Marisol Isabel Martínez Iglesias
La característica fundamental de un grupo de aula multicultural es la existencia de alumnos procedentes de países de diferentes culturas. Este rasgo, para el caso específico de la enseñanza de las lenguas extranjeras, lejos de convertirse en un elemento desfavorable se convierte en una fortaleza, pues los alumnos aprenden la lengua como instrumento de comunicación común, indispensable para todos los miembros del grupo, lo que implica una motivación de tipo extrínseca, es decir es una necesidad para la convivencia. Por otro lado, es muy importante que los docentes potencien también el conocimiento de los aspectos socioculturales, desde una visión sociolingüística, es decir, aprovechando el desarrollo de esta subcompetencia para fomentar la colaboración en las actividades de aprendizaje. Para esto deben establecerse los puntos comunes entre las culturas, utilizando la lengua objeto de aprendizaje como el puente comunicativo entre todos los miembros. Los alumnos que aprenden el español como lengua extranjera, en el caso de este estudio, se insertan en un proceso sociocultural diferente, donde necesitan establecer debates sobre las actitudes culturales, acerca de los diferentes puntos de vista y su influencia en el aprendizaje de la lengua, siendo los alumnos los que aportan sus conocimientos socioculturales y utilizan las habilidades que poseen en su lengua materna para llevarlas a la nueva.
Al definir los procesos de aprendizaje de lenguas extranjeras es necesario volver a Vigotsky quien define estos como “actividad social y no sólo un proceso de realización individual, una actividad de producción y reproducción del conocimiento mediante el cual la persona asimila los modos sociales de actividad y de interacción. En breves palabras, el individuo aprende modos de actuación humana, mediante la actividad y la comunicación.” (Vigotsky,1985:36 ) En estas palabras de Vigotsky se resumen el papel y la necesidad del conocimiento de una lengua común en un grupo social para poder desarrollar nuevos conocimientos. A partir de esta concepción se concibe al alumno como sujeto activo de su propio aprendizaje, de manera consciente, orientado hacia un objetivo, en este sentido es muy importante la interacción con los otros, así como sus acciones y operaciones en la utilización de distintos medios, durante la actividad de aprendizaje en condiciones de diversidad cultural y lingüística.
El aprendizaje de una lengua extranjera exige, por sí misma, un planteamiento didáctico abierto y continuo, es decir, una metodología que ofrezca la posibilidad de enriquecer los conocimientos adquiridos con los anteriores y/o con los sucesivos, que contribuyan a la competencia sociolingüística del alumno. Desde el concepto educativo permanente, es necesario, además, integrar los contenidos socioculturales y lingüísticos en una perspectiva futura, no sólo por su aplicación a los diversos campos profesionales, sino para la actuación en diversos contextos culturales.
Al abordar la formación de las habilidades sociolingüísticas como elemento fundamental que facilitará tanto la comprensión y aceptación de las culturas miembros del grupo, habrá que pensar en estrategias para la convivencia y aceptación en contextos multiculturales que, lejos de producir rechazo e inhibición hacia las culturas diferentes, permita la comunicación fluida y, por tanto, el aprendizaje de la lengua. Además, será preciso abordar el tratamiento al aspecto social en la enseñanza de lenguas extranjeras.
1.3.1- Atención a lo social en la enseñanza de lenguas extranjeras
Algunos autores consideran la clase social como un factor predominante en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras, tal es el caso de Bernstein (1985), Labor (1985) y Ellis (1991), quienes plantean las posibilidades que poseen determinadas clases sociales de contacto con la lengua. De igual manera, atribuyen significación a las diferentes manifestaciones que pueden afectar el bagaje de vocabulario y su variedad, así como las posibilidades de contacto con situaciones de comunicación.
Sin embargo, otros han abordado las relaciones entre el uso de la lengua, la clase social, la educación y el desarrollo de habilidades en la lengua extranjera y han llegado a la conclusión de que “no es la clase social la que marca las diferencias en el aprendizaje sino las experiencias del mundo que los niños y jóvenes tienen, cualquiera que sea su clase social” (López Téllez, 1999: 16).
Krashen (1981), al referirse al papel del contexto social como elemento a tener en cuenta durante los procesos de aprendizaje de lenguas, hace una distinción entre adquisición y aprendizaje, colocando el contexto social nativo de la lengua como factor esencial para que se produzca la adquisición (ocurre en contextos naturales, libre de una atención marcada a las reglas y aspectos formales y organizativos del conocimiento lingüístico). Mientras que el aprendizaje ocurre en condiciones pedagógicamente manipuladas. Sin embargo, no es la clase social la que se impone sino el contexto social al que se somete el aprendiz.
En este caso, habría que poner a los alumnos de los cursos preparatorios de la Universidad de Cienfuegos en ventaja con respecto a otros que aprenden lenguas extranjeras, pues cuentan con un contexto social favorable para la adquisición, el medio social de la lengua, y uno pedagógicamente establecido, el aula. Es decir, al mismo tiempo pueden adquirir y aprender la lengua. Aunque, según Krashen (1981), la adquisición ocurre solamente en contextos naturales de la lengua y el aprendizaje en contextos de aula, se entiende que cuando el contexto de aula tiene lugar en el medio nativo de la lengua, pueden ocurrir ambos procesos de manera simultánea a favor de la consolidación de las habilidades comunicativas de los alumnos.
Los alumnos además de enfrentarse a un contexto sociocultural diverso requieren de la lengua extranjera no sólo para su aprendizaje y para la comunicación con los otros, sino también para insertarse en el sistema educativo cubano como parte de su formación profesional, lo que exige de ellos un esfuerzo mayor.
De acuerdo con López Téllez (1999), es importante potenciar la adquisición subconsciente de la lengua a través de situaciones comunicativas semejantes a las de los contextos “naturales”, donde se haga uso de la lengua en transacciones informales mediante la negociación de significados, que gradualmente, mediante la guía del profesor, irán dando paso a otros centrados en la estructura formal de la lengua, hasta que el alumno se apropie de estas como parte de sus herramientas comunicativas. En las aulas de los cursos preparatorios de la Universidad de Cienfuegos se mezclan diversas culturas, las que conjuntamente con la cultura de la lengua objeto de estudio, constituyen contenidos de aprendizaje necesarios para la adecuada adaptación al contexto de aprendizaje. De ahí que el tratamiento de la competencia sociolingüística se convierta en una necesidad como parte de la competencia sociocultural. En este caso influyen, además, aspectos relacionados con las actitudes hacia las culturas presentes en el aula que pueden devenir actitudes hacia la lengua objeto de aprendizaje. Es preciso, entonces, abordar la enseñanza comunicativa del español como lengua extranjera desde la sociolingüística, como uno de sus componentes esenciales para favorecer el desarrollo de actitudes positivas hacia las otras culturas y hacia la lengua.