coherencia lógica y la rigurosidad del método. En lo cualitativo lo fundamental es el contexto de descubrimiento a través de la consideración de los aspectos psicológicos y sociales que aparecen en el proceso de desarrollo de hipótesis y comprobación de resultados, dándole una posición destacada al sujeto y a la subjetividad.
Acá la posibilidad es aprehender el mundo de la realidad. Como la realidad no admite indiferentemente todas las concepciones, por el contrario debe reflejar de alguna manera el consenso de las personas involucradas en el proceso de comprender el mundo social –los actores, el investigador, la comunidad científica- lo cual se conoce como ínter subjetividad. A diferencia de la objetividad en la que Karl R. Popper, quien fue uno de los filósofos de la ciencia más importante del Siglo XX, miembro del Circulo de Viena, decía que es la decisión de tomar un riesgo intelectual, el riesgo de ser refutado. Cualitativamente hablando, la verdad no puede considerarse como absoluta por cuanto parece mediatizada por el sujeto del conocimiento; tampoco es una verdad absolutamente relativa puesto que esta constituida en interacción con un mundo empírico. La objetividad se busca por otros medios, como el examen cruzado de la información y el contraste de diversas ínter subjetividades, utilizando como criterio de evidencia el acuerdo en el contexto de la vida cotidiana.
LA VALIDEZ
Se define en función de la capacidad de un procedimiento de tener como efecto una respuesta correcta, es decir, el grado en que los resultados de una referida investigación son interpretados correctamente. En este orden de ideas, la validez permite saber si el investigador observo realmente lo que pensaba observar. En otras palabras, si los datos y medidas observados son las que se observaron y si los fenómenos están bien definidos. Si las variables que lo identifican reciben las denominaciones correctas, se puede señalar una validez concerniente a la exactitud. Si los datos corresponden exactamente a lo que pretenden representar se denomina validez interna. Kirk y Miller (1986) (cp Rusque 1999), afirman que hay varios tipos de validez según sea el momento en el proceso de investigación.
Validez Aparente. Se basta en la evidencia de los datos observados, se supone que el investigador recogió los datos que dice haber recogido. No es prueba suficiente para una investigación y no aparece escrita en el informe.
Validez instrumental. Llamada también validez pragmática o de criterios, se manifiesta cuando un procedimiento puede demostrar que las observaciones efectuadas contrastadas con otras generadas en un procedimiento alternativo pueden considerarse validas. Y finalmente la
Validez Teórica. Cuando un procedimiento puede demostrar claramente que el cuadro teórico corresponde exactamente a lo observado. Yendo más allá de la realidad aparente e instrumental, busca establecer una relación consistente entre los objetivos de la investigación y la recolección de datos.