Tesis doctorales de Economía


EL TIEMPO LIBRE EN CONDICIONES DE FLEXIBILIDAD DEL TRABAJO: CASO TETLA TLAXCALA

María Áurea Valerdi González




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5.4 Uso del tiempo en los hogares mexicanos.

Recordemos que según el análisis teórico sobre los conceptos de tiempo libre y ocio, existe un elemento objetivo de inversión de tiempo en la realización de una actividad o tarea, más allá del debate de si esta acción de desarrolla con plena libertad y consentimiento del trabajador. Creo que el tiempo libre no sólo está determinado por la lógica del capital, sino que constituye un nuevo espacio de relaciones sociales competitivas y excluyentes (por no decir de lucha de clases). El ámbito denominado de consumo, es terreno del tiempo libre, pero en definitiva su valor social, depende de las relaciones que se establezcan en la construcción social de ese tiempo bajo diferentes condiciones socio-históricas.

Se usan a continuación datos extraídos de las estadísticas elaboradas por el INEGI , que están relacionados con el tema del tiempo, en especial sobre el uso del tiempo, a través del documento de reciente aparición “Uso del tiempo y aportaciones en los hogares mexicanos”. En el texto se señala que a partir de 1960 se levantó una encuesta mundial sobre el uso del tiempo, respaldado por dos instituciones en Viena. Sin embargo, no fue sino hasta 1992 que se efectuó en Roma una conferencia para precisar la metodología de levantamiento de información y mostrar las inequidades de oportunidades para las mujeres y sus familias, sobre todo reconocer el trabajo no pagado realizado en el ámbito doméstico. Los países desarrollados fueron los que se mostraron más preocupados por conocer estos datos, en 1995 se agregaron otros países y se hizo extensiva la invitación a todos los países integrantes de la ONU para realizar esta encuesta (INEGI 2002).

En la lógica capitalista no es de extraña que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sea una de las instituciones más preocupadas por elaborar estimaciones monetarias del tiempo de trabajo doméstico y de la producción doméstica para ver “algunas repercusiones en la medición del consumo y en la estimación de la fuerza de trabajo y sus correspondientes divisiones en la población activa o no activa” (INEGI 2002: 5). En México se hicieron estos sondeos en 1996 ligados a los estudios y perspectivas de género. Aunque es una línea distinta de la que aquí se maneja, nos puede dar algún indicador de utilidad para el trabajo empírico.

Los textos “Mujeres y hombres en México” 2003, 2004, “Los jóvenes en México” 2002 y “Usos del tiempo y aportaciones en los hogares mexicanos” 2002 toman datos de la “Encuesta Nacional sobre Trabajo. Aportaciones y Usos del Tiempo” de 1996 comúnmente llamada ENTAUT, aún y cuando existen reediciones de cada uno de ellos, su base son los datos de 1996. Sin embargo, consideramos los datos como indicadores que nos muestran lo que para el INEGI, una institución de gobierno, considera de importancia sobre el uso del tiempo.

En la encuesta “Uso del tiempo y aportaciones en los hogares mexicanos”, en lo sucesivo solo encuesta, se parte del hecho de que el tiempo es “una unidad uniforme” para todos, dividida en las 24 horas del día y las diferencias en el uso del tiempo se deben a la edad, el sexo y el papel que desempeñan en su hogar, lo que de entrada indica sus propias limitaciones en el análisis. En la encuesta solo se señalan resultados de cuatro actividades: a) el trabajo doméstico y cuidado de los niños, b) el trabajo que se realiza en el mercado laboral o el trabajo extra doméstico, c) la educación y d) la recreación (INEGI 2002). No se considera el tiempo destinado a dormir, a comer, a la socialización y al descanso o lo que hemos denominado reproducción de la fuerza de trabajo. Abarcan a la población mayor de 8 años por género. Según el tiempo dedicado a las actividades cotidianas:

Los resultados indican que hay actividades en donde la intervención de las mujeres es preponderante, es el caso del trabajo doméstico, el cuidado de niños y niñas, de personas enfermas y ancianas, así como en las compras y en llevar o recoger a algún miembro del hogar y también en la realización de tareas como tejer o bordar. En otras actividades, la aportación en tiempo de los hombres tiene más peso, en el caso del trabajo en el mercado laboral, de reparaciones, servicios y trámites a la comunidad y del tiempo utilizado para trasladarse a los centros de trabajo o educativos. Las actividades que muestran más equilibrio por sexo son las educativas, la recreación, los trámites bancarios y el arreglo personal (INEGI 2002: 17-18).

En el documento de referencia se cuantifican también las horas dedicadas al que denominan trabajo extra doméstico, aquel que tiene que ver con el mercado laboral. Para la población masculina de más de 19 años y hasta 60 años, reportan más de 40 horas de trabajo semanal, los varones de 30 a 44 y de 45 a 60 años señalan 49 horas, frente a las mujeres que mencionan 35 horas (rango de 15 a 29 años) y 33.15 (rango 30, 44 años) (INEGI 2002). Esta información se complementa con la señalada en el punto 5.3, en la que la mitad de los hombres trabajan entre 33 y 48 horas y las mujeres trabajan hasta 32 horas. Según Offe (1988) las mujeres prefieren un trabajo de mitad de jornada o de tiempo corrido (es decir sin hora de comida) para poder atender sus actividades domésticas y el cuidado y educación de los hijos, que implica una doble jornada.

El punto de interés para este trabajo esta relacionado con el tiempo dedicado a las actividades recreativas, lo que según el INEGI permite inferir el nivel de bienestar de una población. Señala como tiempo de esparcimiento dentro del hogar al hecho de ver televisión y fuera del hogar a las actividades deportivas y culturales, sin especificar de qué tipo se trata. Los datos están cruzados con las variables de edad, situación conyugal, participación en el mercado laboral e ingresos. Así, el promedio de horas a la semana dedicadas a la recreación varían 1 o 2 puntos porcentuales, 16.9 horas promedio para hombres de entre 15 y 60 años, frente a las mujeres del mismo rango de edad con 17.05 horas. Lo que significa que prácticamente no hay diferencia entre hombres y mujeres del tiempo invertido en la recreación. Los rangos menos de 15 y más de 60 años aumentan en 4 o 5 horas el tiempo de recreación. La encuesta define como recreación a:

Las actividades que tienen como objetivo entretener, distraer y divertir a las personas, ya sea dentro o fuera del hogar. Por ejemplo: ver televisión, escuchar programas de radio, participar en videojuegos, pintar cerámica, etc. Igualmente la práctica de algún deporte y la realización de actividades culturales como danza, pintura, asistir al teatro, a un concierto, etcétera (INEGI 2002).

Según esta encuesta el tiempo de recreación por niveles de ingresos tampoco hay gran diferencia entre hombres y mujeres. Señalan entre 17-20 horas semanales, con dos y hasta 5 salarios mínimos y 19-20 horas de recreación para los que ganan más de 5 salarios mínimos. Si hacemos un cálculo para 2003, el salario mínimo en la región C (que incluye Tlaxcala) era de 40.30 pesos diarios, 5 salarios mínimos serían $ 201.50 por jornada laboral, al mes (por 30) nos da un total de $ 6, 045.00. Lo que quiere decir que la encuesta no refleja las actividades recreativas de la población que gana el doble, triple y más de esta cantidad.

Lo que la encuesta define como recreación, no obedece en sentido estricto a ninguna de las clasificaciones que vimos en el apartado del debate sobre los conceptos, puede decirse que es tiempo libre y también ocio. En las conclusiones se dice que las mujeres reducen su “calidad de vida” cuando tienen poco tiempo para la recreación, la diversión y el descanso, que tiene semejanza con las 3 D de Dumazedier.

En el último apartado la encuesta se refiere al uso del tiempo en relación al tipo de familias que clasifica como: a) tradicional en las que el esposo es el proveedor responsable de trabajar en el mercado laboral y la esposa tiene a su cargo el trabajo doméstico, b) Moderna, a la familia en la que los dos integrantes de la pareja realizan trabajo extra doméstico y c) familia monoparental con jefatura femenina, en la que no está presente el cónyuge. Se presentan algunos datos comparativos para una mejor descripción.

En el cuadro anterior se pueden apreciar algunas diferencias, mientras las mujeres en las parejas tradicionales emplean el 76.4% de su tiempo en actividades domésticas, las esposas en las familias modernas reparten su tiempo entre el hogar y el trabajo fuera de casa, en igual medida que lo hacen las mujeres jefes de familia. En estos dos últimos casos el trabajo doméstico sigue ocupando una tercera parte del tiempo de las mujeres, trabajen o no, lo que puede deberse a distintas razones que no se especifican en el documento.

La encuesta postula como conclusiones que las mujeres participan más que los hombres en las actividades domésticas y el cuidado de los niños. Que realizan una doble jornada de trabajo. Las mujeres dedican menos tiempo a las actividades de recreación y diversión independientemente del tipo de familia a la que pertenezcan. Lo que nos sirve como indicador de un aspecto (oficial) de la distribución del tiempo de trabajo y de vida.


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