EL TIEMPO LIBRE EN CONDICIONES DE FLEXIBILIDAD DEL TRABAJO: CASO TETLA TLAXCALA
María Áurea Valerdi González
Mencionaremos aquí a manera de ejemplo algunas posturas institucionales sobre el análisis del panorama actual de América Latina. El Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), perteneciente a las Naciones Unidas, incluye en su análisis sobre el desarrollo regional bajo las nuevas condiciones de globalización, a dos de las posturas teóricas que he manejado para esta investigación, me refiero a la escuela de la regulación y a la de especialización flexible. Coordenadas sin las cuales sería dificil entender la nueva lógica “espacial” en la que se da el desarrollo latinoamericano (Moncayo 2001).
Preocupado por las consecuencias derivadas de modelos anteriores de desarrollo, Edgard Moncayo (2001) señala que la situación es “más acuciante en América Latina, que tras haber tenido siempre un desarrollo muy concentrado en unos pocos centros, parece estar experimentando un ciclo de re-polarización, ahora bajo el impulso de nuevos procesos productivos y una nueva lógica de relacionamiento con la economía mundial”, sin que por supuesto indique este proceso como parte de la expansión de capital (Moncayo 2001:10). Propone distintas teorías que han permitido entender esta disparidad.
Parte de reconocer que en los años cincuenta y sesenta hubo una gran influencia de las teorías que consideran el desarrollo como centro-periferia y de la dependencia en varias versiones:
A pesar de la diversidad de posiciones y las controversias al interior de esta línea, podría considerarse que en términos generales ella postula la existencia de un orden mundial con unos países “centrales” que aliados con las elites dominantes de los países de la “periferia” se enriquecen progresivamente a costa de estos últimos. De tal suerte que en esta visión el desarrollo de las economías avanzadas requiere y genera el subdesarrollo de las atrasadas. Son dos caras interpedendientes de la evolución histórica del capitalismo internacional (Moncayo 2001: 15)
Una de las razones que arguye Moncayo para señalar que no solo existen desigualdades entre países de América Latina, sino que al interior de cada uno de ellos también se presentan diferencias, es el hecho de que esas teorías son de “estirpe keynesiana en la medida en que ponen en cuestión el carácter automático de los mecanismos correctores y plantean una intervención externa al mercado, con el fin [de] evitar la intensificación de las desigualdades” (Moncayo 2001: 16). Una forma de explicación sobre el crecimiento endógeno, es en la que los eventos externos son de suma importancia, asociados a la producción de conocimiento y tecnología, que sustituyen la visión ortodoxa de los neoclásicos.
Sin embargo, Moncayo reconoce que ante las actuales condiciones de desarrollo la teoría de Piore y Sabel (1984) es de un abierto rechazo a las posturas anteriores y en la que se postula como origen de las desigualdades, al agotamiento de un modelo de desarrollo industrial basado en la producción en serie. El concepto de producción (o especialización) flexible implicaba toda una nueva manera de producir, que transformaba desde la base tecno-científica misma hasta la naturaleza de los bienes finales, pasando por los sistemas productivos, el tamaño, las relaciones entre empresas y la organización del trabajo. La producción flexible impacta en una otra forma de concebir el desarrollo regional, lo que se propagó en todo el mundo.
Aunado al reconocimiento de esta explicación en la que se vinculan los procesos innovadores con los métodos de producción artesanales, como una reconversión ante las limitantes del modelo anterior, Moncayo (2001) señala a la escuela francesa de la regulación para la cual:
Un modelo de desarrollo no es sólo un sistema de producción, sino una construcción coherente que incluye tres aspectos sustantivos: a) un paradigma tecnológico que hace mención a los principios que rigen la organización del trabajo, b) un régimen de acumulación, es decir, el conjunto de principios macroeconómicos que describen la compatibilidad de medio y largo plazo entre las transformaciones de las condiciones reproducción y las de los usos del producto social y c) un modo de regulación, referido al cerco de normas e instituciones que regulan las relaciones salariales, los vínculos entre capitales y la inserción internacional (Moncayo 2001: 12-13).
En América Latina el análisis de sus propias condiciones de desarrollo bajo este pensamiento se inició en 1989, con una serie de investigaciones sobre los impactos del posfordismo, pues sabemos que los nuevos espacios industriales no se escapan a la lógica de integración del capitalismo global, de lo que da cuenta la recopilación de trabajos hechos por Enrique de la Garza (2001) en el Tratado Latinoamericano de Sociología del Trabajo. En el se presentan estudios en relación a la organización del trabajo, el sindicalismo, la reproducción de la fuerza de trabajo, la cultura laboral, las organizaciones, reflexiones teóricas y avances empíricos entro otros tantos. Es un compendio del estado que guardan los temas relacionados con el mundo del trabajo desde América Latina, resalta el hecho de considerar como ejes de explicación la especialización flexible, el toyotismo en la llamada globalización y sus respectivas particularidades en el continente.
Hasta aquí hemos hecho un resumen de algunas posturas teóricas e institucionales sobre América Latina, desde el proceso de sustitución de importaciones 1929-1933 y después con la Segunda Guerra Mundial, como datos históricos de importancia, que nos ayuden a entender desde otras disciplinas, el proceso de desarrollo de las naciones de América Latina. Se expuso que el análisis del tiempo de trabajo y del tiempo libre no es en definitiva un problema causa-efecto, sino que obedece a condiciones histórico sociales muy precisas. Se sustenta en un sistema político determinado por sus circunstancias y que está indisolublemente atado a las relaciones con el exterior bajo la expansión hegemónica del capital internacional.