Marisol Isabel Martínez Iglesias
Tal como se ha venido justificando, la enseñanza de las lenguas extranjeras no puede verse alejada del contexto sociocultural, donde se establece una estrecha interrelación entre el proceso de aprendizaje de la lengua para favorecer la comunicación y los factores que intervienen en él.
“La sociolingüística, como subdisciplina lingüística, ha permitido dirigir el desarrollo del currículo y las prácticas de la enseñanza de lenguas, teniendo en cuenta la riqueza de las interacciones comunicativas con todo el conjunto de elementos socioculturales para ir consolidando la dirección de la didáctica hacia los enfoques comunicativos de la lengua.“(Arcia, 2006 : 9)
Los estudios sobre sociolingüística conciben, en esencia, la relación lengua – sociedad. Uno de los antecedentes modernos más importantes en el estudio de las relaciones entre lengua y sociedad, lo ofrece Saussure en su Curso de Lingüística General. En él plantea que la lengua "es un producto social de la facultad del lenguaje" ( Saussure,1980:21). Es decir, lo social aparece como clave dentro del ámbito de la lengua.
González (2005) explica que la sociolingüística es la disciplina que estudia el lenguaje en su contexto social, que analiza las expresiones lingüísticas y sus normas de uso en relación con los contextos sociales y como parte de una cultura. Dichas expresiones pueden ser vistas como propias del lenguaje estándar o de una variedad dialectal, parte del repertorio lingüístico individual y condicionado por el sexo, edad, estatus social o cultural de cada hablante y pueden ser analizadas desde el punto de vista de los sonidos, las formas, las combinaciones o los significados.
Desde la enseñanza y el aprendizaje se llama la atención sobre los aspectos semánticos de la lengua objeto de aprendizaje y sobre problemas de comprensión entre culturas, necesarios en la negociación de significados. El desarrollo de estos procesos de comprensión entre las culturas garantiza al estudiante de una lengua extranjera alcanzar logros en la competencia sociolingüística, lo cual contribuye significativamente al desarrollo de la competencia comunicativa como un fin a más largo plazo.
En el desarrollo de la competencia sociolingüística, el estudiante alcanzará un nivel de desarrollo en cuanto al uso funcional del lenguaje en un contexto o situación de comunicación específica.
“Cuando se aprende una lengua extranjera se tiene acceso a una nueva realidad social, regida por normas y convenciones que pueden ser muy diferentes. Así, el desarrollo del conocimiento comunicativo del alumno se entiende como parte de su desarrollo social y personal más amplio. Por esto, hay que tener en cuenta que se establece una relación entre la realidad sociocultural nueva, sobre la base de los presupuestos culturales que conforman nuestra propia identidad social, por lo que aprender una nueva lengua no es sólo alcanzar un dominio funcional de un nuevo código lingüístico, sino también ser capaz de interpretar y relacionarse con una realidad sociocultural diferente.” (García Santa-Cecilia, 1996; citado por Tudela, 2006: 16).
Todo esto implica, dentro del proceso de aprendizaje de una lengua extranjera, reconocer las semejanzas y las diferencias entre las culturas que conforman el grupo, a partir de las propias ideas, los valores y conceptos en la nueva lengua, de modo que la comunicación se vea facilitada por un adecuado entendimiento intercultural. Aunque la dimensión sociocultural ha sido tratada adecuadamente en los programas de lenguas y, de hecho, se utilicen procedimientos para facilitar el acceso a una cultura regida por normas y valores, para los alumnos esta realidad sociocultural se encuentra muy alejada de las propias, lo que constituye todavía un reto importante en la enseñanza de lenguas extranjeras.
La propia lengua es considerada un elemento cultural facilitador para la transmisión de la cultura. Por este motivo, desde la perspectiva sociolingüística, la clase de lengua extranjera no debe convertirse en una clase de cultura y de civilización en la que se atiende a aspectos múltiples y diversos y en la que la dinámica de aprendizaje no contribuye a una adquisición cognitiva, intelectual o mental, sino que es el marco propicio para la práctica de los elementos socioculturales y lingüísticos aprendidos a través de los contenidos de las situaciones que llevan en sí los elementos estructurales de la lengua y los significados culturales, sociales, etc. expresados en el contenido a aprender.
La competencia sociolingüística se explica como el conjunto de estrategias de contacto social que implica un conjunto de expresiones que se producen y son entendidas adecuadamente en los diferentes contextos sociolingüísticos, considerando los factores contextuales tales como: la situación de los participantes, los propósitos de la interacción y las normas y convenciones de esa interacción. De acuerdo con Canale (1996), existen aspectos específicos de las lenguas y culturas que conforman los grupos de aula y que deben tratarse más detalladamente en la lengua extranjera para que puedan promover la comunicación de forma eficiente.
La competencia sociolingüística comprende el conocimiento y las destrezas necesarias para abordar la dimensión social del uso de la lengua puesto que esta es un fenómeno sociocultural, por tanto, resulta adecuado que se trate la competencia sociolingüística. El asunto tratado se relaciona específicamente con el uso de la lengua y abordar los marcadores lingüísticos de relaciones sociales, las normas de cortesía, las expresiones de la sabiduría popular, las diferencias de registro, el dialecto y el acento.
El contenido sociocultural debe considerarse como un componente más del aprendizaje de una lengua extranjera y no aislado en los materiales, sino como un contenido esencial. Los docentes deben presentar a los estudiantes los contenidos socioculturales de una cultura no estereotipada. Ellos deben disponer de la información necesaria para aplicar en cada una de las situaciones de comunicación de la lengua extranjera donde tengan que utilizar los contenidos socioculturales y lingüísticos.
Cuando un profesor se propone enseñar una lengua extranjera a un hablante de otra cultura, debe ser consciente de que su objetivo fundamental es enseñarle a comunicarse con los miembros de una comunidad hablante de la lengua objeto de aprendizaje. Por eso no basta con enseñarle el léxico, las reglas gramaticales, la pronunciación y la ortografía, además, hay que proporcionarle algunas particularidades de la comunidad a la que se integrará dicho aprendiz.
Para Tudela (2006), en la enseñanza de las lenguas extranjeras, la capacidad de percibir las diferencias socioculturales y de comprender otras culturas se convierte en un objetivo de aprendizaje del mismo rango que el aprendizaje lingüístico y sociocultural, debe de estar al mismo nivel y complementarse.
Angelina Roméu (2003, 2005) respecto a la dimensión sociocultural de la competencia comunicativa, la define como “una configuración psicológica que integra las capacidades cognitivas y metacognitivas para comprender y producir significados, los conocimientos acerca de las estructuras lingüísticas y discursivas y las capacidades para interactuar en diversos contextos socioculturales, con diferentes fines y propósitos”. En esta definición, la autora articula los procesos cognitivos y metacognitivos, el dominio de las estructuras discursivas y la actuación sociocultural del individuo, lo que implica su desarrollo personológico (cognitivo, afectivo-emocional, motivacional, axiológico y creativo). La concepción de competencia comunicativa y sociocultural de esta autora constituye un todo, divisible sólo desde el punto de vista metodológico. La unidad y cohesión de sus dimensiones está dada porque quien aprende y se comunica es una personalidad formada de acuerdo con la herencia histórico-cultural adquirida socialmente, lo que implica no sólo su cultura sino también la de las personas con las que interactúa, sus conocimientos, necesidades, intereses, motivos, sentimientos, emociones y valores.
A partir de todos los aportes de los autores analizados con respecto a la competencia sociolingüística, en esta investigación se define como “la conformación de conocimientos y habilidades tanto culturales como lingüísticos que posee la persona y que los utiliza en situaciones comunicativas a partir de los diferentes niveles de formalidad y acceso que la cultura del interlocutor exigen y permiten, para lo que el hablante debe contar con un grupo de estrategias para tales accesos, determinadas y reguladas por el bagaje de conocimientos tanto lingüísticos como culturales de los que el individuo se apropia en el proceso de aprendizaje de la lengua objeto de estudio. Constituye además una aspiración que implica la incorporación de significados relevantes para los alumnos y se da en la relación de lo que se aprende con los conocimientos de lo propio y lo de los demás.”
De ahí que métodos, procedimientos y formas de enseñanza que se seleccionen deben favorecer las posibilidades de enfrentamiento a la nueva cultura y a la necesidad de comunicarse en su medio.
Sin embargo, aunque se hace énfasis en el desarrollo de la competencia sociolingüística no se prescinde del resto de las subcompetencias. En su concepción didáctica ellas se interrelacionan con el objetivo de contribuir al desarrollo de la competencia comunicativa de los alumnos en contextos multiculturales.
Los contextos de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras de los cursos preparatorios son influidos por la convivencia de miembros de diferentes culturas, en su participación activa en el aprendizaje. En tal caso, es preciso considerar la relación que se establece entre las culturas de los estudiantes y la cultura que los acoge, todo lo cual garantizaría el acercamiento del alumno al contexto educativo y a su propia realidad.
En este sentido, la escuela y el profesor también determinan la relación que se cree entre los estudiantes y el aprendizaje. De esta manera, además de considerar posturas teóricas de aceptación de la multiculturalidad, es necesario prestar atención a los múltiples mensajes que, en el transcurso de la comunicación diaria, emiten la comunidad, la escuela y el profesor acerca de los estudiantes, de sus idiomas, sus orígenes y sus comunidades.
Por lo que aprender una lengua puede ser entendido como una aventura educativa muy compleja, que implica a la totalidad de la persona, del grupo y de la comunidad. Este aprendizaje apunta a algo más que aprender el uso de las estructuras gramaticales, para implicar la importancia de los contextos sociolingüísticos y socio-educativos en el aprendizaje de la lengua.
Así pues, destrezas y actitudes deben darse conjuntamente en la enseñanza de lenguas extranjeras, aunque no sólo referidas al grupo de estudiantes, sino además a sus compañeros, a los profesores y a la comunidad. De ahí que aprender una lengua desde esta perspectiva contribuye al desarrollo social y personal del profesional que hoy necesita la humanidad.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje del español como lengua extranjera cada uno aprende acerca de otras lenguas y culturas. De igual manera, se fortalece el conocimiento que tiene cada miembro de sí mismo y de su cultura, al desarrollo intelectual y al conocimiento del mundo.